Capítulo 1

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Trece años después

Se vio al espejo a cuerpo completo, traía puesta la ropa formal en la celebración del Hokage. Suspiró. Ya trece años y todo había cambiado. Hace casi cinco años había vuelto a Konoha, ya pudiendo ser habitada.

Pasó sus dedos entre varios de sus mechones rubios. Las ojeras eran presentes en su rostro acanelado. No dormía bien desde hace tiempo. Sufría insomnio. Cerró los ojos cansado y dejó caer los hombros. Estaba tenso.

Los toques insistentes a su puerta le sacaron de su ensoñación. Susurró un 'Ya voy' y abrió la puerta viendo con una ceja alzada a su esposa. Uchiha Sarada.

—¿Ya terminaste?—no contestó, la pasó de largo para salir, dejándola parada en el marco de la puerta— ¿Ya fuiste por el Haori?

Detuvo su caminata y soltó el pomo de la puerta; que había tomado para salir; bufando molesto. Se volteó y negó, escuchando sus reclamos ante su irresponsabilidad, molestándolo.

—Perdón. Iré por el— la morena suspiró frustrada—Aún falta, Sarada.

—Si, pero te dije que lo hicieras antes-reclamó poniéndose sus zapatillas negras— Pero todo lo tengo que hacer yo.

Boruto rodó los ojos y golpeó la pared, asustando a la morena, ya que siempre hacía eso cuando estaba molesto. Se acercó a el con tranquilidad, acariciándole la espalda y dándole un corto beso en el cuello.

—No te enojes, mi amor.

Sintió como lo abrazaba, así que tomó sus manos y las alejó de el, obvio con delicadeza, ya que todo lo tomaba a mal. Sarada abrió la boca para replicar, pero vio el semblante triste de su esposo y calló.

—Iré por tu Haori—murmuró y salió del cuarto.

(...)

Abrió la puerta de golpe y se inclinó ante el ruido que provocó:—Lamento la interrupción.

Una mujer le extendió el Haori, el se quedó mirando la bolsa transparente, recordándole cuando su padre fue Hokage. Su celebración, las fotos. Todo le vino de golpe, haciendo que no tomará el presente.

—Disculpe...—alzó la vista—¿Lo tomará o... Le teme a los virus?

Alzó sus cejas desconcertado. Negó rotundamente y recibió el presente. Inclinándose de nuevo, asintió:—Gracias.

Salió rápido de ahí. Tenía que llevar esto rápido a la sede. Corría y corría, cuando alguien pasó por sus ojos, deteniéndose abruptamente, su corazón latió fuertemente. Ese era...

—¿Mitsuki...?—pero al parecer fue su imaginación, cuando lo buscó con la mirada. Desilusionado, bajo las cejas:—No es el...

De un momento, vio su reloj abriendo los ojos. Dios, ya casi era hora. Corrió lejos de ahí tratando de olvidar esa escena tan estúpida.

Detrás de ese arbusto, unos ojos amarillos lo seguían con la mirada. Levantándose lentamente, dejando ver su cabello más largo y celeste. Atado en una coleta baja y su kimono más grande.

—... Aquí estoy.

(...)

Había demasiada gente, desde arriba se podían ver más pequeñas. Sarada sonrió y se recargó en la baranda, mirando a todos con altanería. Sus dedos largos y delgados recorrieron el fierro frío pintado de negro.

Escuchó una voz en especial, se volteó sonriendo. Himawari. Era toda una mujer. Su cabello corto, tipo hombre, su ropa formal para el evento y unas zapatillas. Se acercó a ella con una sonrisa y le acarició su cabello.

Battle ScarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora