Capítulo 5 : Única mujer.

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- Myles - susurré sabiendo que ambos sentíamos algo pero que en ese momento, siendo la luna de la manada, era imposible que estuviéramos juntos -. Sabes que...

- Lo sé pero eso no cambia mis sentimientos, Fran - murmuró.

- Pero a lo mejor yo si que hago que cambien - dijo una voz a nuestras espaldas y, cuando nos giramos, nos encontramos con un Dimitri colérico a punto de saltar sobre la yugular de Myles que lo miraba fijamente con la mandíbula apretada.

¿Dónde me había metido?

Ni siquiera yo misma lo sabía.

Sabía que no necesitaba más problemas, Dimitri ya me tenía entre la espada y la pared como para que ahora apareciera Myles y me pusiera las cosas más difíciles. En su momento había sentido cosas indescriptibles por mi ex -novio pero ahora las cosas eran más complicadas. No solo estaba el hecho de que debía asegurar el orgullo de la manada como luna sino que una cosa era rechazar a Dimitri como mate y otra muy distinta era estar con otra persona.

Daba igual lo que quisiera de Dimitri, la cuestión estaba en que debía de aceptar de una vez que nuestro vínculo no se separaría, los rollos lobunos eran demasiados ajenos a mi entedimiento porque no había prestado atención a ninguna de las explicaciones de mis padres cuando ellos se habían puesto en modo "vamos a tener una charla seria". Mi madre tampoco había llegado a tiempo de contarme el papel de luna aunque me estaba empezando a dar cuenta de que era de lo más complicado, no solo por Dimitri sino por la carga de ayudar a que todo estuviera en su sitio y asegurarse de que el clan estaba bien abastecido de armas, comida, etc. Conocía esas responsabilidades como la hija del antiguo alfa pero no de ese modo, antes me había limitado a echar una pequeña manita a los ayudantes de mi padre, ahora era yo una de las más importantes para que nada se torciera.

-  Myles, creo que debo decirte que ahora Dimitri y yo...estamos algo así como unidos para siempre, ¿entiendes? Siento sonar tan descorazonada pero creo que no deberías seguir pensando en mí. No quiero que sufras por mi culpa.

Myles intentó decir algo pero su primo levantó la mano mandándolo callar, Dimitri tenía una especie de expresión extraña. No estaba ni contento ni lo que se le conocía como expresión amenazadora de alfa, en verdad en ese momento no podía descifrar sus pensamientos. Era como la caja de Pandora, y en ese caso prefería no tentar al destino, de momento no la iba a abrir.

Myles asintió e hizo una especie de despedida. Se había rendido fácil. Por un lado me sentaba mal que me fuera a olvidar tan rápido pero después miré de reojo a Dimitri y me convencí de que era lo mejor. Mi mate era muy territorial, de ese hecho no había duda, ya había tenido pruebas suficientes de ello.

-  Dimitri, Myles solo...

-  Lo sé, lo conozco. No sabía nada de lo que había pasado entre vosotros pero ahora me andaré con más cuidado, Myles no se rinde así como así.

-  ¿En serio? - pregunté con demasiado entusiasmo.

Él me miró, esa vez si que se notaba que estaba enfadado, y solo tardó unos segunos en empezar a acercarse a mí de una manera muy amenazadora. Cada paso que daba desataba un pequeño rayo en mi interior, su cercanía provocaba en mí el caos, una tormenta que me costaba una barbaridad controlar. Dimitri se detuvo cuando no hubo casi espacio entre nosotros, y me volvió a mirar a los ojos. Sus profunfos ojos negros centrados en mí, era una sensación desquiciante y excitante a la vez. Quería que me volviera a besar, no era tan tonta como para intentar negarlo.

-  Soy yo al que tienes que mirar, sentir, prestar atención...todo. Yo soy el que te pertenece como tú lo haces, Francesca, no voy a dejar que nadie más se interponga, ni siquiera mi primo.

- Y-Y-Yo lo sé - susurré cuando una de sus manos se acercó hasta mi rostro y me acarició la mejilla derecha con lentitud. Era como una descarga de la punta de mis pies hasta el último recoveco de mi cuerpo.

-  Te quiero solo para mí - murmuró apoyándose en la encimera que estaba detrás de mí haciendo que nuestros cuerpos encajaran a la perfección -. Deseo que seas mía.

-  No lo deseas, Dimitri. Solo estás poseído por un rollo lobuno que...

-  El "rollo lobuno", como tú lo llamas, funciona pero si no existe una pizca de sentimientos o atracción entre ambos miembros de la pareja, carece de sentido. Franny, eres...

-  Tu mate, lo sé - suspiré, estaba un poco harta de eso término.

-  No - sus manos se situaron en la parte baja de mi cintura y me acercaron hasta que estuve pegada a él -. Eres mi novia, Fran.

-  ¿Novia? No creo que eso esté relacionado con el tema de las parejas lobunas y...

Él posó un dedo sobre mis labios acallándome y negó con la cabeza. Lo único que pude pensar fue : ¿ahora voy a tener prohibido hablar? Pero cuando Dimitri se acercó a mi boca y me dio un beso casto, olvidé hasta mi nombre y número de identificación. Dejé de respirar, bueno, no, sino estaría muerta, pero retuve el aliento unos segundos sin saber qué decir o hacer.

-  No pienses en la palabra mate. Pertenecemos al mundo humano también y ellos, al salir con una persona, no piensan en el destino ancestral ni en nada de lobos. Créeme, tengo experiencia.

Aquello hizo que frunciera el ceño, ¿había dicho que tenía experiencia con el mundo humano por haber estado fuera de nuestra manada o que tenía experiencia en eso de ser "novio" de una chica? De repente sentí unas ganas terribles de aullar y dejar que Dimitri me marcara como suya para que nadie, nadie que no fuera yo, se le acercara pero luego recuperé mi conciencia.

-  Ah, ¿sí? Y como has tenido muchas experiencias, ¿vas a utilizar en mí los mismos trucos que utilizaste en el pasado con otras chicas?

Y sonrió.

Maldito Dimitri Petrov, me iba a volver loca

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Maldito Dimitri Petrov, me iba a volver loca.

-  Nunca he dicho nada de ninguna chica, cielo. ¿Estás segura de que tú no has sido la única mujer de mi vida? Podrías equivocarte.

Falling For My Mate [SD2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora