Capítulo I

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Correr, nada mas que correr, junto a su fiel compañero, Sekki.

—...Todo aquel que profane esta tierra del sol naciente; yo, Yatogami, junto a su fiel compañero Sekki, te condenamos para no volver... ¡Corte! —Y aquel dios de lindos ojos azules alzó sus dos espadas y cortó en mil pedazos al Ayakashi que estaba apoderándose de la mente de un transeúnte.

Un corto suspiro hizo notar, pasando su manga por la frente luego de terminar —Huhg.. ¡Yukine!. —Y las espadas se convirtieron en aquel chico bajo, de ojos flamantes y cabello rubio, algo jadeante por el ajetreo.

—¡Lo haz hecho bien! ¡Yuki!. —Exclamo Yato, palmeando la espalda de Yukine haciendo que este rebotase un poco sobre si. —Huh.. si si, estoy algo cansado. ¿Podemos ir a descansar? —Era de noche, los chicos no tenían donde descansar, pero Yato de alguna forma u otra encontraba algún basurero para dormir, lo que para el chico no le era agradable del todo.

—Caminemos. —Un rato en silencio estuvieron los dos mientras aquel Dios pobre buscaba un buen mugar para poder reposar hasta el otro día: una plaza. —Al menos está mas decente que el basurero de ayer... —Dijo Yato acomodándose en una banca. —El pasto es mas cómodo, Yukine, duerme ahí. —El pequeño asintió chasqueando los dientes, no podía pedir más, pero le cansaba igualmente.

Al cabo de una media hora los dos estaban asilados en un profundo sueño. Por la calle siguiente venía una chica la cual vestía un uniforme de colegio, un chaquetón encima y una larga bufanda rosa; acompañada de su maletín y paraguas.

—¿Yukine-kun? ¿Yato-san? —Los observó al pasar enfrente de donde ellos dormían. Yukine no lograba aún poder asimilarse al sueño, el césped era algo húmedo por lo que le costaba del todo. —Hi-Hiyori... —Murmuró este restregando sus puños en los ojos. —Vamos a mi casa, no hay problema... Ahí podrás dormir cómodamente. —Sonrío amablemente la chica, la habitación de su padre solía estar desocupada, por razones de trabajo el pasaba la noche afuera. Ya había dormido con el pequeño antes, cosa que no le preocupaba, por si su padre había ya regresado. —Pero... Y ¿Yato?... —Exclamó algo confuso el pequeño. —Él se puede quedar aquí, bastante grande ya está para que preocupe por si mismo.

Los dos dieron una leve risa, y Hiyori tomó la mano de Yukine en señal de protegerle. —Están frías. —Dijo la chica de ojos rosas. —H-Huh... lo sé... supongo que es el invierno.. —Así mantuvieron una corta conversación hasta llegar a la casa de Hiyori

—¡Tadai-.....¿Huh?, al parecer no hay nadie Yukine... Hmm... —Quitó sus zapatos junto al chico y los dejó en la bajada de la entrada, para así tomar unas zapatillas de visita y subir hasta su habitación.

Colgó la chaqueta del chico en un perchero y le entregó una camisa seca ya que la que el tenía estaba húmeda por el césped. Prosiguió por prender la lamparilla de luz tenue, y apartó el cobertor para que el chico descansase. Este se acomodó gustoso dando un largo suspiro de alivio y al fin entregando una sonrisa sincera. —Gracias Hiyori. —La chica sonrió y se sentó junto a el para poder establecer una conversación.

—Huh... Yukine... ¿Querrás algo de comer o beber? —

—N-No te molestes Hiyori... —Dijo el chico desviando la mirada con un leve rubor.

—¡No es ninguna molestia! Solo dime —

—Etto... Un té tal vez... tengo frío —
Antes de que Hiyori pudiera asentirle un relámpago interrumpió su atención. Las gotas de lluvia comenzaron a golpear su ventana, parecía una tormenta fuerte

—¡Yato! —Exclamaron los dos al mismo tiempo, a lo que Hiyori infló las mejillas algo rojas, no quería que notara su preocupación por aquel "idiota". Yukine notó su reacción pero prefirió ignorarla y quiso decirle algo para calmarla. —... Tranquila, Hiyori.. Como dijiste Yato ya está grande, se podrá cuidar solo...  —La chica asintió aún ruborizada y se dirigió tranquila a bajar las escaleras, llegando a la cocina y así poder prepararle un té y un sándwich a Yukine. Más fue su sorpresa cuando esta abrió el refrigerador.

—¡Te~hé! —Así es, el mismísimo Dios de los deseos salió dentro del refrigerador de Hiyori. Está trató de fingir enojo porque entró sin avisar, pero de alguna manera u otra estaba feliz de que estuviese bien. —¡Rápido, confiable y económico! ¡Yato el Dios de los deseos ya está aquí!~ —Exclamó confiado, como siempre. La contraria solo mostró una cara de disgusto para luego decirle.

—El Dios de los idiotas, querrás decir. ¿Por donde entraste? —

Yato cerró los ojos y apuntó la rendija de la puerta, la cual se encontraba abierta. Hiyori se apresuró a cerrarla ya que hacía frío.

—¿Y que pretendías hacer en el refrigerador? —

—Comer. —Sonrío.

—Pues ahora por entrar sin permiso, te aguantas. Le llevaré aperitivo a Yukine primero. —

Este observó a Hiyori atentamente como servía agua hirviendo en una taza, preparando un té; y como hacía aquel sándwich. Hecho esto, dejó la taza y el sándwich en una bandeja para subir así con mucho cuidado hasta la habitación donde Yukine se encontraba.

Algo la detuvo, una nota que estaba en la despensa doblada por la mitad. Abrió esta para luego leerla:

"Hija... al parecer se avecina una tormenta y tu padre tendrá complicaciones para llegar... Es por eso que no pasaré la noche aquí, iré al aeropuerto para esperarle. Cuídate mucho.
Te quiere: Mamá~"

Ella sonrió leve y tomó la bandeja para llevársela a Yukine, era una buena chica. Yato la detuvo por detrás para preguntarle.

—¿Te... Ayudo con eso? —

—N-No hace falta... —Desvió la mirada y continuó subiendo las escaleras hasta llegar a la habitación de Yukine. Entró por la entrada pero solo se encontró con la tierna mirada del pequeño dormida profundamente.

—Estaba... algo cansado... —Murmuró Yato tras el oído de Hiyori y posaba sus manos sobre los hombros de ella. Los dos miraban con dulzura al pequeño, como si se tratara de un hijo.

Hiyorí giró su mirada, la que se encontró con la de Yato, bastante cerca la verdad. Algo tenía que hacer para sacarse de enésima esta situación. —Puedes... comerte lo que preparé Y-Yukine-kun se ha dormido y... —Otro sonido los interrumpió, era el estómago de Yato refunfuñando de hambre. Los dos soltaron una risa baja, al tiempo que bajaron a la cocina con la bandeja.

Yato comió gustoso aquel sándwich y bebió el té. Su cuerpo se entibió de inmediato y se estiró sobre si. Hiyori observó su reflejo en el vaso de leche que se había servido para ella, pensando: "Me gusta verlo feliz... pero esto no es para siempre, no se si esto es amor... pero debo tratar de olvidarme de el..."

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Walking love♡~ [ YatoRi-Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora