-Tal vez, simplemente es miedo.- Dijo Anna mientras ponía azúcar al café-.
-¿A enamorarte?-Respondió Alex sonriendo en tono burlón-.
Anna ríe.
-No tonto, estoy enamorada de ti y no le temo. Pero no es de lo que hablo.
-¿Entonces?-Preguntó el chico con temor en su voz-.
-A morir.
Alex la miró perplejo.
-¿Qué dices? No. Anna eso es imposible, tú no le temes a la muerte.
-Tan sólo imagínalo.
-Por favor Anna, ¿Crees que no lo he hecho? Día tras día te miro y me pregunto por qué es a ti a quien debe ocurrirle esto. No es justo.-Soltó. Lleno de ira-.
-Cada mañana me despierto deseando que todos sea una simple pesadilla pero solo me decepciono una y otra vez cada visita al doctor.
Me preguntaba...-Anna traga saliva-. Si algún día esto iba a terminar, si podría volver a ser la misma de antes de esta enfermedad. Me sentía tan cansada, harta de ir al doctor y escuchar las mismas palabras de siempre, leer la hoja de resultados del laboratorio y saber que no hay mejora.
Una lágrima se desbordó en el rostro de la pelirroja.
-Y ahora todo termina, pero no de la manera en que yo deseaba cada mañana.
-No puedo aceptar la idea de que un día ya no voy a verte más.-Dijo el chico apretando la mano de la chica-.
Entrelazó sus manos con las suyas y las acariciaba lentamente
Anna agachó la cabeza y sollozaba, apretaba con fuerza las manos del chico, queriendo aferrarse a un momento fugaz.
Alexander se levantó de la mesa soltando las delicadas manos de la pelirroja se acercó a ella. Se puso en cuclillas, colocó su mano en su rodilla y sin decir una sola palabra permaneció con ella.
Me gustaría decir que todas las veces que pude permitirme observar de cerca a la pelirroja, ella siempre se mantuvo con esa sonrisa que te daba paz, que hacía que me detuviera por un instante.
Pero lamento decir que no fue así.
Aquella vez la vi recostada sobre su brazo, en la mesa sollozando sin tener el valor de mirar al chico en cuclillas.
Volvieron a casa.
Se mantuvo el silencio durante el camino.
Al llegar, la pelirroja, bajó del auto sin despedirse.
Sacó las llaves de su bolso, y Alexander observó la puerta cerrar lentamente.
Lo entendía.
Ella deseaba y necesitaba estar sola con su propia compañía.
Intentó mantenerse fuerte y alegre por ella.
Pero no podía más.
Condujo hasta su casa.
Subió el volumen de la música.
Mientras sostenía el volante con fuerza dejo que las lágrimas que había contenido por tanto tiempo salieran sin que algo las detuviera.
Entro a su casa.
Se encerró en su habitación.
Y al cerrar la puerta se dejó caer en el suelo recargándose en ella.
Abrazó sus rodillas con fuerza, perdía la respiración y sentía el dolor en el abdomen con cada sollozo, con cada palpitar de aquel corazón que estallaba con cada gotita salada que emigraba de los ojos del chico.
Lloró, lloró por casi una hora.
Alex había hablado con el neurólogo de Anna, días antes.
Pero no había ciencia que le ayudara a soportar ver morir a la persona que más había querido en su vida.
Volvió a casa de la pelirroja.
La encontró dormida.
La observó con ternura y la sostuvo entre sus brazos.
Se negaba a creer que lo único que se podía hacer era tan sólo esperar el momento en que la pelirroja cerraría sus pequeños ojos como lo hacía en ese instante.
No volvería a abrirlos al amanecer. No despertaría. No viviría más.
-Pequeña.-Susurró el chico-. Recargó su cabeza sobre la de ella.
La llevó de nuevo a su cama.
Se recostó a su lado, acarició su rostro como al diamante más precioso que alguien pudiese tocar algún día.
Y si esa era la última noche, al menos quería ver su rostro y aquellos hermosos ojos abrirse con lentitud mientras el sol se posaba en su esplendoroso rincón.
Las horas pasaron, y ellos permanecieron abrazados.
Y cuando los rayos de sol atravesaron la ventana, la pelirroja despertó.
Pero eso, eso tan sólo fue por un par de segundos.
Alexander, presenció antes sus ojos, de una manera tan fugaz el ultimo abrir de sus ojos.
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Mi lista de deseos
Teen FictionLa historia habla de dos chicos que se hacen amigos tras conocerse de una extraña manera. Ante esto. Muestran uno de sus demonios: la soledad. Pasan sus días juntos. Hasta que inesperados sucesos ocurren. ¿Que pasaría si tienes los días contados po...