Capitulo 2

698 70 57
                                    

Karamatsu caminaba lo mas rapido que sus piernas podia por los enormes pasillos de la mansión Matsuno tratando de alejarse desesperadamente del loco que su Jefe le habia puesto como guardaespalda. Se sentia molesto por el hecho de que Osomatsu no confiara en sus capacidades para liderar a la Familia ¡Y encima le habia puesto a un acosador, que no estaba nada mal por cierto, para que lo cuidara! El podia perfectamente cuidarse solo. Detuvo sus pasos frente a la habitación que compartia con Don Matsuno mientras se llevaba una mano al pecho tratando de calmar los incesantes latidos de su corazón por la agitación de estar huyendo de un par de orbes violetas.

Cuando se habia levantado por la mañana esperaba encontrar a Osomatsu a su lado en la cama seguramente listo para saltarle encima y tener una buena ronda de sexo mañanero que los ponia de buen humor a ambos pero en su lugar se levanto en una cama vacia en una habitacion que sentía mas grande de lo que realmente era. Busco al de rojo con la mirada pero lo unico que encontro fue una simple nota, ni siquiera escrita por Osomatsu, que le informaba que habia salido de urgencia a Japón y que ahora estaba a cargo de la familia por unas semanas.

Mentiria al decir que no se sentia decepcionado de que el gran Jefe de la casa Matsuno, notese el sarcasmo, no se hubiera dignado siquiera en decirle que se iria, aunque claro, para lo unico que realmente lo llamó aquella noche despues de su junta "importante" fue para tumbarlo en su enorme cama de sabanas de seda roja y desvestirlo con urgencia para despues tener sexo toda la noche. Le costaba caminar y aun resentia el dolor en su cadera por culpa de esa bestia que tenia por Jefe y amante ademas de sentir perfectamente como todo el semen que tenia en su interior le escurria lentamente por las piernas, se sonrojo de solo pensarlo.

Choromatsu le habia mandado un mensaje mas tarde diciendole que debia verse con el Caporegime de la Familia en el estudio para tratar los temas de importancia en la ausencia del Don y sin lugar a replica tomo un baño para tratar de borrar inutilmente el olor de Osomatsu de su cuerpo lo cual sabia era mas que imposible. Odiaba sentirse de esa manera, odiaba sentir celos de Choromatsu al saber que, al ser el Consigliere de Osomatsu, podia acompañarlo a todos lados, odiaba la sensación de su cuerpo al reaccionar a las caricias del de mirada escarlata y lo peor odiaba como su cuerpo añoraba volver a ser poseido con locura por ese idiota de rojo.

Cuando entro al enorme estudio comenzó a checar el papeleo correspondiente que debia de hacer en ausencia de su Jefe, al parecer no era mucho y eso de cierta manera lo alivió, solo esperaba que el Caporegime de la Familia no fuera como todos los hombres bajo el servicio de Osomatsu, idiotas que creian que tenian el poder y voluntad de hacer lo que quisieran a sus anchas aun sabiendo que solo eran meros soldados facilmente remplazables.

Sus pensamientos fueron cortados de manera abrupta al momento de escuchar la pesada puerta abrirse de manera violenta y a un joven de tal vez su misma edad quedarse parado ahí observandolo sin decidirse si entrar o no. Le sonrió como pudo mientras se presentaba escuetamente, dudaba que esa persona fuera el tan temido Caporegime del que tanto hablaban asi que mientras mas rapido lo despachara, mejor.

– Un piacere Gattina mia – Habló con un perfecto acento italiano mientras le sonreia de manera galante mostrado sus afilados dientes de felino y esa mirada exotica que lo escaneaba de arriba a abajo entrando al estudio cerrando la puerta tras de si. Karamatsu lo miro incredulo ¿Quién era este tipo? – Soy Ichimatsu Fukuyama y desde el dia de hoy hasta que Osomatsu regrese soy tu guardaespalda personal.

Se quedo casi con la boca abierta ¿Ese hombre que podia tener casi su misma edad era el famoso y temido Ichimatsu Fukuyama? Le tendio la mano por mera formalidad aun sin salir de su estupor pero en vez de ser apretada por el de blanco éste se la tomo delicadamente mientras le besaba suavemente el dorso de su mano. La quito rapidamente como si el contacto con el de ojos violetas quemara y ciertamente asi parecia pues podia sentir como su cara comenzaba a enrojecerse y el corazón le latia desbocado en el pecho ¡Pero no era su culpa! ¿Quién le iba a decir que el Caporegime de Don Matsuno era un hombre tan guapo?

Desecho ese pensamiento rapidamente mientras asentia y se disponia a seguir con el papeleo que Osomatsu habia dejado inconcluso como siempre solia pasar, debia admitir que para ser el Don de la Familia Matsuno Osomatsu era demaciado vago a veces. El tiempo trascurria lentamente a su parecer, Karamatsu no despegaba en ningún momento los ojos de los papeles que debia leer y por su parte Ichimatsu no despegaba la mirada del cuerpo del joven Sottocapo. El de ojos azules podia jurar que ese hombre no estaba pestañeando siquiera. El ambiente comenzó a tornarse pesado y el silencio sepulcral en el que estaban no ayudaba mucho realmente.

– Creo que es todo por hoy Mr. Fukuyama – Tenia dos opciones, o irse de ahí con cualquier excusa o que ese hombre se fuera de buenas a primeras. Esa intensa mirada violeta le hacia sentir extraño, es como si lo estuviera desnudando completamente.

– Entonces a donde quieres ir ahora Gattina mia – se acercó a su persona sin dejar de mirarle a los ojos, Karamatsu retrocedio por puro instinto, se sentia como una presa a punto de ser devorada por un gran felino. – Despues de todo tengo la estricta orden de mi respetado Jefe de no dejarte ni un segundo solo ¿Quién sabe que clase de loco podria intentar hacer algo contra tu persona?

El de orbes azules podia jurar sin temor a equivocarse que corria mas peligro teniendo a ese hombre como su guardaespalda que tratando de liderar a la Familia y que estos se revelaran... ¡Maldito Osomatsu!

– Creo que no nos estamos entendiendo – Decidió cortarlo por lo sano, despues de todo él era el segundo al mando y lo quisiera o no Ichimatsu debia obedecerle. – No necesito que alguien ande detrás mio todo el tiempo como una sombra, la verdad es que me pone de los nervios, yo no necesito un guardaespalda Mr. Fukuyama y lamento que haya tenido que venir hasta acá por nada pero creo que prescindire de sus... servicios, si gusta puedo ordenar a alguien que le lleve a casa.

– No sera necesario incanto. Ciertamente queria mandar a volar al imbecil de Osomatsu cuando me pidió que hiciera este trabajo. – Karamatsu frunció el ceño pero dejo pasar por alto la ofensa hacia su "pareja" para escuchar lo que el de blanco tenia que decir – Pero que crees Carino mio acabo de posar mi total atencion en ti y cuando algo me gusta no paro hasta conseguirlo ¿Capisci?

– Deberia medir sus palabras – lo encaró molesto ¿Quién se creia ese tipo para andar coqueteandole de esa manera tan descarada?

– No necesito medir nada – Le sonrio cinico mientras se acercaba mas a su cuerpo haciendo que el de ojos azules continuara retrocendiendo sin pensarlo – No creo que Osomatsu te haya dado ese puesto por tus habilidades de mando o tu buen manejo de las armas. Te he observado desde que entre a la habitación, cada gesto, movimiento, mueca, he observado absulutamente todo amore y dudo que ese molesto dolor en la cadera del que ligeramente te quejas inconsientemente haya sido producto de una caida.

Karamatsu enrojecio hasta las orejas aunque no estaba seguro de que si era por vergüenza o enojo. Se contuvo de golpear al de blanco y con toda la dignidad que tenia despues de haberse visto descubierto por un completo desconocido salió del estudio rapidamente tratando de por lo menos perder de vista a ese loco por unas horas, necesitaba despejar su mente de esa mirada violeta. Mientras tanto a unos miles de kilometros de distancia un enorme avión privado aterrizaba en una pista especialmente colocada para recibir al Jefe de la Familia Matsuno. Osomatsu bajó con una cara de pocos amigos, hubiera querido despedirse de Karamatsu pero Choromatsu, lo estuvo molestando desde la mañana para que partieran lo mas rapido posible.

– Bienvenido a Japón Don Matsuno – un hombre, al parecer el Jefe de la Yakuza de ese distrito aunque no recordaba su nombre realmente, le tendio la mano respetuosamente. – Es un placer tenerlo aquí despues de tanto tiempo para completar lo acordado con su padre.

– Si vera... – No pudo terminar de hablar cuando sintió como alguien se colgaba de su cuello por la parte de atras.

– ¡Osomatsu! – una femenina voz gritó en su oido izquierdo casi dejandolo sordo mientras sentia perfectamente un par de grandes pechos restregarse contra su espalda – Osomatsu te he extrañado tanto.

– Yo tambien te extrañe Totoko.

Al parecer su pequeño viaje podria extenderse unas cuantas semanas mas...

Business it's runs in the FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora