la guerra un paso para el final

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La guerra era un hecho, por un lado los Vulturí se encontraban con la guardia completa al frente los tres líderes se encontraban listos para dar las ordenes, por el otro lado estaban superando en gran número a la guardia no cientos sino miles de vampiros listos y entrenados que para pelear por un fin en común "la libertad" que sabían ganarían si ellos eran derrocados en el poder y sus líderes originales puestos de nuevo al mando.

Los líderes de ambos grupos se acercaron al prado despejado a tan solo unas horas de loa gran Volterra, por un lado cayo, marco y Aro comenzaron a acercarse a Carslie, Damon y Jasper para tratar de llegar a un acuerdo.

- ¿Qué significa esto mi viejo amigo?—dijo la voz profunda de Aro

- Me sorprende tu hipocresía Aro—contesto Carslie siempre tan diplomático—si podemos evitarlo creo que llegaremos a una solución a nuestros conflictos pero me temo que eso esta en que tan sensatos son

- Osas desafiarnos—estallo Cayo a lo que su hermano marco solamente guardo silencio

- Si es necesario para proteger a los nuestros si

- Nosotros no hemos hecho nada para que esta absurda guerra comience me temo que estaba rompiendo más de una regla al desafiarnos

- y tú y cuantos más van a intentar detenernos—soltó Damon sin preámbulos, pues era a su familia quien estaba más expuesto

- pero si es nada más que Salvatore ¿Cuánto tiempo?—aro

- lástima que no sea un placer—contesto este

- ¿Qué es lo que quieres para parar esto?—dijo marco quien hasta el momento se había mantenido sumamente serio

- Ríndanse—dijo damon simplemente

- Eso es una estupidez—soltó Cayo con furia

- Somos los Vulturi no nos doblegaremos tan fácilmente—dijo aro perdiendo todo rastro de paciencia sacando a la superficie esa locura oculta—no tendremos misericordia, vámonos hermanos—dijo dándose vuelta pero al ver que ninguno de sus hermanos caminaba con él alzó su mano y dio la orden de ataque más la guardia que era superada en número no se movió, Aro se dio vuelta hacia su hermano y descubrió que Marco les hacia una seña para que siguieran con su puesto—hermano ¿Qué significa esto?—le dijo

- Me temo Aro que esto está fuera de nuestras expectativas no voy a mandar a la guardia al matadero, y se que ustedes entienden que tanto nosotros como ellos tienen dones que serían una perdida lamentable perderlos—dijo Marco simplemente bajando los hombros—estoy de con ellos cuando dicen que podemos llegar a un acuerdo

- Y tu hermano ¿también me darás la espalda?—dijo Aro esta vez dirigiéndose a Cayo quién veía con un poco de lo que parecía temor algo en el bosque

- Licántropos—susurro después de un momento dando involuntariamente un paso atrás--¿Qué significa esto?—dijo esta vez dirigiéndose a Damon Salvatore

- Ellos quieren que les dejéis de perseguir

- ¿para que luego crezca su población y nos aniquilen?

- No es mi culpa que ahora los roles cambien—contesto con simpleza

- Por mi parte yo no conduciré a los que están bajo mi mando—dijo Marco retirándose para luego un gran número de Vulturí comenzar a avanzar hacia Volterra

- Inaudito—dijo aro—ataquen—grito pero nadie nuevamente le hizo caso a su orden pues eres de un completo tonto enviar a tan pocos contra el gran ejercito por más experimentados que estos fuesen

- Me temo hermano que hemos perdido—dijo Cayo con coraje más fue inútil

- Me temo que las cosas están por cambiar—dijo Carslie—muchos exigen que uno de los reyes rumanos vuelva a su trono—y con eso un chico que no aparentaba más de 19 años salió de entre las filas, su aspecto y su aura claramente eran los de un rey con su cabello platinado bien sujeto y sus ojos rojos con la barbilla bien en alto avanzo hasta donde estaban

- Arikos—dijo Aro poniéndose de rodillas, pues conocía bien al ser quien lo creo, al mismo que creía muerto desde que había tomado el control

- Exijo que me sea devuelta mi ciudad de piedras así como mi mandato

- ¿Quién es este sujeto?—pregunto cayo desconcertado al ver como aro se arrodillaba ante él, pues aro se había encargado de borrar todo registro de los rumanos y su gobierno

- Perdóneme mi señor—dijo aro a Arikos creyendo que con eso escaparía de su furia, pues el poder de Arikos era absorber tu energía vital inclusive para los de su especie

- Me temo que tus crímenes son demasiados para ser perdonados—dijo el muchacho simplemente y en menos de un parpadeo tomo el cuello de Aro y poco a poco en el lugar de aro solo hubo cenizas, hubo más de una exclamación de horror ante tal muestra de poder pero sus hombres sabían que no había nadie mejor para gobernar que él...

Tentando al destino. Continuacion de Bella Swan la nueva Isabella SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora