Capitulo 8

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Este capítulo está narrado desde la perspectiva de Totty :D

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Aspiro el fuerte aroma del tabaco que hay en el aire de la habitación mientras termino de afilar mis amadas navajas. Hay que ver lo que Osomatsu puede hacer cuando está molesto aunque no es para menos, lo peor que alguien puede hacerle a un Don de una Famiglia a la que pertenece y juro lealtad es traicionarlo, peor aún si eres una persona de su entera confianza. Miro de soslayo el bulto ensangrentado que reposa en el suelo del estudio de Osomatsu. Una doble traición, tanto su Consigliere como su Sottocapo le apuñalaron por la espalda; me muero por saber cómo terminara esto.

Choromatsu era un tipo aburrido, demasiado si me lo preguntaran a mí. Siempre se la pasaba todo el tiempo de lame botas y secretaria de Osomatsu, aunque más que eso parecía su madre siguiéndolo ahí a donde Don Matsuno fuera siempre pendiente de sus necesidades. Siendo sincero se podría decir que Choromatsu me gustaba, pero solo un poco, más bien le tenía lastima. De hecho le tenía tanta lástima que si no hubiera sido por mí ahora su cadáver se encontraría alimentando a los peces en el mar Mediterráneo. Espero que cuando todos sus huesos dejen de estar rotos y pueda volver a moverse me lo retribuya con creces.

Aunque no podría decir lo mismo de Karamatsu... Karamatsu Nakamura, ridículo nombre para un tipo igual de ridículo. Durante mucho tiempo me sentí celoso de él, siempre acaparado la atención de Osomatsu, siendo su "favorito" solo porque le abría las piernas ¡Yo también podría haberle abierto las piernas a Osomatsu sin problemas! Pero había algo más, oh claro que lo había. Se notaba a leguas en la forma en la que Osomatsu lo miraba, en el tono de voz que siempre usaba exclusivamente para él. Osomatsu nunca conservaba más de unos cuantos meses a sus juguetes, la última mujer que ocupó el lugar de Karamatsu termino con las entrañas de fuera al querer engañar a Don Matsuno fingiendo estar embarazada, de eso me encargue personalmente.

Pero no las culpo ¿Quién lo haría? Ser la amante de Osomatsu traía más beneficios de los que cualquiera podría imaginarse, al menos eso es lo que he escuchado. Es por ello que había apostado, más temprano que tarde Osomatsu se terminaría aburriendo de Nakamura y entonces cambiaria de juguete, o al menos eso pensé al principio. Jamás baraje la posibilidad de que Karamatsu pudiera hacer lo que ninguna otra mujer pudo ¿Quién hubiera pensado que el diablo tenía corazón después de todo? Había visto en persona lo que siempre considere impensable... Osomatsu se había enamorado. De solo recordar lo que había pasado hace unas cuantas horas sentía escalofríos por todo mi cuerpo.

Regrese de Japón unas horas antes que Osomatsu y Choromatsu después de haber terminado la "misión especial" que Don Matsuno me había encargado personalmente. Debo reconocer que es de las pocas estúpidas que dio pelea, Totoko me sorprendió por unos momentos al saber usar un arma pero su puntería era un asco. Unos cortesitos aquí y por allá, la garganta pulcramente cercenada y el abdomen abierto en un limpio corte de cesárea, mi premio descansaba en una pequeña bolsa de plástico negro. Me moría de ganas por ver el rostro de Choromatsu cuando se lo mostrara.

Prepare el estudio tal y como Osomatsu me lo había ordenado y me senté a esperar pacientemente el espectáculo que estaba a punto de ocurrir ¿Qué puedo decir? Ser los ojos de Osomatsu era un trabajo divertido y la remuneración que obtenía era lo mejor, después de todo para nadie es un secreto lo mucho que amo el dinero. La enorme puerta se abrió violentamente mientras el cuerpo de Choromatsu caía sin cuidado en la alfombra roja del suelo, su rostro estaba desfigurado por los golpes que seguramente Osomatsu le había proporcionado, la ropa hecha jirones y de las heridas de su cuerpo emanaban grandes cantidades de sangre que manchaban la alfombra.

Vi como el Consigliere, o debería decir ¿Ex Consigliere? Intentaba ponerse de pie pero al mínimo movimiento la piel se alzaba levemente; soy curioso, demasiado, y no tarde mucho en acercarme al pobre idiota en el suelo y voltearlo levemente. Como lo había supuesto, todos los huesos de su cuerpo habían sido hechos trizas, en algunas partes incluso podía ver sobresalir los pedazos de hueso que atravesaban la piel. El golpe seco que dio Osomatsu sobre su escritorio hizo que volteara a verlo. Nunca, durante todo ese tiempo que había estado trabajando para Don Matsuno, lo había visto perder los estribos de aquella manera, había dejado de ser humano, se había convertido en un maldito demonio.

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