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Ésta vez eran las 4:30 am. Ésta vez no fue un sueño, ni la melancolía de la noche que la despertó. Fue la música que desprendía la casa de enfrente de ella. La música resonaba por todo la cuadra. Al parecer, Peter hizo una fiesta. El sábado estaba comenzando y las ojeras de ella llegando.

Con todo lo enojada que estaba por despertarla de un agradable sueño, se vistió con sus tejanos y una camisa negra manga larga, bajó y salió a la casa de enfrente a escondidas de su madre. La puerta de la casa de enfrente estaba cerrada. Tocó. Esperó. Volvió y tocó. Hasta que por fin, un chico de pelo negro y con olor a cerveza, apareció en la entrada.

- ¿Qué quieres?

-Que le bajen el volumen a la música.

Se ríe - Habla con Peter.

Él le da espacio para que entre. Ella hace caso omiso y busca a lejos algo de cómo resolverlo.

- ¡PETER! - grita el muchacho.

El nombrado aparece -Diga.

-La chica de aquí quiere que le bajes el volumen a la música -Dijo el chico de olor a cerveza.

- Hola, Ema.

- Ho-ho.. hola, ¿Se-será que le po-podrías bajar a la música? - Dijo nerviosa.

- ¡Dijo popo! -Exclamó riendo el chico de olor a cerveza.

- Cállate, Erick - Dijo Peter riendo -. Claro, pasa.

- No, tranquilo...

-Vamos, pasa, no mordemos - Le dijo sonriendo.

- Yo no prometo eso - dijo Erick.

Ni yo, pensó ella, él esta guapísimo, bueno ¿cuándo no lo está?

Pasó con timidez. Quedó en la sala. Habíaa cuatro chicas y, contando a Erick y Peter, cinco chicos. Estaba incomoda, solo quería que le bajaran a la música.

Peter bajó la música a 65. Y volvió la mirada hacia atrás. La vecina era rara, no hablaba, y era muy quieta.

- Listo, ¿Mejor?

- Sí, muchas gracias. Debería irme.

- ¡No, quédate! -gritó una chica. Era pelirroja.

Emely la miró confusa. ¿Para qué la necesitaban?

-Quédate, jugaremos Pico-botella.

- No, gracias, paso - dijo nerviosa.

- Oh, no te salves, ven - La sientan a la fuerza en el piso. Queda enfrente de Peter.

[...]

- Emely, ¿Verdad o reto?

- Uh... Verdad.

- ¿Quién te gusta?

- Oh - ella se sonroja -, nadie.

- Tiene que haber alguien.

- No lo hay - miente y mira disimuladamente a Peter, y éste no pasa por desapercibido esa mirada. 

-Mentirosa -grita una rubia.

-No la molesten - murmuró Peter.

-Yo mejor me voy - Anunció Emely, corrió hacia su casa y con suavidad llegó a su escritorio arrancó un papel y escribió:

Si estas lágrimas eran de gasolina 

Me enciendo un fuego, para que me observes. 

Nadar en una línea, que es todo para hacerte ver. 

No hay nada de locura, si hace que me notes.

Notice me | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora