Mi mente parecía estar flotando sobre un océano en esos instantes. No sentía absolutamente nada. Hasta que noté que me faltaba la respiración.
Intenté abrir los ojos, pero no los encontraba. No podía abrirlos, ni sentirlos.
Mi nariz conseguía introducir aire, pero algo no dejaba que llegasen hasta mis pulmones.
Quise gritar pero al abrir la boca, sentí que mi garganta era víctima de mil cuchillas que se me clavaban en la carne.
Sin embargo aún seguía viva. Pataleé e intenté caerme de algo que creí que era una camilla. Los intentos fueron inútiles ya que estaba amarrada, atrapada.
Perdí el conocimiento.
Mis gritos se escucharon por toda la habitación.
-¿¡Qué ha pasado!?
-Na...da... Dakota...yo...
El oxígeno que me faltaba en el sueño parecía faltarme ahora, así que respiré tranquilamente.
-Dios Cam, nos has asustado a todas. - dijo Phoenix.
-A todas no - Heather señaló a Arabella y Raisa que estaban aún dormidas.
Volvieron a dormir, no sin antes decirme que la próxima vez que me maten en un sueño, sea una muerte silenciosa.
No podía dormir. Nunca conseguía dormir después de tener una pesadilla. Tenía la sensación de que que cuando volviese a quedarme dormida, volvería a la misma sala de siempre. Nunca he podido ver aquella sala, pues o no podía abrir los ojos o me encontraba entre las sombras donde no veía nada. Llevo teniendo estos sueños desde muy pequeña. Al principio veía distintas formas de morir a través de mi propio cuerpo. Pero nunca, hasta hace un año, había llegado a sentir todo el dolor de una muerte lenta que me arrastraba consigo, cómo si fuera real.
Y parecía tan real.
Siempre me despierto cuándo muero, o cuándo voy a morir.
No es real. Pienso.
Pero lo parece. Pienso.
...
Clase de arte a primera hora. Con Kest.
Me senté y todavía no había llegado. Cuándo llegó, para mi sorpresa, estaba feliz, sonriente.
Pensé que después de lo de la noche anterior, estaría igual que yo.
-Hola, señorita Westbrook. - me dijo.
-¿Por qué estás tan... tan contento?
-Nos vamos. - dijo en voz baja y tranquila, sacando sus pinturas.
-¡¿Qué?!
-Pues que nos vamos. Tendrás que cojer bastante comida en la cafetería, pueden ser días de...
-Espera, espera, espera... ¿Cuándo he decidido participar yo en esto?
-Ayer. Dijiste que si te lo contaba...
-Oh, no, yo no... no me acordaba de...
No sabía que hacer. Puede que fuera buena idea. Conocer lo que siempre he querido ver, evitar una muerte a manos de esa Unión...
Pero sin embargo, dejaría atrás a amigos como Rai, no teníamos pruebas suficientes para saber que nos esperaba lo peor en Valhderratt y seguro que la ciudad está a días caminando desde aquí.
-Vamos, Cambria Westbrook, tienes que venir. No podría irme sabiendo dónde te dejo.
-Kest, no lo sé... tengo que pensarlo y...
-¡Señorita Westbrook y señor Niven! - la profesora hizo una pausa hasta que nos giramos hacia ella. - Ya veo que no les interesa mi clase ¿no? Pues váyanse los dos al pasillo durante el resto de la hora.
Genial.
Nunca me habían echado de clase, pero fue un buen momento para que lo hicieran.
-Por favor, tienes que venir conmigo.
Tardé minutos en darle vueltas. En pensarlo. Casi se me fue la hora entera mientras me decidía.
...
No comí nada al medio día. En situaciones como esta, la comida era lo último en lo que pensaba y lo último que quería.
Esperé a que hubiera demasiada gente para que no me vieran.
Las horas siguientes fueron simplemente demasiado rápidas.
A las siete y media, cogí mi mochila, fui al jardín delantero, ahí estaba Kest.Miré atrás. Caminé hacia delante.
Al cruzar la valla metálica sentí un escalofrío, casi no lo hago.
Pero lo hice.
Segundos después volví a mirar atrás. Ahí estaba, Ivanndorphs. El inmenso internado, a nuestras espaldas.
...
-¿Llevas comida? - era lo primero que decía Kest desde que nos fuimos.
-Suficiente para varios días.
Cuándo anocheció nos paramos. Yo saqué un par de botellas de agua y dos sándwiches.
-¿Tienes más botellas? - pregunta él.
-Cuatro.
-Venga, alegra esa cara. Imagina que estás en un libro y eres la protagonista. Estás de camino a una ciudad que nunca has visto. Yo creo que la protagonista debería sonreír más.
-No puedo.
-¿Por qué?
-He dejado ahí a Rai, y a ella si le esperan en Valhderratt. Debería haberla llevado conmigo...
-Se habría negado
-Lo sé, pero... me siento culpable. Si le pasa algo será por mi culpa y puede que incluso no vuelva a verla.
Me tumbé.
-No. Sabes, lo que haremos será ir a la ciudad, averiguaremos que pasa y cuando lo hagamos, volveremos y los rescataremos a todos.
Él estaba radiante de felicidad. Él planeaba que todo saldría perfecto. Ojalá fuera así de fácil hacerlo, y así de fácil pensarlo.
Dormimos bastante.
Por la mañana desayunamos pan, sólo pan, y agua.
Continuamos el viaje durante horas.
-¿Por qué me miras todo el rato?
La sensación de que dos figuras plateadas se clavaban como aguja en mis retinas, me hacía sentir vigilada. Me observaba cada segundo que ibamos caminando por las hierbas quemadas, buscando algo que no fuera campo amarillento.
-Porque no puedo dejar de hacerlo. Eres preciosa, Cambria Westbrook.
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Original
Teen FictionEn Buxtor, la Unión decide crear un sistema de seguros de vida para proteger a las personas más importantes y adineradas que pueden permitírselo, originales. El seguro son los marcados. El original es libre. Destinado a grandes cosas, a un futuro qu...