7: El distanciamiento

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Llevábamos tanto tiempo metidos en la oficina realizando dibujos, arreglos, modificando el punto de vista y más de una vez, discutiendo, que no me di cuenta que ya eran las 7:00 pm. En eso, recibí una llamada telefónica a mi oficina.

-Oficina de mercadotécnia "Imagine & create" –respondí
-¡Oh no!, extrañaré el: "Oficina de Ithan Miller, habla su secretaria ¿En qué puedo servirle?"
-¡LEA! –grité y Michael volteó a verme –lo siento –contesté susurrando
-¿Estás con alguien? –me preguntó
-Con un cliente –contesté, pero la voz se me quebró al final
-¿Qué clase de cliente? –me preguntó interesada
-Quizá al rato –respondí
-Supongo que no puedes hablar
-Supones bien -concordé
-De acuerdo, me llamas cuando estés libre –colgó

En cuanto puse el teléfono en su lugar, llamó mi atención con un:"ejem"

-¿Si?
-¿Qué te parece esto? –me preguntó señalándome un diseño
-Creo que hace desentonar el avance que tenemos –contesté honesta y él miró el reloj
-Ya es tarde. ¿A qué hora salen los empleados?
-Algunos a las 5, otros a las 8 y yo debo salir a las 9 ¿Por qué?
-¿Hay algún problema en que te retires a las 9?
-No
-Muy bien

Y se volvió a concentrar en el trabajo, él me decía las cosas y yo las elaboraba en computadora para mostrárselas, he de decir que me corregía mucho. Dieron las 9:00 pm.

-Bien, creo que es suficiente avance por hoy –me dijo
-Como usted vea
-¿Usted? –preguntó mientras levantaba una ceja
-Lo siento, como tú veas
-¿Acaso quieres quedarte trabajando conmigo?
-Por mí no habría problema –contesté
-¿Toda la noche?

Automáticamente se me hizo un nudo en la garganta, lo que me dificulto tragar.

-Solo bromeo –contestó al ver que yo estaba en shock
-Cl-aro
-En fin, ¿Te acompaño a casa?
-Muy amable pero no gracias
-Insisto, me sentiré mal si te vas sola

Mi mente, sin necesidad de más material, lo imaginó entrando por la puerta de mi habitación con rumbo a mi cama, quitando las sábanas de mi cama, mientras me pegaba a él con su brazo rodeando mi cintura... ¡Dios!

-Está bien- dije dos octavas de voz por debajo de la normal
-Gracias –respondió mientras tomaba su saco de la silla en la que había estado sentado y yo tomé mi bolso y suéter
-¿Hay algún problema en que dejemos todo tal cual? –preguntó
-No, para nada. Cerraré con llave

Caminamos en silencio por el largo pasillo y también por el estacionamiento. Me dirigí a mi auto sin mirar atrás cuando unas manos largas y cálidas me detuvieron por la cintura.

-¿A dónde crees que vas?
-A mi auto
-Creí que te acompañaría a casa
-Así es, me ACOMPAÑARÁS, mas no me irás a dejar. Es muy distinto
-¿Y cómo regresaré a mi casa? –preguntó

Por mí, se podría quedar en mi casa...en mi cama... uff.

-Oh, olvídalo, vayamos en tu auto- aceptó

Subí del lado del conductor pero al fijar la vista en frente lo vi plantado frente a mí con los brazos a ambos lados de su cadera y mirándome a los ojos.

-¿Qué sucede? –pregunté cuando se acercó para abrir la puerta
-Yo conduciré así que...

Salí extrañada de MI auto para sentarme del otro lado. Entré y cerré la puerta. Arrancó acelerando.

-¿Por dónde vives?
-Yo te voy diciendo
-Tienes bonitos ojos –señaló
-Ammm, gracias- enrojecí
-Y bonita nariz
-No sé que decir
-Podrías decir que soy lindo
-Podría ser que no lo pienso
-Podría ser que me mientes
-Podría ser que estás tan acostumbrado a que te lo digan que crees que todos pensamos lo mismo –contesté un poco emocionada por ver que se le ocurriría con eso
-Podría ser que he notado como me miras
-Podría ser que eres demasiado ególatra
-Podría ser que tu te volverías igual si te dijera todo lo que me atrae de ti

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