Capítulo 3

242 25 4
                                    

-Lo digo en serio. –Rompí el silencio que minutos antes se había formado. –Mis amigos son idiotas y hacen cosas sin mirar las consecuencias. Sé que ellos no se arrepienten pero yo sí, te pido perdón si en algún momento te he llegado a ofender.  –Le extendí la mano para que todo quedara solucionado.

-¿Sin trampas? –Preguntó dudoso.

-Sin trampas.

Él bufó y estrechó su mano con la mía. –Está bien. Tampoco quiero que te martirices y además, pareces buena chica.

-Gracias. –Susurré aún sonrojada. --¿Estaremos aquí por mucho tiempo?

-Depende. –Le miré sin entenderle. –Depende de cuánto tiempo nos quieran dejar aquí tus amigos.

¿Mis amigos?  Era cierto que podían llegar a ser bastante malos pero, ¿llegar al punto de encerrarme con el nerd en el baño? Imposible.

-No siempre tienen que ser ellos los culpables de todo lo que pasa en el mundo. –Dije alterada. No me gustaba la gente que juzgaba sin conocer.

-Tiempo al tiempo. –Fue lo único que susurró Lucke.

Seguían pasando los minutos y yo cada vez estaba más enfadada. Se suponía que el instituto cerraba a las 9 de la noche y no a las 3 de la tarde. ¿Dónde estaba todo el mundo?

Luego recordé que era viernes y los viernes salíamos todos una hora más pronto. ¿Lunes? ¡Mierda! Hoy estrenaban un nuevo capítulo de “Diabolik Lovers”, un anime que empezó hace poco y que me tenía súper enganchada.

-¡Joder! Me lo perderé. –Di puñetazos en el aire en forma de frustración, vaya día de mierda.

-¿Qué te vas a perder? –Lucke me miró sorprendido. Probablemente nunca me haya visto así de frustrada.

-Te lo cuento pero que quede entre tú y yo. –él asintió. –Hoy sale un capítulo de mi anime favorito y me lo perderé.

¿Se podía estar más avergonzada? No, no se podía. Noté como mis mejillas ardían de la vergüenza. Nadie tenía idea de mis gustos y ni mucho menos de que me gustaran los animes y esas cosas.

-Venga, ríete. –Me tapé el rostro con mis manos. Tierra trágame.

-No seas tonta. –Noté como me quitaba las manos de mi rostro, me miró a los ojos y sonrió. –Nadie se tiene que reír por tus gustos. Sean cuales sean.  Pero no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo. –Guiñó un ojo. –Además, es verdad que hay animes realmente buenos.

Esa respuesta solo me la podía haber dado Lucke.  Si le hubiera confesado a Marlene mis gustos probablemente se estaría mofando de mí toda su vida. ¿Por qué la gente trataba tan mal a Lucke si él era el amigo perfecto? Comprensivo, gracioso, simpático…

-¿En serio? ¡Gracias, gracias gracias! –Le abracé dando pequeños saltitos. El me agarró fuertemente y rió entre dientes.

-Oh, Lana, pensaba que los nerds te daban asco. –Escuché la voz de Marlene en la puerta, que ahora estaba abierta. Lucke tenía razón, mis amigos hicieron todo esto. Solté al rubio rápidamente y miré a mi “mejor amiga” con una mirada asesina.

-¿Tú has sido la que ha planeado esto? –Le señalé amenazadoramente.

-Sí. –Sonrió cínicamente mientras se miraba las uñas.

-Venga, Lana. Ha sido divertido.

La sangre me subió a la cabeza. Quería matarla allí mismo, no me importaban las consecuencias. Y es que yo no sabía por qué seguía siendo amiga de M. No era la primera vez que me hacía alguna de sus tan famosas “bromas”.

Miré a Lucke que mantenía su cabeza agachada, mirando al suelo sin decir nada.

-¡Largo! –Grité y Marlene y Lucke me miraron sin entender a quién iba dirigida mi orden. --¡Que te largues, joder! ¿Y tú te haces llamar “mejor amiga”? Púdrete.

-Antes eras más divertida. –Dejó la puerta abierta y se fue. Menos mal.

-Lo siento tanto… yo…-Comencé a excusarme.

-¿Por qué pides perdón si tú no has hecho nada? –Levantó su vista y alzó sus hombros. –Han sido ellos, no tú.

-Ya pero…

-Déjalo. Vete o te perderás tu capítulo. –Me sonrió.

La verdad es que en la hora y media que llevavamos encerrados me lo había pasado bien. Quería pasar más tiempo con él.

-¿Te-te gustaría… venir a mi casa a ya sabes… ver el anime? –él alzó una ceja y yo al instante me arrepentí. No quería ser rechazada. –Pero si no puedes no pasa nad-

-Sí que puedo.

-Genial. –Susurré con una gran sonrisa.

Este era el principio de una bonita amistad.

Shhhhh... es un secreto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora