El Desfile

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La estadía en el Capitolio era más acogedora de lo que Blink habría pensado. Se sentía sumamente tranquilo a pesar de que los juegos serían en pocos días. A Diana apenas y la veía en la casa, por lo que la mayoría de su tiempo la pasaba con Ila o solo. De Yen no habían tenido noticia desde el momento en que se despidió de ellos, así que Ila debía atender todas sus responsabilidades.
-Es agotante -le dijo a Blink durante la tarde, sentados en la sala en uno de los pocos momentos en que ella tenía tiempo de sentarse y descansar-. Debo hacer el trabajo de dos personas sola. Y no sé -su voz se le quebró un momento, pero después de una pausa continuó-, no quiero que estén en desventaja si no logro conseguirles patrocinadores. Esta noche vienen sus estilistas. El desfile es tan solo en dos días y mañana pasaran todo el día en eso, así que es mejor que los conozcan hoy. Son de los mejores que han habido desde que se reiniciaron los juegos.
-Gracias por el esfuerzo -le dijo él a ella, acomodándose mejor en el sillón-. Sos muy buena para ser tu primera vez en esto.
Ila se ruborizó. Se notaba poco por el maquillaje, pero ya no usaba tanto como el primer día. *Aca Ila cuenta más de su historia y de los procesos para ser escolta*
-Y bueno, pues así más o menos es como se hace -le dijo ella reposando la cabeza en el respaldar del sillón y viendo hacia el techo.
De pronto la puerta se cerró con un golpe que hizo sobresaltar a Ila.
-¿Dando consejos? -preguntó Diana con tono molesto y con el ceño fruncido-. Me encanta que sea a ambos.
Y terminando de decir esto siguió su ruta hacia las habitaciones. Blink e Ila se volvieron a ver confundidos y perplejos por la reacción de la tributo. Él se encogió de hombros y ella no pudo evitar reir.
-Bueno Blink -dijo Mayhem poniéndose de pie-, así termina nuestra sesión social por ahora. Debo coordinar varias cosas antes de la cena así que nos vemos ahí -y le sonrió antes de marcharse por la puerta principal.
Blink se puso de pie y se dirigió a las habitaciones. No quería que Diana estuviera en su contra desde antes del inicio de los juegos. Llegó frente a su puerta y le dio unos golpecitos.
-¿Diana? -preguntó suavemente y esperó. Dentro todo estaba en silencio-. Diana, se que estas ahí -le dijo-, ¿puedo pasar?
Ella respondió con un gruñido incomprensible, pero Blink abrió la puerta de todas formas. La chica se encontraba de espaldas a él, sentada a la orilla de la cama.
-Mira -dijo Blink dando un paso dentro de la habitación-, lo que creas que estaba pasando no era así...
-Eso dicen siempre que se les descubre -dijo ella molesta sin voltearse, con la cabeza baja, como mirando al piso.
-Ila está estresada nada más, estabamos hablando de eso.
-Ahora muy amigos, ¿ah?
-Hoy cenamos con los estilistas -dijo él ignorando lo que le había dicho-, para que te alistes. Seguramente Ila te lo vendrá a decir más tarde -terminó de decir esto y cerró la puerta tras él.
*Acá habla de lo que piensa de Diana, de que fijo tiene miedo y que tendra que establecer amistad con ella antes de los juegos.*
La hora de la cena llegó rápido. Ila fue a buscarlo a su habitación y no se esperó siquiera a que él respondiera para marcharse a la cocina nuevamente. Swiftsight tardó un par de minutos en arreglarse y bajar. *Acá describen el banquete que les esperaba en una mesa rectangular larga, cómo se veía Ila, y cómo se veia Diana, quien había llegado antes y se encontraba del otro lado de su asiento."
En medio de la mesa, frente al asiento de Ila, se encontraban los estilistas. Al verlo llegar ambos se pusieron de pie. Eran una pareja. La mujer tenía un intrincado peinado hacia arriba que le abarcaba toda su cabellera rubia. Sus pestañas eran largas y su rostro estaba cubierto de maquillaje. Andaba un vestido negro, largo, con hombreras altas con plumas. El hombre vestía un chaleco color vino con detalles negros y un pantalón negro. Su traje no era tan espectacular como el de su pareja, pero lo que más llamaba su atención era su rostro. No tenía cabello, pero tenía un tatuaje en su lado derecho del cráneo, mientras que su otro lado de la cara era adornado por una serie de cadenas de oro que iban desde su nariz hasta su oreja.
-Al fin llegó -les dijo Mayhem levantándose-, Blink Swiftsight, el tributo voluntario del Distrito 1. Ellos son Nihilia -la mujer inclinó su cabeza con cuidado-, y Xerxes -el hombre se acercó a él y le estrechó fuertemente la mano-. Serán tus estilistas.
Blink frunció el ceño soltando la mano de Xerxes. "Tus". No era el plural, Ila hablaba sólo de él. Volvió a ver a Diana, pero en su cara había una gran sonrisa. ¿Qué estaba pasando?
-Por favor, siéntate -le indicó Xerxes con una voz profunda y grave-. Te tenemos noticias.
Blink se sentó en su lado de la mesa aún con el ceño fruncido. Dirigió una mirada inquisitoria a su escolta, pero ella quitó la vista.
-Teníamos algo que discutir contigo y con Diana, pero ya que ella llegó antes lo hablamos ya y pues -Nihilia la volvió a ver sonriéndole, y luego volteó su mirada de nuevo a Blink-, ya lo decidimos. Ella dijo que no había problema.
-Pero, ¿qué cosa? -preguntó Blink sin ocultar su preocupación.
-¿Has oido hablar de McKenzie? -preguntó a su vez la voz poderosa de Xerxes, pero ante el silencio por parte de Blink continuó-. La estilista, Sasha McKenzie, la del acento de mema...
Blink negó con la cabeza.
-Bueno, ella -dijo Nihilia-. McKenzie se había ofrecido a colaborar con los distritos. Quería hacer ambos diseños para el Distrito 1, pero desde luego lo negamos.
-Pero insistió tanto que aceptamos en cederle uno -siguió su pareja-. Queríamos ver quien de ustedes dos iba a querer el diseño de McKenzie, pero ya escogimos a Diana, espero no te moleste.
-Además -prosiguó la estilista-, nos tienes a nosotros y, no es por presumir, pero somos mucho mejores que ella. Mañana estaremos trabajando junto con ella, aunque ya tiene casi todo el diseño del traje femenino listo, por eso decidimos que era mejor que Diana se quedara con el diseño de ella.
Blink dirigió una mirada a Diana, quien le devolvió una sonrisa de malicia.
-No hay problema -dijo Blink volviéndose ahora a la pareja-, de todas formas si nunca había oido hablar de ella no ha de ser tan buena -y les guiño un ojo.
-Me encanta este chico -le dijo Xerxes con emoción a Nihilia.
-Bueno, si todo está aclarado es hora de comer, antes de que se enfríe -dijo Ila golpeando con delicadeza un cubierto contra su copa-. Provecho a todos.
*Acá cenan, Xerxes y Nihilia les preguntan a los tributos sobre sus vidas, para idear detallea sobre los vestidos. Les hablan de sus otros trabajos, y al cabo de un buen rato se marchan. Blink decide no decirle nada a Diana y se despide de Ila antes de subir a su habitación. Luego es el día siguiente e Ila lleva a ambos, después de haber pasado a que los asearan, al estudio de Nihilia y Xerxes, quienes le dicen que Sasha recién se había ido*
-Tenemos los diseños listos, y querida -dijo Nihilia acercándose a Diana y tomándola de los hombros-. El tuyo está listo. Sasha utilizó una tela especial para que te cupiera. Queríamos hacer lo mismo contigo -le dijo a Blink volviéndose hacia él-, pero ibas a quedar muy apretado.
-Así que contigo no hemos realizado nada -complementó Xerxes-. Tenemos los patrones pero ocupamos tus medidas. Estás bastante corpulento y no queremos que quedes incómodo.
-Vamos querida, debes probartelo para ver si le hago unos retoques, y tenemos que discutir el maquillaje, no puedes salir con esa cara así, y ese pelo...
Ila observaba divertida cómo se llevaban a Diana a otro cuarto, mientras que Xerxes, armado de una cinta métrica, comenzaba a tomarle las medidas a Blink.
-Bueno joven, creo que por ahora no necesitaremos de tu ayuda -le dijo a Ila con su voz profunda-. Puedes marcharte.
Ella asintió y se marchó.
-¡Espléndido! -exclamó Nihilia observando el traje finalizado de Blink. Era un traje naranja del mismo color que el de Diana, con detalles celestes en el pecho. Tenía unas hombreras altas que formaban una sola pieza con el pecho, y una pieza en el cuello en forma de V cubierta con pequeñas gemas y justo en medio del pecho una gema grande. A nivel de su cintura tenía un cinturón celeste con más gemas grandes, y en sus muñecas dos brazaletes celestes con gemas pequeñas. A su espalda tenía una capa larga blanca, que se movía ligeramente con cada movimiento de Blink.
-Falta la corona -dijo Xerxes acercándose a una mesa y tomando una corona dorada com un rubí en medio-. Ya que tu traje es más completo que el de Diana -dijo señalandola-, su corona será mas grande.
-Se ven como reyes -dijo Ila impresionada.
