EL LABERINTO
Sin haber podido resolver ese maldito juego, Edy se fue a la cama, frustrado y un poco enojado consigo mismo. llevaba semanas tratando de resolverlo.
se recostó sobre la cama y cerró sus ojos. pero, cuando se despertó, ya no se encontraba en su habitación, ni siquiera estaba en su cama. él yacía en el suelo húmedo y frió.
se levantó sobresaltado, miró a cada lado tratando de descifrar donde se encontraba. Era un pasillo largo de paredes de piedra; unas antorchas en las paredes alumbraban el camino hacia un lado y hacia el otro.
Comenzó a caminar. El pasillo parecía interminable.
Ese lugar le recordaba al jueguito que hacía semanas trataba de resolver. El objetivo era encontrar la salida de un laberinto subterraneo.
Edy siguió caminando. Se topó con una pared. El camino que llevaba recorriendo desde hace mas de 10 minutos, terminaba allí, lo cual, en un laberinto de esas magnitudes, podrá significar que tendría que recorrerlo por varias horas antes de encontrar la salida.
Decidió que correría, no tenia tiempo que perder.
Corrió en la otra dirección, dobló en una, giro en otra, se chocó con una pared. Volvió sobre sus pasos, volvió a girar, a correr en linea recta y a doblar.
Así pasaron varias hora hasta que Edy notó un leve rayo de luz que no provenía de las antorchas.
Corrió hacia él lo mas rápido que pudo, esa luz podía significar su salida de ese lugar. pero no, no era su salida ni mucho menos.
Había llegado a una habitación vacía pero iluminada. La luz solo estaba allí, no provenía de ninguna antorcha.
un muro lo encerró en aquel sitio.
el la pared opuesta a él se encontraba un acertijo. el acertijo final, con él podría salir de ese espantoso laberinto.
Escrito en piedra, en la parte mas alta de la pared, se encontraba la consigna del acertijo:
ELIJE EL BOTÓN CORRECTO Y ESCAPARÁS
ELIJE EL EQUIVOCADO Y POR SIEMPRE TE QUEDARÁS.
frente a él, una serie de botones de roca de diferentes formas.
Una sola oportunidad.
Un solo botón correcto.
Un simple error implicaría permanecer allí por quien sabe cuanto tiempo.
Estaba a punto de presionar un botón cuando notó que, tal vez, era algo capcioso y la respuesta no estaba entre sus opciones.
Dió media vuelta y frente a él encontró una pequeña roca que sobresalía de la pared. Estaba seguro de que esa era la roca que lo sacaría de ahí.
La presionó y todo se oscureció.
La luz volvió, estaba otra vez en su cuarto, en su cama y allí en el suelo estaba el juego.
Lo tomó y repitió cada acción realizada en el laberinto y lo logró, terminó el maldito juego.