Capitulo 4

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Osomatsu contó hasta diez en su cabeza tratando inutilmente de aguantar el estrés y la molestia de estar ahí, ya llevaban cinco horas en ese maldito estudio negociando el acuerdo que su padre habia echo con Mr. Dekapan sobre su matrimonio con Totoko. No es que la chica fuera fea, de hecho se habia acostado con ella varias veces desde que llegó a Japón solo por mera diversión, es solo que, siendo el hombre que era, amaba demaciado su libertad como para comprometerse ahora con una mujer que desde lejos se le veia lo arpia y manipuladora. Y, muy en el fondo, no queria admitir que no podria dejar a Karamatsu aunque lo intentara.

– Don Matsuno debo insistir – Comenzó de nuevo Dekapan, la situación ya lo estaba hastiando. – Considere que esta unión podria beneficiar a ambas Familias, imagine todo el poder y las ventajas economicas que le traeria el casarse con Totoko.

– Oh no, yo no niego que es una oferta demaciado tentadora – Odiaba repetir las cosas dos veces y si a esos hombres no les quedaba claro entonces definitivamente ya no tenia nada que hacer ahí – pero mantengo mi posición, de hecho crei que ya les habia quedado mas que claro que no quiero casarme con Totoko, llevo ya casi dos meses aquí y no hay nada que me haga cambiar de...

– ¡Estoy embarazada! – La mencionada entró corriendo para arrojarse a los brazos del de rojo ante la atonita mirada de todos los presentes. Osomatsu podria jurar que Choromatsu casi se ahoga con su propia saliva.

– Bueno, creo que eso lo dice todo. – el maldito anciano parecia feliz mientras que el de rojo aun parecia en trance – la boda sera en un mes, felicidades Don Matsuno, esperamos con sinceridad que su union sea duradera...

¿¡QUE!?

Karamatsu sintió un escalofrio recorrerle el cuerpo entero, algo como un mal presentimiento, pero lo dejo pasar. Ya llevaba casi dos meses sin saber nada de Osomatsu y ciertamente ya se habia cansado de esperar; no es como si antes no se hubieran separado al tener que ir a resolver asuntos de la Familia pero ahora era diferente, sobre todo porque sabia que Osomatsu no iba precisamente a una visita de cortesia. Habia encontrado, de pura casualidad, los mensajes que Choromatsu recibió del Jefe de la Yakuza del distrito de Tokio en la cual hablaba del matrimonio arreglado que el padre de Osomatsu habia concretado tiempo atrás y que ya era el momento indicado para llevarlo a cabo.

De solo recordarlo crecia un hueco en su estomago, todo este tiempo siempre supo que Osomatsu solo estaba con él por puro capricho, que en cualquier momento podria aburrirse de seguir jugando con él y que podria botarlo como a un juguete viejo, pero eso no quitaba que dejara de dolerle pues muy en el fondo siempre guardo la pequeña esperanza de que el de rojo lo amara tanto como él lo amaba. Patetico, se sintió tan patetico porque ¿Cómo alguien como él, tan comun y corriente, podria tener siquiera el cariño de alguien como lo era Osomatsu Matsuno?

Recordo el dia en que ambos se conocieron; ya no le quedaba nada, lo habian echado de su trabajo como contador de una empresa por un supuesto fraude que él no habia hecho, todo habia sido una trampa y lo peor es que nunca supo quien se la habia puesto, por desgracia gracias a ello ya no pudo seguir pagado el hospital donde atendian la recuperación de su madre por un accidente de auto ni la hipoteca de su casa la cual practicamente embargaron. Por ese entonces Choromatsu trabajaba tambien en esa empresa haciendose pasar por Gerente administrativo, fue justamente el de ojos verdes quien le sugirió aquel trato con el diablo. Estaba tan desesperado que no lo pensó dos veces.

Aquel dia debia juntarse con la persona que le daria el dinero en uno de los lujosos hoteles con casino en Monaco. Choromatsu le dio su boleto de avión y le explico la habitación y la hora acordada. Sus manos temblaban al abrir la puerta de la suite reservada exclusivamente para él, se sintió abrumado ante tanto lujo y una parte de su cerebro, la parte racional tal vez, le advirtió que saliera corriendo cuanto antes de ahí, quedarse fue su primer error. Una vez dentro de la habitación se vio en la mira de un par de rubies que lo escaneaban como si pudieran ver a traves de su ropa, se sintió tan intimidado que bajo la mirada.

– Asi que tu eres Karamatsu Nakamura – Su voz era masculina y atrayente, por un momento sintió sus piernas temblar. – Entra, entra no voy a hacerte nada... aun. – el tono de broma que usó no lo relajo en lo mas minimo

– ... – no podia hablar, la garganta la sentia como un desierto.

– Soy Osomatsu Matsuno, un placer lindura. – le tendio la mano con gesto amistoso, realmente no se veia como alguien malo, pensó y por desgracia ese habia sido su segundo error.

Despues de eso todo parecio mejorar misteriosamente, su madre fue internada en uno de los mejores hospitales de toda Italia, llegaba dinero a su cuenta personal sin que el tuviese que hacer algo y habia recuperado su casa y pagado por completo la hipoteca. Todo era perfecto, bueno al menos lo era hasta ese dia en que diez hombres armados entraron a su casa y se lo llevaron a la mansion Matsuno. Estaba asustado, mas que eso estaba muerto de miedo, no queria morir y menos de esa forma. Los hombres, que se veian dos veces mas grande que él, lo arrojaron sin ningún tipo de cuidado en una habitacion que parecia mas bien un estudio.

– Que agradable el verte de nuevo Karamatsu – detrás de la enorme silla negra apareció Osomatsu Matsuno. El de azul tembló. – ¿Quieres algo? ¿Vino? ¿Whiskey? ¿Un puro?

– ¿P-porque me trajeron aquí?

– ¿Eh? Oh vamos te veias como alguien inteligente ¿No me digas que no sabes que nadie da algo sin recibir nada a cambio? – se burló mientras se acercaba hacia donde estaba el de azul.

– Pero todavia no tengo el dinero y la fecha de pago aun no- – Osomatsu lo cortó posando delicadamente uno de sus dedos en sus labios. Karamatsu se sentia demaciado abrumado por tanta cercania.

– Digamos que eh decidido cambiar la forma en como me pagaras – lo miró directamente a los ojos mientras pasaba su brazo derecho por su cintura y lo pegaba mas a su cuerpo, el de azul se tensó al sentir el miembro erecto del de rojo contra su muslo. – De ahora en adelante y hasta que me aburra de ti trabajaras para mi, ahora soy tu Jefe y todo lo que ordene lo debes cumplir sin rechistar ¿Capisci?

– S-si... – Tercer error...

– Muy bien, ahora desnudate encanto que llevo semanas queriendo follarte...

Karamatsu suspiró de solo recordarlo, ese dia no solo habia perdido su virginidad si no que tambien habia perdido su libertad; aun y cuando su relación habia cambiado desde aquel entonces no podia evitar pensar realmente en ¿Cómo diablos se habia enamorado de ese hombre? Tal vez era lo que muchos llamaban sindrome de Estocolmo, o tal vez desde un principio se vio atraido hacia Osomatsu como las abejas a la miel ¿Y como no hacerlo si el maldito era condenadamente atractivo? tenia encanto de sobra y sobre todo sabia que decir, cuando decirlo y como decirlo para enredarte completamente y hacer que cayeras en sus manos.

– ¿Pensando en mi, Gattina mia? – pegó un pequeño brinco al sentir los brazos de Ichimatsu en su cintura.

– Que mas quisieras – desde su pequeña "salida" ambos se habian vuelto un poco mas cercanos, aun y cuando no lo pareciera Ichimatsu podia ser una persona amable cuando queria, se podria decir que ambos habian llegado a ser "amigos" aunque el de blanco aun siguiera empeñado en acosarlo a la menor oportunidad.

– Me rompes el corazón amore – se miraron unos segundos antes de comenzar a reirse. – hoy tengo un pequeño trabajo que hacer, no me esperes despierto, bueno de preferencia esperame desnudo en la cama.

– Solo vete – lo golpeó levemente para que lo soltara, el de blanco le tiró un beso antes de irse mientras el sottocapo solo negaba sonriendo.

Por alguna razón aun sentia ese mal presentimiento en su interior...

Business it's runs in the FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora