Buenas noches

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Llegada la hora de dormir, Yoon Gi obligó a Jin a que le deseara aunque fuera buenas noches a su hermanito. Aunque a éste no parecía importarle mucho.

En la hora de la cena, la madre de Yoon Gi había llegado de improvisto a la casa del joven.

Cuando se encontró con el niño, hijo de su amiga, corrió más emocionada por verlo a él que a su propio hijo.


—Mírate, Jung Kookie, que cosita tan linda—agarró una de sus mejillas y la apretó con suavidad—¿Yoon Gi se porta mal contigo?


—Mamá...—dijo el mayor rodando los ojos.


Jung Kook rió y le negó a aquella mujer. En realidad creía que Yoon Gi era muy bueno con él y ya lo empezaba a querer tanto como quería a su iron man.


—Sólo bromeo, hijo—fue hasta Yoon Gi y le agarró también una mejilla, apretándolo más fuerte que al pequeño— Mira tus cachetes, deja de comer tanta carne...


—Mamá, eso duele—se quejó el mayor sobándose la mejilla.


Kook los observaba sonriente, como si estuviese feliz de presenciar aquella escena madre-hijo.

 
Y es que a pesar de que su madre y hermano lo amaban, porque siempre se lo decían, no le gustaba pasar tanto tiempo solo.

Su madre lo llevaba a la escuela en la mañana y trabajaba hasta tarde. Y su hermano en ocasiones lo buscaba y lo dejaba en casa, pero luego siempre se iba a hacer sus trabajos universitarios. Y así se había metido en su propia burbuja, en su pequeño mundo de super héroes donde nadie podía entrar.

La madre de Yoon Gi había ido a llevarle a su hijo un regalo. Un pastel de la panadería, porque sabía lo duro que estudiaba y a pesar de que le decía que su cara estaba más redonda, ella seguía llevándole dulces.


—¿Otra vez pastel?—Yoon Gi husmeó el contenido de la caja y luego miró a su madre con cara de fastidio.


—¿A qué viene esa cara?—se cruzó de brazos—No seas desagradecido con tu madre.


—Pero yo no...


—Ah, silencio—le hizo una seña para que dejara de hablar. Y luego se acercó al pequeño—¿Te gusta el pastel, Kookie? Yoon Gi te dará postre.


Jung Kook, con toda la emoción del mundo, fue corriendo hasta Yoon Gi y agarró el borde de la mesa con sus manitos, mirando al mayor y esperando su porción de dulce.


—Vamos, córtale un pedazo, pobrecito—le exigió la mujer a su hijo y éste obedeció sin rechistar.


La porción pequeña fue servida en un plato de porcelana, acompañada de una cuchara. Yoon Gi la puso sobre la mesa y Kook se sentó a observarla. Metió su dedo en el chocolate y probó.


—Pequeño cavernícola usa la cuchara—le dijo Yoon Gi riendo.


—Me recuerda tanto a tí—comentó la mujer, sintiendo una terrible nostalgia—Agh...me iré antes de que empiece a llorar.


—Adiós—alzó Yoon Gi su mano rápidamente, como si estuviese echando a su madre.


—Pero antes—se acercó hasta Kook y le dio un fuerte abrazo—Buenas noches pequeño. Si Yoon Gi se porta mal, te doy permiso para pegarle.


Jung Kook rió antes las palabras de las mujer y ambos, madre e hijo se quedaron embobados mirando su tierna carita.


—Y tú, hijo—miró a Yoon Gi—cuida bien de este tesorito.


—¿Tan poca confianza me tienes?


—¿Qué te dice el nombre de Tae Hyung?


—Agh...—se quejó porque lo nombrara al diablillo—Sabes que ese niño era el mismísimo Diablo.


Su madre no le dijo nada más. Pero por lo que pasó en el cumpleaños, su vecina no le había vuelto a hablar, diciéndole que Yoon Gi era el peor niñero del mundo.


—Ya, me voy—dijo finalmente, saliendo por la puerta y dejando a ambos comiendo pastel de chocolate.


Kook estaba muy concentrado comiendo con sus dedos. Volvió a agarrar algo de chocolate con el índice y se lo acercó a Yoon Gi a los labios.


—¿Eh?¿Quieres que pruebe?


Jung Kook no asintió, sólo acercó su dedo aún más casi hasta mancharle a Yoon Gi la nariz. Éste notó que el niño trataba de jugar con él, por lo que empezó a esquivar el dedo bañado en chocolate mientras Kook intentaba mancharle la nariz.

Yoon Gi estuvo esquivándolo un rato hasta que el punto que Kook estiró su brazo para poder darle en el blanco. Pero su puntería fue a parar al ojo del mayor.


—¡AHH!—Yoon Gi tapó su cara apoyándola contra la mesa y la escondió entre sus brazos.


Kook se quedó en silencio, preocupado porque le hubiera hecho daño. Agarró el brazo del mayor y lo movió para comprobarlo.

Pero Yoon Gi estaba inmóvil. Así hasta que de pronto de levantó, haciendo que el niño diera un salto sobre el asiento.


—¡Me sacaste mi ojo!—le dijo fingiendo una voz de dolor.


Kook lo miró asombrado y luego empezó a reír. Eso le había hecho mucha gracia.

Yoon Gi, satisfecho por su broma, se limpió la cara y luego limpió la mano llena de chocolate del pelinegro.


Guardó su pastel y juntó y guardó todo en su lugar.

Cuando terminó, Kook quien lo esperaba en el sillón se levantó y tomó su mano.


—Bien, es hora de dormir.


Cuidando del pequeño Kook [Primera Temporada SuKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora