Encierro

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Dark Temptation

Capítulo 19

Disclaimer: Resident evil y sus personajes no me pertenecen.

Agradecimientos: A mi beta reader Light of Moon 12 y su estricta a la vez positiva revisión que hace en todos mis capítulos de esta historia.

Recomendaciones musicales:

I need a doctor de Eminem y Skylar Grey

It's the fear de Within temptation

¡Empecemos!

....

Mansión

La había arrastrado por los corredores de la mansión. Planeaba llevarla a un lugar donde no tuviese que oír sus sollozos o insultos continuos. Su oído era una ventaja, pero a veces también una maldición. Sostenía su brazo fuertemente, pero no con la intención de dañarla. La que oponía resistencia era ella y por eso le dolía, intentaba liberarse, pero él no cedía. No sabía donde la estaba llevando, pero no tenía ganas de colaborar, de seguro que era a algún sitio malo. Hablar con Chris por su propio teléfono móvil había sido el colmo. Por las respiraciones ruidosas del tirano, supo que estaba profundamente cabreado. Solo esperaba que esta vez no la golpease, aunque si así lo deseaba, que lo hiciera. No le importaba ya.

Anoche le dedicó los momentos más apasionados de su vida, se hicieron confesiones mutuas. Y tal y como le dijo, se arrepentiría, ahora lo hacía. Lloraba, por la impotencia, por caer en sus engaños, por toda la traición. Fue una ilusa cayó en sus redes y hasta llegó a sentir enamoramiento. ¡Qué estúpida fue!

Pero él no era el único traidor. Ella tampoco se libraba de pecado, Chris, Piers... ambos hombres y todos sus amigos. Estaban preocupados por ella y resultaba que se lo había estado pasando bien entre las sábanas de la cama del peor criminal. ¿Qué pensarían de ella? Al menos pensaban que las relaciones fueron sin consentimiento... esperaba que Albert tampoco les contase eso. Solo le pedía ese único favor, mentalmente, claro.

Probó con tirar una vez más del agarre del tirano, otro intento fallido a su lista de fracasos.

Llegaron la entrada principal, bajaron las escaleras. Ella se tropezó en una, Albert se giró con la mirada escarlata encendida. La alzó y la tiró a sus espaldas. Ella no pudo hacer nada en contra, se estaba mareando.

-¡Basta! ¡Que me bajes! ¡Imbécil!

Los reclamos que hacía la chiquilla eran ignorados por el rubio. Eso no era el fin, solo era un pequeño bache en la relación. Se arreglaría, la encerraría hasta que estuviera tranquila y entonces se la volvería a ganar.

Bajó al subterráneo, donde había otro pasillo, esta vez sin salida. Fue hacia la última puerta, hecha de madera vieja y con telarañas por las cornisas. Pasó una mano por las piernas de amazona de Claire, degustando una vez más su cualidad más preciada. Descolgó una llave vieja y medio oxidada que estaba al lado de la entrada. Abrió el portón de roble oscuro y maltratado. Unas escaleras de piedra era lo primero que vio la pelirroja. Estaban entrando en las antiguas mazmorras de la mansión. Wesker no las había usado recientemente, pero decidió quedarse con el lugar por si acaso. No lamentaba su decisión.

La estancia olía a humedad y el viento se colaba por las grietas. Incluso entraba un poco de lluvia por uno de los bloques de piedra que hacía de pared. Hacía mucho más frío allí abajo. Había tres celdas, no muy espaciosas. Constaban de una cama un inodoro, una mesa y una silla, a parte los barrotes. También había cadenas que colgaban de las paredes para atar a presos, solo esperaba que no la atase de esa forma.

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