Capítulo 7 : Mi luna.

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El campo de entrenamiento se quedó vacío en un solo segundo debido a la presencia de Petrov. Bueno, debido a su presencia y a sus horripilantes gritos que asustaban a cualquiera.

El caso es que me quedé a solas con él - algo altamente peligroso en todos los sentidos - y eso no me hizo ninguna gracia. Dimitri me provocaba cosas extrañas pero también había una parte de mí que le tenía miedo cuando utilizaba su poder de alfa. Sus ojos se volvían tan profundos que parecía no tener alma.

Así que huí.

O, más bien, traté de huir de él corriendo hacia la salida.

No llegué muy lejos, obviamente.

Me alcanzó tirándose sobre mí haciendo que ambos cayéramos al suelo. Intenté levantarme pero él ya estaba sobre mí sin dejar que me moviera ya que agarró mis manos y me bloqueó las piernas con las suyas. Volví a tratar de zafarme de su agarre pero eso solo hizo que él apretara más acercando su cuerpo al mío.

-  Petrov...- susurré entre dientes.

No me gustaba que utilizara la fuerza conmigo, y mucho menos que estuviera tan cerca. De esa forma no me dejaba pensar, solo existía esa cuerda - ese vínculo - que tiraba de mí hacia él de manera irracional. Mi cuerpo quería que me acercara y tomara sus labios hasta que estos dolieran pero otra parte de mí me decía que eso solo era porque Dimitri era mi mate. Aún así, mi cuerpo seguía reaccionando, derritiéndose debajo de su toque.

-  Me gusta tenerte así - sonrió acercando su rostro a mi cuello para después dejar la huella húmeda de sus labios.

Mi pulso se aceleró como un tonto y mi cuerpo cedió un poco por mucho que intenté quedarme como una tabla de planchar en sus manos. Aparté la mirada para no ver sus oscuros y atrayentes ojos pero eso solo sirvió para que él tuviera mejor acceso a mi cuello. Repartió un caminito de besos y después una de sus manos bajó acariciándome por encima de la ropa de entrenamiento.

Solté un suspiro de placer sin poder evitarlo y vi como él sonreía satisfecho, sabía perfectamente lo que provocaba en mi cuerpo y eso le complacía.

Puto ego masculino.

-  P- P-Pues a mí no me gusta - dije en a penas un susurro.

Sus dedos acariciaron mi vientre enviando corrientes a todo mi cuerpo, mi barrera se estaba rompiendo poco a poco sin que pudiera hacer nada. No quería dejárselo tan fácil, no quería caer por Dimitri Petrov como lo habían hecho todas las chicas de la manada. No quería volverme una loca loba que solo pensara en él.

Pero sus caricias me hacían anhelar lo contrario.

-  Ambos sabemos que eso no es cierto, nena - y, de un segundo a otro, sus labios estuvieron sobre los míos salvajemente.

Habían impactado - literalmente - en mí y de ninguna forma se me pasó por la cabeza rechazar el beso, me encontraba demasiado perdida en las sensaciones como para seguir utilizando mis neuronas. Solo me dejé llevar por aquella boca y uní mi lengua a la suya cuando ésta me buscó, era todo lo que mi cuerpo me pedía.

No supe cuánto tiempo estuvimos así pero, al separarme, cogí una larga bocanada de aire teniendo miedo de ahogarme. Dimitri apoyó su frente contra la mía y sonrió ladeadamente - de esa sexy forma que dejaba a las chicas sin palabras - mientras me acariciaba el labio inferior.

-  Creo recordar que te dije que no te acercaras a Myles - musitó aunque pude notar perfectamente que lo que menos quería era susurrar.

-  Myles es mi amigo, no voy a dejar de verlo porque tú me lo digas - respondí empezando a intentar soltarme otra vez.

Él me agarró más fuerte y me miró a los ojos.

-  Soy tu mate, no debes pensar en nada más que en mí, y eso incluye a mi primo. Además, soy tu alfa, debes obedecerme.

-  Dimitri...- pero me besó callándome.

Se levantó de mi cuerpo y me ofreció la mano. Por un momento pensé en aceptarla pero me levanté sin su ayuda haciendo que él gruñera y me agarrara de la cintura para después pegarme a su cuerpo.

-  Me estás volviendo loco, Francesca. Quisiera quedarme encima de ti para demostrarte lo que en verdad sientes y niegas pero, por mucho que quiera, tengo asuntos que...

- ¡ALFA! - gritó una voz a nuestras espaldas.

Intenté separarme avergonzada por la posición en la que nos encontráramos pero Dimitri no me dejó, es más, me acercó más a su cuerpo, si es que eso era posible. Un chico de pelo negro que reconocí como el beta se aproximó corriendo.

Nos miró curioso y con un sonrisilla pero, al ver la seriedad en la expresión del alfa, cuadró los hombros.

-  Nos han informado de que unos chupasangres andan por las fronteras de nuestras tierras. No son muchos pero...

-  Gracias, Nate - le cortó Dimitri -. Me encargaré del asunto personalmente, nos vemos en mi despacho en unos minutos.

Nate  asintió y se fue, no sin antes recorrerme con la mirada y sonreír a Dimitri con algo que pareció orgullo masculino. Se veía que eran amigos pero que, cuando los temas de la manada se interponían, Petrov se tomaba muy en serio el papel de alfa.

-  Debo irme - dijo él llamando mi atención. Lo aparté y me alisé la ropa intentando que mis mejillas no se pusieran rojas al recordar lo que había pasado unos minutos antes -. ¿Estarás bien?

-  Lo estaré, Petrov - solté con un tono mordaz. No quería ser todo delicadeza delante de él, no quería atraerlo como mujer así que no pensaba ser la típica chica a la que se le caía la baba todo el rato -. Lo he estado estos años sin que tú estuvieras cerca.

Él miró al techo por un momento antes de volver a acercarse a mí para atraerme hacia su cuerpo y depositar un casto beso en mis labios que me volvió a dejar sin argumentos.

-  Lo sé pero eso ya no pasará. Eres mía y no te dejaré ir, Francesca. Eres mi luna y serás mi pareja hasta el último segundo de mi existencia.

Intenté que sus palabras no me calaran pero fue demasiado tarde: sentí como mi barrera se rompía aún más.

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2017 ⏰

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