De pronto tras las damas apareció otra mujer. No tuvieron que presentarla para que Swiftsight supiera quien era. Sasha McKenzie. Se paseó con aire de arrogancia hasta él y lo observó de pies a cabeza.
-Muy buen trabajo Xerxes -le dijo volviendo a verlo-. Complementa muy bien mi diseño.
Blink la miró divertido. En efecto, Xerxes había acertado con el ligero acento a mema. Era alta y usaba unos tacones altos también, pero ni así lograba alcanzarlo. Su cabello morado se encontraba amarrado en una cola, y su vestido verde caía hasta el suelo por la parte de atrás. Sasha se volteó esta vez a Diana.
-Mañana estaré contigo antes de que salga la carroza. Y de nuevo -dijo con voz cantarina alzando las manos y girándose para ver a Nihilia y a Xerxes-, excelente trabajo. Debo marcharme que los otros distritos me esperan. Hasta luego guapo -se despidió de Blink al pasar a su lado en su camino a la salida.
-Ella es McKenzie -dijo Xerxes con cara seria.
-Bueno niños, no quiero que ensucien nada así que por favor quítense todo de nuevo -dijo guiando de nuevo a Diana a su vestidor.
Blink se aclaró la garganta.
-Xerxes -lo llamó mientras acanzaban al vestidor-, ¿los trajes tendrán algún efecto especial?
-Por ahora no tienen nada, estabamos pensando en la sutileza. Desde que Cinna implementó efectos especiales con el Sinsajo ahora todos lo usan y ya no es tan único. ¿Viste como te miraba ella? Así te mirará todo el Capitolio. Pero si tenías alguna idea en mente dímelo y podemos resolver algo.
"¿Quién me miraba?" pensó Blink, pero no tenía tiempo de pensar en eso.
-Pues... Sí, se me había ocurrido algo de luz -confesó.
-Pero si la luz la ponen ustedes con su actitud -dijo Xerxes dándose vuelta para mirarlo-. ¡Mirate! Tienes la apariencia de un rey, y no es porque te haya diseñado yo el traje. Pero si quieres más luz podemos iluminar la capa si te parece.
-¿Se puede los ojos?
Xerxes frunció el ceño y se quedó pensativo sin moverse.
-Un muy buen reto -dijo-. Mañana te lo confirmo -respondió avanzando de nuevo-. Por ahora quítate eso.
La noche pasó rápido y el momento del desfile llegó sin que él se diera cuenta. Sasha estaba hablando con Diana a unos cuantos metros. Nihilia le daba los últimos retoques a su capa.
-Estás muy bien.
-¡Blink! -el tronar de la voz de Xerxes vino desde la derecha-. Lo tengo. Ponte estos lentes -extendió su mano con unos lentes de contacto blancos. Blink se los puso y comenzó a ver todo más claro-. Iluminan hacia afuera sin afectar la visión. Tuve que cobrar unos favores. Y las capas brillan cuando les da el sol. Todo esta listo.
Se acercó y estrechó fuertemente la mano de Blink y luego lo abrazó. Nihilia lo rodeó y lo abrazó tambien, luego ambos se marcharon. Ila se acercó después de ellos.
-¡¿Qué le pasó a tus ojos?! -preguntó asustada al verlos.
-¿Brillan? -preguntó él a su vez.
-No -respondió Ila-. Das miedo pero te ves bien -dijo bajando la mirada.
Blink le sonrió aunque ella no pudo verlo.
-Vos te ves bien con el pelo suelo -le dijo caminando hacia la carroza.
Ila se sonrojó tanto que tuvo que darse la vuelta.
Blink subió al carruaje, donde vió a diana. La notó aterrada, y podía jurar que la jóven deseaba salir corriendo del carro. Aún hablaba con Sasha, pero cuando la carroza comenzó a avanzar se quedó callada. Blink, en cambio, se sentía en la gloria. Sonreía abiertamente a las camaras y saludaba con la mano a todos. Aún no salían de la parte techada, así que no sabía si las capas brillarían o no. Solo le quedaba confiar en Xerxes. Volvió a ver a Diana quien estaba seria. "Si no sonríe no conseguirá patrocinadores." pensó preocupado, pero sin dejar de sonreir a las cámaras. Y la chica, como leyendo su pensamiento, comenzó a sonreir.
Avanzaron hasta que el sol les dio justo en la cara, y entonces se dio cuenta que Xerxes lo había logrado.
-¡Brillamos! -exclamó tanto sorprendida como emocionada Diana-. ¡Blink! ¡Tus ojos brillan!
-Lo sé -dijo él riendo-, no veo un carajo.
Y ambos comenzaron a reir mientras el capitolio los ovacionaba.










Terceros Juegos Del Hambre DoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora