200 JohnKats (o algo así)

Contaminado

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Cuando Karkat Vantas pensó que su vida iba elevándose como un globo aerostático, pasando las nubes y la maldita atmósfera, una noticia reventó ese globo, sus sueños, su vida.

Tenía larvas humanas dentro.

En verdad serían medio humano-troll, pero daba igual. Tenía esas cosas revolviéndose y alimentándose de su propio cuerpo. Era desagradable, horrendo.

Repugnante.

Los trolls ya ni siquiera se reproducían así, para eso existían las cubetas.

Pero ese día nada había caído. John dijo que era extraño pero que no importaba demasiado. Y no lo hacía, ¿verdad?

Pero ahora la situación se le había escurrido de las manos. Todo estaba mal. Absolutamente mal. Y cuando quiso terminar con el problema, sentirse apoyado de alguna forma, otra bomba cayó:

John estaba feliz.

¿Qué quedaba? Karkat no podía decirle a John que no quería esas cosas mientras que el otro parloteaba alegremente sobre los buenos padres que serían, sobre la ropa de niños, la escuela, buscar un trabajo estable, la adolescencia y demás detalles que el troll no se molestó en escuchar.

Quería morir y matar a esas cosas con él.

Kanaya dijo que los trolls tenían algo llamado "instinto", lo que permitiría saber en que estado se encontrarían las larvas, cuantas eran, y hasta en que parte del sistema de castas se establecerían.

Karkat no sentía nada de eso.

Había algo, y eso era todo, que se revolvía y estaba vivo. Y lo que más le molestaba era sentir que sus órganos se aplastaban hasta el punto en que casi se reventarían. Kanaya decía que era normal.

No quería imaginar que estaba plagado de larvas.

John en ese tiempo se había pegado más a él que de costumbre. Que cómo estaba, qué sentía, si no quería algo.

Quería deshacerse de las larvas, si a eso se refería.

El nivel de estrés había llegado a su límite cuando todos lo asustaron con un maldito "Baby Shower". La mierda que sea eso. Terminó con decoraciones y regalos destrozados, unos cuantos heridos, y finalmente Karkat echo un ovillo en su cama mientras comenzaba a llorar.

¿Por qué nadie podía entender que no quería esas cosas? No es como si lo dijera, pero sus acciones lo demostraban hasta el punto en que era ridículamente obvio.

Y, por alguna razón, sintió un escalofrío cuando los pasos tranquilos de John se acercaban a él, su peso hundiendo la cama, su pecho chocando contra la espalda de Karkat.

"¿Estás bien?" No, claro que no.

"No lo sé."

Sintió la sonrisa de John en el cuello "Si no tuvieras a nuestros hijos, te golpearía hasta verte morir."

Ow, ¿en serio? Según recordaba, las emociones fuertes volvían a John a ese "estado". Maldita sea su vida, le recordaba a Gamzee, lo que era peor.

"También te amo."

"¿Cuántos serán?" preguntó mientras sus manos se deslizaban lentamente hasta su vientre. La misma estúpida pregunta de siempre.

"Uno, tal vez." se encogió de hombros.

"¿Por qué nunca estás seguro?" su voz era lastimera, pero Karkat sabía de sobra que estaba enojado.