Anna se encontraba en su habitación, ocupada leyendo su libro.
El teléfono sonó.
Tomó el aparato entre sus manos; se estremeció al escuchar la voz del otro lado de la línea. Reconoció de inmediato la voz...
Pensó que nunca sucedería, pero estaba ocurriendo.
-Alexander, ¿Cómo estás?
-Tenías razón. ¡El libro es buenísimo!
Anna no pudo evitar sonreír. Había el libro que ella le recomendó.
Soltó una risita.
-¿Anna?- Exclama entre risas-.
Ella no puede dejar de reír.
-Creí que nunca lo harías.
-¿Hacer qué?
-Leer.
-Bueno... Es.... Si... yo tampoco creí que lo haría pero lo hice.
Anna seguía sin poder creer lo que escuchaba. Se preguntaba las razones de por qué aquel chico se había interesado en la lectura.
¿Acaso había sido ella, la que influyo en ese cambio? No. Borró de inmediato esa idea de su mente.
Quizá su novia, su madre.
Por más que Anna intentaba buscar la respuesta a ese cambio, no podía omitir su nombre, la cabeza le daba mil vueltas, la simple idea de pensar que quizá ella pudo haber logrado algo así le estremecía el estómago y sonreía implacablemente. Pero después volvía a negar en esa opción.
-¿Qué te hizo interesarte en eso?
Un silencio se entrometió en la conversación... pero no incomodo... distinto, mágico quizá.
-Tu, Anna...
Suspira.
Anna no logra ni articular palabra.
-Eres muy interesante.
Anna esta estática. Todo lo que llego a pensar era cierto...
-¿Podemos volver a vernos?
-Cuando gustes.
-Esta tarde, librería Gandhi, ¿Es una cita?
-Es una cita-. Afirma Anna.
Cuelgan el teléfono...
¿Quiere amistad, amor o sexo?
¡Mierda! ¿Sexo? Que estaba pensando Anna...
Es obvio que esa opción está descartada, pero si Anna quería averiguarlo, tendría que acudir a esa cita.
Realmente quería, pero las dudas la atormentaban con tanta intensidad que perdía la noción de ella misma.
Las horas empezaron a transcurrir, pero... un momento... las palabras "esta tarde" con exactitud ¿a qué hora se referían?
No había pensado en ese pequeño pero importante detalle, así que decidió llamar a Alexander para acordar ese detalle.
Tenía que hacerlo pero no podía.
Algo dentro de ella le impedía tomar el teléfono y llamarlo.
Respiraba hondo y se acercaba al aparato.
Pero en cuanto su mano estaba a centímetros de él, la retiraba de inmediato.
Así pasaron un par de horas.
Anna miró el reloj. 3:22 p.m.
Se estaba haciendo tarde y tenía que llamarlo de inmediato.
Se acercó lentamente al aparato y lo tomó rápidamente, empezó a marcar el número que se había quedado registrado un momento antes.
La línea empezó a avanzar...
-Hola.
-Alexander, ¿a qué hora tenemos que vernos?
-¿Te parece a las 4:30?
-De acuerdo, hasta entonces.
La conversación fue sumamente rápida, pero para Anna fue eterna, el simple hecho de sentir su voz en el oído bastaba para que se encontrara nerviosa por horas.
Tenía media hora para arreglarse y media hora para llegar.
Anna se dirigió a su armario. Examinó cuidadosamente su ropa.
No sabía que ponerse, pero miraba el reloj y sabía que no había tiempo, así que sacó una chamarra roja de piel muy bonita y cómoda que con frecuencia usaba, unos jeans azul marino, y una blusa blanca de maga corta, con una frase al centro que decía: "love me for who I am" con letras color negro.
Busco entre sus zapatos un par de balerinas color rojo.
Cuando terminó de vestirse se dirigió a su tocador y empezó a cepillar su cabello, se miró detenidamente al espejo... estaba claro que no había dormido nada bien anoche.
Colocó su dedo índice por debajo de su ojo, y acaricio su pómulo inferior.
Esas ojeras eran terribles...
Tomo su enchinador, su rímel y un poco de sombra.
Comenzó a maquillarse.
Cuando estaba a punto de terminar, buscó entre su cosmetiquera un labial rojo.
Ya casi estaba lista. Abrió una pequeña caja de madera, que tenía como decoración distintas flores con acuarela. Su abuela se la había regalado en su cumpleaños No. 12
Encontró varias pulseras y un par de anillos, escogió de entre todas una pulsera de gamuza roja trenzada con pequeños detalles en color dorado.
Un anillo plateado con un moño en él.
Dejo sus accesorios y maquillajes en su caja.
Se levantó de la silla y se miró al espejo detenidamente...
Había algo que no le agradaba de ella misma.
Pero no importaba pensar en eso ahora, la cita se acercaba y ya estaba un poco retrasada.
Anna decidió pedir un taxi.
Y durante el trayecto no podía dejar de mirar el vidrio.
Las gotas de lluvia resbalaban en el tan lentamente que su mirada podía quedarse enganchada ahí por mucho tiempo.
Que entretenido.
Miraba al reloj...
Estaba demasiado retrasada.
4:13
El auto recién emprendía su camino.
<<No llegaré>> Pensaba Anna.
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Mi lista de deseos
Teen FictionLa historia habla de dos chicos que se hacen amigos tras conocerse de una extraña manera. Ante esto. Muestran uno de sus demonios: la soledad. Pasan sus días juntos. Hasta que inesperados sucesos ocurren. ¿Que pasaría si tienes los días contados po...