»Te Extrañé Oxigenada«

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—¿Hermione, estás lista?

La cabellera rubia de mi madre se asomó por la puerta.

—Sí, madre. Sólo me falta meter a Gregg en su jaula—dije refiriéndome al hurón aún dormido en mi cama.

—Termina rápido, sabes que a tu padre no le gusta esperar—dijo y cerró la puerta.

Alisé mi vestido negro pegado al cuerpo y tomé mi varita.

—Vamos amiguito, a la jaula—tomé a Gregg en mis manos acariciándolo hasta llegar a la jaula para luego cerrarla y dejarlo con una mirada triste—. Luego te sacaré, recuerda que a mi padre no le agradas mucho—le lancé un beso y salí de mi habitación.

Al llegar a la gran sala vi a mi padre con el periódico El Profeta en manos.

—Buenos días, padre—saludé y él levantó su mirada hasta posarla en mi.

Siempre sentía como si me analizara, como si con mi sola presencia se decepcionara de mi. Alejé esos pensamientos y cerré mi mente para evitar que mi padre la leyera, volví a mi expresión fría.

—Cargaste a tu rata—dijo mirando mi vestido con asco.

Bajé mi vista hasta ver mi pecho, el vestido no tenía escote así que vi los pequeños pelos de Gregg en la tela negra, sacudí hasta dejarla limpia.

—No es una rata, padre—le dije entre dientes, siempre quería ofender a mi hurón y ese pequeño animalito era mi límite.

—Silencio—me reprendió por contradecirlo—. Seguro tu madre ya habrá terminado, entra al auto—ordenó levantándose para salir de la sala e ir a donde creo que estará mi madre.

Suspiré y me encaminé hacia el auto. La gran puerta la abrió el mayordomo y salí. Ahí se encontraba el chofer al lado de la puerta del auto.

—Buenos días, señorita Granger.

Saludó abriendo la puerta, con un movimiento de cabeza le devolví el saludo y sin siquiera mirarlo entré en la parte trasera de la limosina.

Saqué mi varita de un pequeño cinturón que tenía en el muslo para guardarla, así no se vería por el vestido que llegaba a las rodillas, y empecé a hacer líneas mientras esperaba a mis padres. Ya quería llegar a Hogwarts, a veces pensaba que ese era mi verdadero hogar junto con mis amigos, Blaise, Theodore... ahora que lo pienso ellos son mis únicos amigos, Crabbe y Goyle no cuentan, ellos son solo gorilas que necesitan a un líder y pues lo encontraron en mí, además de que Crabbe está enamorado de mi y es capaz de hacer cualquier cosa que le pida. Narcissa y Lucius Granger entraron al auto, para luego este empezar a moverse.
Gracias a Merlín, mi padre no dijo ni preguntó nada, por lo que estaba tranquila.

Al llegar a la estación King Cross, el chofer bajó todas mis cosas junto con la jaula de Gregg, para así llevarla él hasta el pilar donde pasamos para dejar el asqueroso mundo muggle para entrar al mágico.

El tren escarlata estaba esperando para partir, y los alumnos tanto viejos como nuevos andaban de un lado para el otro con su familia o amigos. Ví a Theodore Nott y me acerqué a él.

—Hola, Nott —le sonreí sin mostrar los dientes y él me devolvió la sonrisa más grande.

—Granger, pero qué hermosa estás—me halagó.

—Lo sé, lo sé—dije con una sonrisa arrogante.

—Y humilde como siempre— Blaise Zabini, había llegado a mi lado.

—¿Pues, qué esperabas?—le guiñe un ojo.

Me voltee hasta ver que mis padres hablaban con los padres de Daphne GGreengrass.

—Señorita Granger, ¿va a sacar a Gregg? —me preguntó ¿Dylan? Sí, Dylan que iba a llevar los baúles al tren.

—Sí, sácalo—le dije sin expresión alguna y él hizo lo que le ordené. Gregg se abrazó a mis hombros y pude sentir su aroma a chocolate y su pelaje suave.

Dylan llevó mis cosas hasta el tren y me fije otra vez en los chicos.

—Oh, mira Granger, ahí va tu mejor amiga—dijo Blaise  señalando a Pansy y lo miré mal.

Él y Theo se empezaron a reír, pero al ver mi cara se detuvieron.

—Rían, rían—sonreí sin mostrar los dientes—Mientras puedan.

Ellos se miraron entre sí, y yo reí para ir a donde estaban mis padres.

—Herms, ya nos vamos, recuerda enviarme cartas, ya le dimos la lechuza al chofer para que la guardara con tus cosas—asentí, y mi madre me abrazó—. Cuídate, y anda con cuidado, seguro en el colegio hayan dementores, ya sabes por lo de tu tío— ah sí, ahora tengo un tío loco que se escapó de prisión.

—Adiós, madre—me separé de ella y vi que mi padre nos miraba.
Me hizo una seña para que fuera a donde él y así hice.

—No hagas cosas que me hagan quedar mal—dijo entre dientes y me tensé, definitivamente pensé que se despediría de mí normalmente—. Y quítate esa rata de encima—refunfuñó pero ignoré eso—.Si vez algo extraño me avisas. Ahora vete—dijo.

—Adiós, padre—dije y le di la espalda para caminar hasta dentro del tren.

Blaise y Theo, estaban en un compartimiento sin más nadie, por lo que pude entrar y sentarme cerca de la ventana al lado de Nott.

—¿Y qué tal tus vacaciones, Herms? —preguntó Blaise.

Lo miré, bajé a Gregg de mis hombros y lo puse en mi regazo para acariciarlo.

—Lo típico, viajes, cenas, encerrada en la mansión—me encogí de hombros sin darle tanta importancia, aunque la verdad si tenía y mucha.—. ¿Y ustedes?

—Fui a París con mi madre, por un negocio y vi unas cuantas francesitas muy hermosas—dijo Blaise, siendo el coqueto como siempre, reí, él no cambiaba.

—Yo estuve casí todas las vacaciones en San Mungo, cuidando a una tía que recibió un hechizo petrificante.

—Muy divertidas sus vacaciones—dije mirándo al paisaje.

—Oh, me preguntaron por ti—dijo Blaise y lo miré curiosa—. Crabbe parecía ansioso de verte—dijo riendo y lo fulminé con la mirada.

—Ah sí, también se me acercó preguntando por su Princesa —rió esta vez Theo.

—¡No sean idiotas! Estuvo acosándome en la cena de la familia Sulkin—dije y ellos rieron más, a lo que yo no pude evitarlo y me reí ya que sus risas eran contagiosas.

—¡Serás la esposa de Crabbe! —carcajeó Theo y dejé de reír.

—¡Y tú te casarás con Millicent! — Blaise rió más hasta llevar sus manos a la pansa.

—¡Oye! ¿Porqué Millicent? Almenos di Pansy porque... no, no, Pansy no, es muy pegajosa—dijo haciendo una cara graciosa, por lo que seguí riendo.

—¡Basta! Ya me duele—dijo Zabini apuntando a su pansa.

—Te extrañe oxigenada—me dijo Nott, para luego abrazarme.

—Yo también los extrañe a los dos—dije y Blaise se unió al abrazo.

—Estabas muy seria cuando llegaste, bueno tu siempre eres seria pero no lo eres tanto cuando estás con nosotros—dijo Blaise volviendo a su asiento.

—Mi padre—dije y ellos asintieron comprendiendo todo.

—¿Ésta vez que te dijo?

—Que no hiciera algo que lo avergonzara, Nott. Siempre es lo mismo y no se cansa de llamarle rata a Gregg —dije furiosa.

—Calma, calma. Olvidemos eso y sigamos hablando de tu matrimonio con Millicent —dijo Blaise mirando a Theo con un movimiento de cejas haciendome sonreír.

Definitivamente ellos alegran mi vida.

»My Demons Hide« ★Dramione★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora