Capítulo 4 : Anhelo.

273 22 4
                                    

¿Es que iba a estar molestándome a todas horas como si fuera mi padre?

Salí del ring y anduve hasta la salida sin hacer caso a sus llamados pero, cuando pasé la puerta del recinto, sentí como me agarraba del brazo. Me giré molesta por sus estúpidas acciones y le miré con todo el odio que sentía en ese momento, con todo el odio que podía sentir por él contando que era mi mate.

- ¡Estoy harta! Ojalá pudiera rechazarte, Dimitri, eres más insoportable que cuando éramos pequeños.

Él me miró frunciendo el ceño por mis palabras pero dejó de hacerlo para después mirarme con una sonrisa irónica de esas que te daban ganas de partirle su cara de macho de la manada.

- Que yo recuerde estabas enamorada de mí cuando éramos pequeños.

Temblé al oír esas palabras, ¿queríar restregármelo cuando recordaba perfectamente lo que me dolió que él me rechazara? Sus manos se situaron en mi cintura y me acercaron a él mientras no dejaba de mirarme fijamente sin que desapareciera aquella sonrisa ladeada de sus labios. No podía dejar que me desarmara así pero tampoco podía alejarme de su tacto, sentía dentro de mi un enorme impulso que me forzaba a responder a sus caricias aunque yo intentara negarme. Mi cuerpo estuvo pegado al suyo en menos de un segundo y uno de sus brazos rodeó mi cintura mientras el otro sujetaba mi mentón para después besarme. Mi corazón empezó con su rápido taqueteo y mis manos, sin saber muy bien lo que estaban haciendo, se elevaron para agarrarse a su cuerpo al sentir la fuerza y el salvajismo con los que me estaba besando, sentía a todo mi cuerpo temblar como la gelatina.

No podía apartarme cuando él movió una de sus manos y empezó a acariciar mi espalda por debajo de la camiseta haciendo que mi piel se erizara, solo bastaba un toque suyo para tenerme anhleándolo, siempre había sido así y, por mucho que me intentar...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No podía apartarme cuando él movió una de sus manos y empezó a acariciar mi espalda por debajo de la camiseta haciendo que mi piel se erizara, solo bastaba un toque suyo para tenerme anhleándolo, siempre había sido así y, por mucho que me intentara mentir a mí misma con que ya lo había superado, los cinco años que habíamos estado separados habían hecho que mis ganas y hambre por él fueran a más. Cuando me había enamorado de él había sido una niña pequeña que no sabía nada, pero ahora sabía lo que pasaba cuando una mujer y un hombre se dejaban llevar por unas sensaciones tan arrolladoras como las que ahora llenaban mi cuerpo. Dimitri sabía perfectamente lo que me provocaba, se deleitaba con las respuestas que le daba y los gemidos que salían de mi garganta cada vez que sus labios atrapaban a los míos, parecía no existir más a nuestro alrededor.

-  No lo estaba...-me esforcé por decir y, cuando sentí sus ojos sobre los míos, algo en mi interior se movió -. No te amaba, solo era un capricho de niña pequeña - y dicho eso, le mordí el labio inferior sin poder detenerme para después alejarme.

Si pensaba que lo iba a tener tan fácil, estaba muy quivocado. Podía dejarme temblando y derretirme con sus caricias pero había algo que yo ansiaba más : su amor. Siempre lo había querido y, por mucho que sus besos y caricias me dijeran que sentía algo por mí, aquello no tenía por qué ser amor. Yo estaba más descantada a que se trataba simplemente de aquel rollo lobuno de mates, seguramente Dimitri no me habría prestado nada de atención de no ser por la sorpresa de que estábamos destinados a ser pareja lobuna. Es más, si no se hubiera convertido en el alfa de la manada, estaba segura de que no habría vuelto para no verme de nuevo. Total, había estado lejos evitándome cinco años, podría seguir haciéndolo toda la vida.




Mientras estaba comiendo con mis amigas en el salón de la casa hablando de los problemas que ellas habían tenido con sus mates por acompañárme al entrenamiento, Myles apareció. No tardó en acercarse a mí y sonreírme haciendo que yo se la devolviera, Myles siempre conseguía sacar lo mejor de mí.

-  Nosotras nos vamos - susurró Taylor tirando de Alyson que nos miraba curiosa, ambas sabían que Myles y yo habíamos estado "juntos" hacía dos años, más o menos, y que todavía quedaban algunas cenizas.

Por supuesto que mi padre no se había enterado de nada, él esperaba que encontrara a un mate a la altura de sus espectativas. Myles había sido el novio más cariñoso del mundo y había hecho que la muerte de mi madre no pesara tanto sobre mis hombros. Siempre me había apoyado y sus constantes atenciones me habían hecho sentirme querida.

-  ¿Por qué sigues siendo tan hermosa? - preguntó y yo no pude evitar soltar una carcajada, ¡ya salió el halagador! Lo miré con una sonrisa y él pasó uno de sus brazos por mis hombros para después acercarme y besar mi mejilla con dulzura como lo había hecho tantas veces en los años pasados.

-  ¿Por qué sigues siendo tan hermosa? - preguntó y yo no pude evitar soltar una carcajada, ¡ya salió el halagador! Lo miré con una sonrisa y él pasó uno de sus brazos por mis hombros para después acercarme y besar mi mejilla con dulzura como lo h...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-  ¿Sabes que estás en peligro? Soy la mate del alfa y, como él te encuentre conmigo, se va a poner furioso - dije.

-  Me da igual, Dimitri no me da miedo.

-  ¿Ah, no? - pregunté curiosa, se lo notaba muy tranquilo cuando todos en la manada sabían como se las gastaba Dimitri cuando estaba enfadado -. ¿Por qué estás tan seguro de ti mismo, eh?

-  Porque lo conozco de toda la vida, es mi primo y sé como enfrentarlo cuando la ira lo ciega por completo.

¡Zasca! Aquello no me lo había esperado, ¿Myles era primo de Dimitri Petrov? Pero yo recordaba haber conocido a Myles después de que Dimitri se fuera, ¿habían estado alejados todo este tiempo o yo no había reparado antes en Myles?

-  Pero tú llegaste cuando él se fue, ¿no pertenías a nuestra manada?

-  Si pero él hizo todo lo posible para que no pudiera estar cerca de la manada, nunca nos hemos llevado bien que se diga ya que desde pequeños hemos estado compitiendo por todo. Pero, al llegar aquí y ver que te había dejado ir, no estaba dispuesto a hacerlo yo tambien.

-  Myles - susurré sabiendo que ambos sentíamos algo pero que en ese momento, siendo la luna de la manada, era imposible que estuviéramos juntos -. Sabes que...

-  Lo sé pero eso no cambia mis sentimientos, Fran - murmuró.

-  Pero a lo mejor yo si que hago que cambien - dijo una voz a nuestras espaldas y, cuando nos giramos, nos encontramos con un Dimitri colérico a punto de saltar sobre la yugular de Myles que lo miraba fijamente con la mandíbula apretada.

¿Dónde me había metido?

Falling For My Mate [SD2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora