13: Dificultad

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Llegué corriendo al hospital buscando la habitación 815 con Michael, Lea y su acompañante tras de mí, justo al llegar, entré sin tocar y la ví ahí, en cama, mi padre se hallaba a su lado y el doctor se giraba a verme.

-Mi amor –me dijo mi madre al verme entrar
-Mamá, ¿Qué sucedió? –pregunté más tranquila
-Nada importante –contestó mi madre
-¿Ah no? –contestó mi padre mientras yo lo miraba esperando una respuesta pero mi padre miró al doctor
-Su madre llegó con pérdida de peso inexplicable, sed excesiva y orina frecuente, dolores de cabeza y visión borrosa
-¿Y esos son síntomas de qué? –pregunté preocupada de nuevo

Algo en la actitud del doctor no me gustó nada.

-Aún no lo sé, necesito ver los resultados de los análisis que le mandamos a hacer –contestó sin más –con permiso –dijo saliendo de la habitación
-¿Cómo supiste que estábamos aquí? –preguntó mi padre
-Tyson me avisó –contesté 
-Mi cielo, no tenías que haberte molestado en venir –replicó mi madre
-Mamá, por favor, para mí no es ninguna molestia venir a verte

En eso, llegó Tyson.

-Gracias Tyson- dijo mi padre

-No tiene nada que agradecer

-Bueno, en lo que esperamos los resultados de los análisis, iré a comer algo rápido. ¿Vienes hija?

-No papá, me quedaré aquí –expliqué

-Cielo, estoy bien, además Tyson se quedará conmigo, ve a comer
-¿Segura? –pregunté y mi madre asintió con la cabeza
-No tardamos –dijo mi padre

Al salir por la puerta, Lea, su acompañante y Michael se acercaron a nosotros.

-¡Lea! Querida, que sorpresa –dijo mi padre, aunque no entiendo cual sorpresa si Lea y yo vivimos juntas desde hace tiempo
-Que gusto verlo Señor. ¿Cómo está su esposa?

-Aún no sabemos, le fueron a realizar unos análisis- contesté

-Mientras, bajemos a la cafetería a comer algo. ¿Vienen?

Estaba a punto de ir con ellos cuando mi padre me tomó del brazo para hacerme girar.

-Princesa, tengo que hablar contigo

Yo me giré a ver a Lea y Michael, que se habían detenido.

-Adelantense, no nos tardamos –les aseguré -¿Qué sucede? –pregunté una vez que se fueron
-No quería decirlo pero, el doctor tiene una ligera sospecha de lo que podría tener tu madre

Automáticamente me asusté.

-¿Y qué es? –pregunté inquieta
-Diabetes –soltó mi padre
-¡¿Qué?! ¡No puede ser! Siempre creí que los síntomas en la diabetes se presentaban cuando ya no había solución –a esto, mi padre me miró con elocuencia

Sin más, me acerqué a él y lo abracé.

-Tranquila pequeña, le diré a Martha que debemos cuidar más su alimentación
-¿Le dirás? –pregunté refiriéndome a mi madre
-Debo pensarlo
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Después de la comida llena de risas y de las presentaciones (De Lea: su novio, se llama Edwin, mía: de Michael, solo que no supe presentarlo, aunque claro, mi padre tuvo sus sospechas), Lea y Edwin se retiraron. Pero Michael decidió esperarme, cosa con la que yo no estuve muy de acuerdo.

-Pues no me moveré de aquí si tú no lo haces –me contestó y yo refunfuñé
-Bien, iré a despedirme de mis padres y vuelvo
-Muy bien –aceptó, pero no me dejó ir sin antes besarme como solamente él sabía hacerlo

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