Capítulo 10

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Los brazos amarrados, y ahora también apretujados, no daban tregua al dolor y la incomodidad. Si bien Thorin era de menor tamaño que él, la fuerza con que lo sujetaba era realmente digna de alguien de su raza. Thranduil prácticamente ya sin fuerzas, empezaba a comprender qué tan desolada sería su estadía si continuaba permaneciendo a la merced de alguien como el Rey Bajo la Montaña... Tan pronto como se encontrara mejor, se juró a sí mismo que encontraría la forma de escapar de allí, aunque tuviera que morir en el intento.

Un leve roce en sus labios lo quitó de su trance. El aroma dulce de las uvas cerca de su cara le hacía cosquillas en la nariz, mientras que los pequeños y jugosos frutos se paseaban ante su vista hambrienta, como si bailaran al son de una canción de tortura y desesperación.

El abrazo molesto de Thorin disminuyó con el correr de los segundos, y una vez que se sintió menos agobiado, intentó erguirse para tomar con la boca siquiera una de esas uvas. Mas cuando creyó haberlo logrado, vio elevarse ese tentador racimo hacia una distancia que no alcanzaría sin ayuda de sus manos para poder levantarse del todo.

Entonces, confuso aún, dirigió su mirada hacia su corrompido captor, quien no hacía más que divertirse con toda la situación.

- Estás olvidando algo, Señor del Bosque...- Le dijo al elfo, sin siquiera ocultar su malicia despiadada ni su juego de tormento. – Será mejor que lo discutamos ahora y nos pongamos de acuerdo, antes de que se preste a la confusión más adelante. ¿No te parece?-

Thranduil no contestó. Continuó mirándolo pero no dijo una palabra. Thorin creyó que la encrucijada lo había molestado tanto que prefirió guardar silencio, con un perfil prudencial que era ya una obvia característica en la personalidad de su presa. Pero en realidad, el rubio prefirió el silencio porque no encontraba nada que le dijera qué debía hacer o decir... Estaba confuso, perdido. Su mente se encontraba ante tanta presión últimamente que el pasado y el presente le giraban en rondas interminables en un solo minuto, convirtiéndolo en una especie de mariposa perdida en medio de tantas flores de cardo.

Por lo pronto, solo quería comer algo. Llevarle un poco de alivio a su estómago y a su cuerpo... Sólo eso...

- Como decía...- Prosiguió Thorin, entonces. – Más allá de lo que puedas imaginar, tu estancia aquí me está costando algunos recursos que no creí tener que ocupar... Ya sabes, ciertos detalles que trajeron inconvenientes previstos, pero inesperados de todas formas-

"Lo dice como si yo hubiese pedido estar aquí...", se dijo internamente Thranduil, con un comienzo de ira floreciendo en su pecho nuevamente.

- En fin. A lo que voy es... ¿Cómo piensas recompensarme por el alimento que te suministraré a continuación?-

- .... ¿Qué?- La voz del elfo pareció filtrarse furtivamente de entre sus labios. Sonó débil, disperso, como si en realidad no tuviera intención de comunicarse.

- Claro, ya sabes. Nada en este mundo es gratis. Tú más que nadie debería saber que para recibir algo de "alegría", debes dar "alegría" a los demás primero...-

Inquietarse... Ante la respuesta del rey enano, Thranduil no hacía más que inquietarse. ¿A qué estaba jugando? ¿Sabía incluso que él ni siquiera estaba en condiciones de seguirle el juego? Oh, sí que lo sabía... Y estaba tomando ventaja de eso. El rey elfo ahora podía verlo con mayor claridad.

Pero daba igual. No importaba qué tanto descubriera en las artimañas de Thorin, no había forma posible de poder contra-atacarlo si su cuerpo seguía en esas condiciones... Ante el temor latente que le advertía que no siguiera el hilo de la trampa, -el comienzo de la red engañosa que su captor había tejido para él-, Thranduil no encontró más remedio que mirar hacia otro lado y preguntar, finalmente:

El Plan [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora