Despertando del fuego

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Alec Vulturi

Baje del helicóptero con Arabella en brazos, al pasar por el vestíbulo la humana se me quedo viendo, mi amada iba bien protegida por mi capa así que era imposible que alguien viese su rostro, sus heridas ya estaban cerradas solo era cuestión de tiempo para que despertará, ¿tiempo? Cómo si no hubiera tenido bastante de eso ya.

Al entrar al castillo subterráneo sentí como varios ojos curiosos de la guardia me observaban, al entrar al salón de los tronos, escuche cómo el silencio llenaba el lugar.

— Alec que bueno verte—dijo Aro—Al parecer nos traes una sorpresa—ni siquiera mire a mi hermana aunque sabía que su mirada estaba en mí.

— Maestro—le dije—traigo noticias de la misión, pero ahora mismo solicito una audiencia privada con vosotros tres.

— Esta bien—dijo Aro—Salgan todos ahora, en un segundo todos a excepción de ellos tres y Arabella y yo nos quedamos a solas, cuando las puertas fueron cerradas empecé con mi relato.

— Pido su permiso para que esta humana sea aceptada aquí—dije

— ¿Es esto acaso una broma Alec?—dijo Cayo—¿Acaso ella vio algo o tú viste algo de interés en ella?

— Sabes las reglas no puedes transformar a humanos solo así—intervino Marco—Conoces las reglas.

— Estoy dispuesto a dejar la guardia Vulturí por ella—deje seguro de mis palabras—Por mucho tiempo la espere y ahora no la dejare ir.

— Parece que esta joven en verdad te ha cautivado—dijo Aro—Ven acércate—dijo extendiendo su mano, yo me acerque y puse todo el peso de mi dulce Arabella en un solo brazo mientras extendía el otro hacía mi maestro.

Los tres parecían sorprendidos por mis palabras pero al ver el rostro de mi amada supe que no dudaría en dejar la guardia por ella, y sabía que Jane vendría conmigo jamás la dejaría. Si algo sabía era que no dudaría en seguir a Arabella a la siguiente vida si algo le llegase a pasar.

— Veo que estas dispuesto a todo—dijo mi maestro después de ver cada uno de mis últimos recuerdos—Llévala a una de las habitaciones hasta que pase su transformación, pero antes ¿me dejarías...--Sabía a lo que se refería así que no me quedaba de otra que asentir. Aro tomó una de las delicadas y frágiles manos de mi tua y después de un rato la soltó—Ya puedes retirarte y sobre Alaska luego lo discutiremos, enviaré a un grupo hacía halla para que se encarguen de los cabos sueltos.

Salí del salón de tronos y antes de llegar a mi habitación me encontré a Jane saliendo de ella, Jane parecía avergonzada cosa muy extraña en ella.

— Pensé que ella estaría más cómoda en un ambiente limpio así que asee un poco tu habitación—una pequeña sonrisa aparecía en sus finos labios.

— Gracias—le dije—necesito hablarte—ella asintió y me siguió dentro, acosté a Arabella con sumo cuidado en mi cama, su ropa estaba hecha un desastre pero no me atrevía a invadir de ese modo su privacidad al cambiarla.

— Ya, déjala así yo me encargo de ella en un segundo iré a traer algo de mi ropa, parece que somos de la misma talla—dijo al ver mi mirada de duda y con una pequeña sonrisa en la boca, yo le agradecí por ese gesto ella no aceptaba así de fácil a cualquiera siempre era muy apartada en sus relaciones con los demás solo conmigo se abría, Jane y yo siempre habíamos compartido un vínculo muy especial y por ello las palabras sobraban cuando estábamos cerca, siempre nos entendíamos—Así que es a ella a quién buscabas, me alegro en verdad de que la encontrarás pero aún tenemos que hablar—dijo abrazándome, yo le dí un beso en su cabeza rubia—Sabes he pensado que mereces ser feliz y creo que eso no lo encontrarás en este lugar.

Tentando al destino. Continuacion de Bella Swan la nueva Isabella SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora