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JILIAN SALVATORE 

 En la cocina había...

Un montón de muchachos devorándose lo que parecía el desayuno, me les quede viendo y luego vi a James preparando la comida, traía puesto un mandil y un sombrero de chef además de estar cubierto de harina, Beth estaba sentada en la barra riéndose de James por sus ocurrencias.

— ¿Pero si es la pequeña Jilian?—dijo James—Ven acércate dime que prefieres huevos o hot cakes la casa invita...

— Am... James si no es mucha molestia prefiero que mamá me preparé el desayuno.

— O vamos soy un buen chef

— Si bueno no quiero correr el riesgo—le dije con una sonrisa aún desde la puerta.

— O vamos Jil, James se esforzó—dijo mi hermana Beth.

— Esta bien quiero unos hot cakes con mermelada de fresa y mantequilla

— Ok, salen unos ya, Jil no te quedes ahí parada como estatua conoce a la manada—me dijo James burlona mente.

— Hola—me saludaron los muchachos

— Soy Embry, Quill, Collin, Seth, Devon, Drustan, Logan—y así uno a uno los 7 muchachos que estaban desayunando se presentaron, por alguna razón me cayeron bien. Fue cuando escuche un aullido venir de fuera, sabía que era el mismo de anoche no había sido un sueño después de todo, me senté en la mesa al lado de ellos y mama me sirvió mi desayuno, cuando me disponía a comer él entro, sentí como mis mejillas se sonrosaron y mi estómago se encogió al parecer ya no tenía hambre, aún llevaba puesto el yeso en mi brazo así que eso hizo que por un momento perdiera el equilibrio al quererme levantar, estuve a punto de resbalar pero sus brazos me sostuvieron.

— ¿Estas bien?—me dijo con su aterciopelada voz, sus brazos fríos me dieron un escalofrío y mi corazón latía alocado—Carslie me envío para saber como sigue tu brazo, él estaba ocupado

— Hola Edward puedes revisarla en el estudio—dijo mi madre, al momento me tomo en brazos y cuando salimos de la cocina un chico alto, moreno, guapo, de unos increíbles hipnotizan tes ojos azabache entró, traía puesto un par de pantalones gastados y detrás de él venían 2 chicas en su misma condición con las ropas rasgadas pero no les preste mucha atención. Por un momento no pude respirar pero luego recordé que Edward tenía el don de leer mentes así que visualice una playa, esa era una fuerte barrera según me había enseñado papa, visualizar una imagen en tu mente aunque estés pensando en cualquier otra cosa.

Parecía que el chico moreno estaba enojado, me sentí incómoda con su intensa mirada, esto me puso nerviosa así que me moví en los brazos de Edward haciendo que mi brazo lesionado rozarse su pecho.

- ¡Auch!—me queje por el repentino dolor

- Vamos tengo que revisarte

- ¿Así que nos encontramos de nuevo sanguijuela?—el tono de voz de ese chico no me agrado, Ed era un buen vampiro y mi salvador nadie tenía derecho a hablarle así.

- ¿Nadie le ha hablado de modales señor?—dije en un tono hiriente y al momento me arrepentí al ver su mirada azabache llena de dolor por mis palabras.

Un tenso silencio le siguió a mis palabras fue cuando una chica de cabello castaño me regaño...

- ¿Con quién crees que hablas niña?—me dijo

Yo iba a responderle cuando sentí una ligera brisa en mi rostro y Edward ya me colocaba sobre el sofá del estudio.

- ¿Duele?—me dijo tocándome ligeramente el hombro, agradecía que la barrera que papa me había enseñado a crear para que nadie penetrara en mi mente, lo bueno era que Ed estaba a mis espaldas y no era capaz de ver mi cara totalmente roja.

Tentando al destino. Continuacion de Bella Swan la nueva Isabella SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora