Roman (Nuevas Especies 10)

Nuevo traidor

— Y está es tu habitación. — Lluvia señaló la puerta a su izquierda, Roman sólo asintió y siguió avanzando, parecía muy distraído.

Solto un suspiro, siguiendo a Roman con una distancia prudente, estar cerca de él después de que la haya acorralado en aquel árbol... no era buena idea precisamente. La verdad era que aquel acercamiento había sido muy excitante, la forma en la que él la había sujetado, como la atravesaba con la mirada...

Negó con la cabeza, queriéndose quitar aquellas ideas obscenas, pero la verdad es que ni con una limpia le quitarían aquellas ideas. Observó atenta a Roman, la forma en que tocaba cada cosa u olfateaba el aire, ¿qué estaría buscando?

Cuando el comenzó a bajar las escaleras, coloco una mano en la pared y ella vio atenta como la pintura caía, cosa que no podía ser ya que la pintura era muy buena. Aún así al caer la pintura, Lluvia abrió los ojos sorprendida al ver garras marcadas, se acercó y las delineo con la yema de sus dedos.

Eran profundas, pero ¿qué había hecho enojar tanto a Roman cómo para hacer algo así?

— Oye, Lluvia, ven. —la voz de Roman la hizo pegar un brinco, la había sacado de su ensimismamiento y ahora bajaba las escaleras con prisa, para llegar a él. Se encontraba en la cocina.

— ¿Qué sucede? — le preguntó bajo el umbral de la entrada a la cocina.

— Está es mi letra, ¿Cierto? —apunto al refrigerador, ella tuvo que ponerse a su lado para observar lo que señalaba.

— Si, esa es tu letra.

En el refrigerador ya hacia un post amarillo sostenido con un imán, en el estaba la letra de Roman, eso no le extrañaba, él solía hacer mucho eso para que algunas cosas no se le olvidarán o para memorizar más rápido algunos temas.

Aún así, lo que le extrañaba era lo que en ese post decía.

— ¿Por qué escribiste: Volver sobre mis pasos? — le preguntó tomando el post.

— ¿Se te olvidó que perdí la memoria? Parece ser que tu también tienes mal la cabeza.

— ¿Por qué no pusiste fecha? —le regaño, pasando por alto su comentario.

— Perdona, fui un estupido, ¿cómo se pudo olvidar ponerla? — Lluvia se rió, Roman usando sarcasmo era muy extraño y divertido.

— De acuerdo, calmate. ¿Sabes? Escuchar tu voz por mucho tiempo es extraño. —comento al verlo dirigirse a la sala, guardando el post en su bolsillo.

— ¿No hablaba antes?

— Gruñias, rugias y maldecias, no sé si eso cuente como"Hablar".

— Tu... —se giro a verla. — Es raro, este lugar que dices que es mi casa no huele a mi. Esta tu olor y otro que no reconozco, pero el mio no está, ¿por qué?

— Has estado un año ausente, Roman, es normal que tu olor haya desaparecido. —se sentó en el sofá individual. — Y, bueno, encuentras mi aroma porque suelo venir muy seguido aquí.

— ¿Y el otro olor?

— Tal vez de un repartidor. —se encogió de hombros. — no sé.

— Por lo que has dicho, creo que era tu alumno. Me conoces muy bien ¿No tenía amigos o algo así? — fruncio el ceño.

— Solías juntarte mucho con Orión y Killer, además...

— ¿Killer? —abrio los ojos sorprendido, ella se rió.

— Si, Killer, es un canino.

— ¿Con qué clase de gente dejabas que me juntará, mujer?

— ¿Disculpa? No era mi culpa. No me hacías caso, pero no es como si te hubiera prohibido cosas. — se cruzó de brazos, Roman sonrió y se colocó frente de ella de rodillas, Lluvia sonrió. — ¿Qué más quieres saber, Roman?