Castigo

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Dark Temptation

Capítulo 15

Disclaimer: Resident evil ni ninguno de sus personajes me pertenecen.

Recomendaciones musicales:

Photograph de Ed Sheran

Unintended de Muse

Nota de autora: He escrito un One-shot Weskerfield de esos perturbadores que os gustan, se llama Sweet Sacrifice, id a leerlo en Fanfiction si queréis traumatizaros. También he empezado otro long-shot Weskerfield que se llama Creación obsesiva, si os gusta DT os gustará esta también.

Agradecimientos: A mi beta Light of Moon 12 y a mis hermanas del mal. En especial a GeishaPax por proponer lo de las nalgadas, cualquier cosa sobre eso decídselo a ella.

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Apartamento de Billy

Billy no era tonto, estaba viendo los compañeros de Rebecca escondidos, pero no le dijo nada. Sabía que podía estar en una misión importante y por eso se había presentado con la patética excusa del perro. Abrió la puerta y dejó que su antigua compañera pasase al apartamento. La decoración y los muebles ya estaban allí antes de que se instalase. Era el piso que los promotores inmobiliarios mostraban a posibles compradores de algún piso en los edificios Luxen. Le cedieron ese piso -valorado con un precio alto- a cambio de que fuera conserje y dejase que posibles clientes vieran su piso como muestra de los departamentos del bloque de departamentos.

Al entrar, había un recibidor con un espejo para chequear su imagen ante de salir a trabajar. Debajo del espejo se encontraba un mueble oscuro, dentro de los cajones habían llaves de la sala de calderas, linternas y un botiquín. Desde los incidentes del bosque Arklay había aprendido a ser muy precavido. Experiencias como esas marcaban a las víctimas para siempre. Una vez pasabas por esa situación, nada volvía a ser igual nunca.

Sin embargo, Rebecca, seguía teniendo una imagen inocente y dulce. Ella era demasiado "pura" como para ser otra luchadora para la causa. Pero ahora estaba allí, y parecía que su distracción poco creíble era parte de una misión. Lo del perro fue una excusa pésima y lo del beso la delató claramente. Eso fue algo muy atrevido, cosa que la antigua Chambers no hubiese hecho nunca. Seguía viéndose extremadamente joven, y para qué mentir, frágil. No parecía envejecida, sus facciones seguían siendo las mismas.

Ojos azules, como los de una muñeca de porcelana. Labios rosados y carnosos, piel de color marfil. Parecía la mismísima descripción de una princesa.

-¿Quieres algo para beber?

-No.-Contestó con las mejillas rojas.-Gracias.- añadió más tarde.

De repente la timidez había surgido de sus entrañas. Se sintió estúpida por haber usado ese beso como distracción. ¿En que había estado pensando? Concientizó y paró de darle vueltas al asunto, sentía como su cara se ponía colorada.

Él le indicó que se sentara en el sofá de cuero negro, de 4 plazas. La chica, sin saber cómo iniciar una conversación "normal", tomó asiento y puso sus palmas en su regazo, convirtiéndolas en su mayor distracción. Un pitido en su oreja la distrajo.

-Aquí Chris. Volvemos a la base, la misión ha terminado. Puedes retirarte cuando quieras Rebecca.

Ella no contestó, ahora ya no la necesitaban hasta mañana en la DSO. Ahora era dueña de su tiempo libre y pasarlo con Billy no era una mala opción. Pero seguía pensando en lo del beso y las palabras no le salían de su garganta. Notó como los aparatos de radio se apagaron y dejó de recibir la señal por el transmisor de su oreja, escondido entre sus mechones de bronce.

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