"Con una sonrisa."
—Bueno Yukine... Ve a vestirte que iremos los tres a buscar a mis padres al aeropuerto. —Exclamó la chica de ojos rosas como si no hubiese pasado nada hace algunos instantes. Pues ella era de una personalidad bastante tranquila, y no le gustaba darle muchas vueltas a los problemas.
—De acuerdo. . . —Y el pequeño corrió hacia el cuarto de baño, dejando a Yato y Hiyori solos en su habitación.
—Huh... Yato, ¿Que ibas a decirme antes de que Nora atacara? —
Las mejillas del joven se tornaron a un leve rubor, pero sintió que ya no era la oportunidad de decírselo hasta encontrar una manera de mantenerla a su lado a pesar de quitarle su mitad ayakashi. —Etto, nada Hiyori. . . Se me ha olvidado.
Hiyori solo lo miró de reojo ignorando la situación. Por su mente aún rondaba la idea de que pasaría si se separaba de Yato; pero aún no se da cuenta de lo que siente por el, es incapaz de admitirlo.
Luego de unos minutos, Yukine ya estaba vestido con su ropa de siempre (la cual Hiyori habría metido a la lavadora), y los tres cruzaron la puerta en dirección al aeropuerto.
Mientras iban caminando, Yukine se detuvo en una tienda en frente de la vitrina admirando los 20 sabores de helado diferentes. Yato y Hiyori se percataron de que Yukine se había quedado atrás y se devolvieron hasta el. Observaron que el chico quizás quería un helado.
—¿Quieres un helado, Yukine? —Preguntó Hiyori sonriendole leve, Yukine bajó la mirada algo avergonzado y apuntando el cartel que decía 'dulce de leche'.
—Un cono de dulce de leche por favor. —Y le entregó el dinero al vendedor; aunque al momento de entregarle las monedas estas cayeron al suelo rodando. Hiyori se inclinó para recogerlos pero sin haberse dado cuenta de que Yato también iba a cogerlos. Cada uno sintió la mano del otro sobre la la suya, provocando un alzar de sus miradas, ruborizadas las de los dos. . . se quedaron por unos segundos mirándose a los ojos hasta reaccionar. Hiyori tomó el dinero y se lo entregó al cajero, recibiendo el helado. Luego se lo entregó a Yukine. El pequeño de ojos flamantes admiró por un momento la timidez de los dos y pensó "Deberían estar juntos, a pesar de todo, con una sonrisa. . . hasta que el final llegase, si no. . . nunca podrán saber lo feliz que pudieron ser al lado del otro."
Los tres continuaron su rumbo por la avenida. Antes de llegar al aeropuerto, —donde los padres de Hiyori estaban.— la chica giró hacia atrás y pudo observar que sus amigos no se encontraban. Pero al dar un paso al frente, su vista se dirigió hacia el piso, observando que su cuerpo estaba reposando otra vez. —¿¡EEEEEH!? ¿¡Cuando me dormí!?. —Se exaltó. Pero esto solo podía significar una cosa: Una plaga de ayakashis.
Tomó su cuerpo y dio un salto al techo del edificio, dejándolo ahí. Posteriormente, corrió con rápidez al divisar un ayakashi de tres metros, donde Yato y Yukine estaban ahí.
—¡SEKKI! —Gritó Yato, y Yukine se convirtió en dos espadas. El ayakashi parecía fácil. —¡Corte! —Yato alzó a Sekki y cortó al ayakashi. ¿Todo terminó? No.
—. . . ¿Que rayos?. . . —Exclamó Yato. El ayakashi de tres metros se partió en mil pedazos, pero al mismo tiempo esos pedazos se convirtieron en cientos de ayakashis más. Hiyori no dudó en intervenir para poder ayudarles.
—¡Jungle savate! —Aterrizó desde el techo del edificio con su patada especial, eliminando un ayakashi pequeño. Pero no notó que otro ayakashi un poco más grande que ella venía por detrás. . . se dirigía a su "línea de vida".
Yato se descontroló. El y todos saben que si algo le sucede a la cola de Hiyori, esta pierde la vida. En ese momento el no era Yato. Ya no era el dios de los deseos. Ya no era él mismo. Solo le importaba una cosa, y eso era Hiyori. Era un monstruo totalmente descontrolado, tanto que dejó a Sekki en un lado del suelo y corrió hasta llegar donde Hiyori.
"¡Escúchame maldito idiota! ¡Quiero salvar a Hiyori contigo!" Era lo que gritaba Yukine, pero la situación, para Yato, no estaría centrada en nada mas.La chica se había posicionado en señal de batalla, pero el Ayakashi solo iba a aplastarle. Fue en ese momento en el que Yato llegó desde arriba gritando el nombre de Hiyori. —¡HIYORI! — Esta solo miró a Yato. A lo que el dios en un ágil movimiento la rescató entre sus brazos, antes de que el Ayakashi cortara su cola. . . Aunque pedazos de ella volaron el el aire. Fue un momento de suma tensión. El Ayakashi cayó al suelo desplomado, desaparecido.
Yato tendió a Hiyori en el suelo, la chica estaba inconsciente, su corazón estaba frágil y casi no se escuchaba su respiración. Él pensó lo peor.No notó el momento en que de sus ojos emanaron mil lágrimas que rodearon sus mejillas.
—Yu. . . Yukine. . . —El chico se transformó en él mismo otra vez, saliendo de su forma de Sekki, caminó perplejo hasta llegar al lugar en donde se encontraba el atristado dios de los deseos.Las lágrimas de Yato cayeron sobre el pecho de Hiyori, quedando empapado. Esto tornaba a una típica escena triste: Una ráfaga de viento, un chico sosteniendo a su chica en los brazos. . . Y su amigo perplejo, ambos llorando su pérdida.
Todo esto hasta que Yato sintió la calidez de la mano de Hiyori tocar su rostro. Sus lágrimas pararon en seco. —Ya-Yato. . . —Susurró la chica abriendo sus ojos. —Y-Yukine. . . ¿P-Por qué lloran?. . . —Solo fue un pequeño rasguño. El dios de los deseos dio un salto de alegría el cual hizo que Hiyori le abrazara inconscientemente. Se sonrieron el uno al otro, como lo harían para el resto de sus días; según las esperanzas de Yato. Pero para el chico rubio no fue lo mismo, el estaba sintiendo algo completamente diferente al ver a aquellos dos juntos, continuaba perplejo.
Pensó: Ellos están destinados a estar juntos. . . En cambio yo. . . yo. . . No puedo ocultar esto. . .
.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~
ESTÁS LEYENDO
Walking love♡~ [ YatoRi-Fanfic]
FanfictionUn sentimiento incontenible comenzó a aparecer en Yato desde que conoció a Iki Hiyori. ¿Podría ser este un sentimiento de amor? ¿Será correspondido? Por otro lado, Hiyori comenzó a dudar si quería realmente o no apartarse de Yato, puesto que, se...