18. No hay marcha atrás

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Los miré alejándose, caminando sin rumbo.

Alex abrazaba a la pelirroja protegiéndola.

Transcurrieron un par de días hasta volver a verlos.

Los observé a lo lejos y me acerqué a ellos, y por un minuto dude que realmente fueran ellos.

Alexander sostenía una maleta con su mano derecha mientras que con su otra mano acariciaba el rostro de la pelirroja.

-Ya es hora.-Escuché decir a Anna-.

-Quédate...-Suspiró Alex-.

-Mi hogar es en México Alex, tengo muchas cosas por hacer allá, solo he venido a despedirme, ahora que sé que te encuentras bien, me siento más tranquila.

Dicho eso, la pelirroja abrazó al chico con tal fuerza posible.

Alexander sostuvo su rostro entre sus manos por un par de segundos.

Se contuvo de besarla, lo sé.

-Adiós.-Dijo ella mientras tomaba su maleta de la mano del chico.

Alexander la vio alejarse.

¿Cómo pudo alejarse de ella tanto tiempo?

<<Vino a despedirse>> <<Morirá pronto >> <<¿Por qué?>>

Esas palabras rondaban en la cabeza de Alexander para no dejarlo dormir.

Durante días pensé en ella.

Miraba la luna y veía sus ojos.

¿Debería volver a ella? ¿Sería demasiado tarde?

Un mes después, mientras desayunada, no lo pensó más. Tomó su laptop y busco un vuelo disponible.

Hablo con sus padres horas después, lo había decido y no había marcha atrás.

Cuando el día finalmente llegó, decidió escribir una carta.

Querida Anna:

Han transcurrido dos meses desde tu visita, no pude dejar de pensar en ti.

Debo volver, volver a ti.

Espero encontrarte.

Pelirroja, comprende que te quiero...

Noche tras noche miré las estrellas con tanto vació, su luz me provocó una extraña sensación.

Intenté dibujar una constelación entre aquellos pequeños brillos en el cielo.

Intenté apagar cada una de ellas con cada latido de mi corazón, con cada suspiro sabor a nostalgia.

Intenté ser una de ellas, y perderme en un cielo profundo.

Pero Anna, deseé tenerte mientras miraba las estrellas, y olvidé que tú eres luna.

Cuando Alex llegó a México, busco inmediatamente a la pelirroja.

Tocó a la puerta lleno de miedo.

Anna salió y se abalanzó sobre él.

Lo abrazo fuerte sin decir nada.

Alex le entregó un ramo de flores.

Ella sonrió.

Observó una hoja doblada entre las flores.

Era la carta.

Pasaron el día juntos.

Al anochecer Anna decidió decirle todo a Alex.

Mi lista de deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora