Capítulo 1 - ¡Mía!

372 24 2
                                    

Hoy era el día en el que el nuevo alfa llegaría a la manada. 

Mis amigas - Taylor y Alyson -  y yo no lo conocíamos, ni siquiera sabíamos que mi padre se iba a retirar del cargo de la manada, no tenía ni idea y eso me molestaba. Nunca me contaban nada porque me consideraban la niña, todavía no era adulta para ellos, y se guardaban cosas para ellos. En verdad estaba un poco harta de que eso pasara todo el tiempo.

-  ¿Tuviste tu primera transformación? - le preguntó Tay a Aly que asintió. Alyson se había transformado dos días antes cuando estábamos las dos viendo una serie y mi padre le había ayudado a que su primera experiencia lobuna no fuera un desastre. Ella se había convertido en una loba de pelaje negro y ojos amarillos, me había quedado asombrada y encantada de que mi amiga por fin hubiera entrado en fase pero, por otro lado, contemplar la escena me había dado miedo, no sabía qué pasaría cuando yo me transformara. Era hija de una híbrida y un lobo, ¿acaso saldría medio vampiro medio lobo? ¿Se podrían complicar más las cosas en un futuro? -. Qué pena que no estuve allí, siempre me pierdo lo interesante - protestó Taylor, y tanto Alyson como yo nos reímos de su expresión. 

Se hizo el silencio en la sala y, cuando las tres nos giramos, vimos como unos hombres empezaban a saludar a mi padre y a los betas y deltas de la manada, parecían conocerlos de toda la vida por las bromas que se hacían entre ellos y las risas de estos. Anduvieron hacia el centro y apareció mi padre por lo que todos prestamos atención a nuestro todavía alfa.

-  Hola a todos. Hoy es un día especial ya que dejo de ser el alfa de BlackWest y un nuevo alfa está hoy aquí para tomar el relevo. Os presento a su padre, Sergey Petrov - dijo señalado a un señor de una parecida edad a la de mi padre, con el pelo negro oscuro y unos ojos grises como una tormenta, imponía respeto solo con su porte de guerrero. Por alguna razón aquel señor me sonaba, pero no tenía ni la más remota idea de por qué ni de dónde -, y a nuestro nuevo alfa, Dimitri Petrov.

Y fue entonces cuando el alma se me cayó a los pies. 

Dimitri...Dimitri era el niño que se había criado conmigo y con mi primo Emmet , era el niño que siempre me había gustado y el que me había rechazado cuando le había confesado mis sentimientos con doce años. Ahora, cinco años después, estaba de vuelta cuando no quería que lo hiciera, había estado muy bien sin él, perfectamente, no, mejor, divinamente, ¿por qué tenía que aparecer ahora, joder?

Pero, de un momento a otro, nuestros ojos se encontraron y sentí algo dentro de mí revolviéndose. No eran las arcadas que sentía al verlo, era algo más, algo que me hizo agarrarme a la silla para controlarme y no ir hacia él.

"Mate" - gritó una voz dentro de mi cabeza -. "Nuestro mate, por fin"

Yo no sabía qué me estaba pasando pero pude ver la expresión de Dimitri, él apretaba la mandíbula mientras me miraba, quizás estaba enfadado de hacerme visto de nuevo después de tanto tiempo, o quizás...¡No, no podía ser eso! Era que le desagradaba tanto como a mí el reencuentro, eso era todo. 

Observé como ponía una sonrisa falsa en sus labios para después acercarse a mi padre y darle la mano, este le dejó espacio por lo que supuse que iba a hablar como nuevo alfa. Oí como las chicas susurraban entre ellas sobre que era guapo y no sé qué estupideces más, yo solo no podía dejar de mirar a Dimitri, todos mis sentidos estaban centrados en él, no podía aunque quería parar de prestarle atención a aquel gilipollas.

-  Es un honor volver a la manada BlackWest, hacía tiempo que no estaba por Londres pero veo que nada ha cambiado - dijo mirándome a mí, fijamente -, aunque algunas cosas lo harán, lo aseguro. No...

Y siguió hablando pero yo me había quedado con su amenaza. Porque había sido una amenaza, quizás no dirigida a mí pero sus palabras me habían como abofeteado, junto con sus ojos negros clavados en mi rostro. Él seguía hablando pero yo salí de la sala con la excusa de ir al baño y respiré aire fresco en el jardín, me estaba poniendo roja como un tomate cuando no tenía razón alguna, no había por qué alarmarse, podía escapar de Dimitri cuando quisiera.

-  ¡Mía!

Me giré y vi a Dimitri acercándose a mí a una velocidad bestial, sus ojos estaban centrados en los míos y, cuando llegó a donde yo estaba, sus manos se posaron en mi cadera acercándome a él. Sentía algo intenso que se propagaba por mi cuerpo pero aún así intenté soltarme de su agarre, sin mucho resultado, claro. 

-  Suelta o juro que... - dije pero él ya tenía sus labios sobre los míos. 

Me atacó salvaje con su boca haciendo que sintiera mi cuerpo temblar y sus manos me apretaron contra su cuerpo, lo sentía tan cerca que podía notar a mi corazón latiendo muy rápido. No pude resistirme, caí en su trampa llevando mis brazos a su cuello y poniéndome de puntillas para profundizar el beso, quería sentirlo todavía más cerca de mí. No separamos unos segundos después por falta de aire pero Dimitri no dejó de rodear mi cintura con sus brazos, seguía pegada a él. 

Me encontré con sus oscuros ojos y la voz en mi cabeza aumentó de volumen pidiéndome que me dejara marcar, algo que no estaba dispuesta a hacer nunca, ni loca de la cabeza.

-  Dimitri Petrov, suéltame ahora mismo - gruñí molesta con su sola presencia. 

No sabía lo que me había pasado pero esa no era yo, no quería tener a aquel ruso cerca de mí, lo odiaba y tampoco es que tuviera buenos recuerdos con él. Quizás de cuando éramos "amigos" antes de que me confesara pero ya lo había superado.

-  Eres mía -  dijo Dimitri sin hacer caso a mis palabras. Acercó sus labios a mi cuello y me besó dejándome helada, su cálido aliento sobre mí me dejó sin palabras -. No te vas a escapar, Francesca. 



Falling For My Mate [SD2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora