c i n c o

943 112 17
                                    

-Lamento que hayas tenido que ayudarme... -murmuró Edgar algo apenado por la situación, se suponía que jugarían no que recogerían leña.

Su padre le había pedido el favor de traer leña para las fogatas y otras cosas dentro de la aldea, por lo cual Edgar no pudo negarse. Sin embargo, meter a Shu no estaba en sus planes.

- No hay problema, aparte así puedo conocer más el bosque -Shu le sonrió a su amigo, quien le respondió la sonrisa.

- Para ser una señorita eres bastante arriesgada, cualquiera ya estaría quejándose por llevar leña -dijo Edgar con algo de burla en su voz. La rubia prefirió hacer de cuenta que no había escuchado nada y seguir con lo suyo.

Edgar siempre era así, arruinaba los buenos y bonitos momentos que pasaban juntos, realmente era un idiota.

Y Shu hubiera continuado quejándose de su gran amigo mentalmente, de no ser porqué se encontró con un conejo café con manchas blancas.

- ¡Edgar, mira! -Shu había tomado al pequeño animal en brazos, quien no pareció quejarse.

El castaño volteó a ver a su amiga, quien sostenía un animal en sus manos, no era nada más y nada menos que un conejo.

- ¡Wow! Podemos cocinarlo en la fogata...-Edgar se acerco a la rubia y al conejo. Shu le lanzó una mirada asesina-. Miento. Que bonito.

- ¿Verdas que si? Nunca había visto uno...-susurró la última parte.

Y en efecto, era cierto. La madre de Shu no le permitia mirar ni tocar a ningún animal o insecto porqué decía que estaban sucios y podía enfermarse. Ni siquiera la había dejado tener una mascota. Era horrible.

El castaño observó a su amiga, parecía estar contenta con el conejo, pero sabía, por parte de Shu, que su madre no lo iba a permitir.

- Podemos tomarlo, mis padres no me dirán nada, así podrás venir a verlo y cuidarlo -dijo Edgar acariciando al conejo.

- ¡Seremos como sus padres! -exclamó Shu feliz y sonriente. Pero, al ver el rostro sonrojado de Edgar, el de ella también se tiño de rojo-. Y-yo...me refería a...conejo.

Edgar había escuchado bien lo que dijo y a pesar de que Shu no lo había dicho en ese sentido, él lo había entendido así.

- N-no pasa nada, esta bien, cuidaremos a nuestro conejo.

Después de ese día, Shu iba cada vez más seguido a la aldea de Edgar, dejando de lado sus obligaciones, sin importarle su madre.

Es por eso que Reiji había decidió tomar cartas en el asunto.

Aún no comprendía que era lo que su hermana veía en el horrible humano.

Dio un suspiro y observó a Shu cargando a un conejo sucio.

Y sin más se alejo de ahí.

.
.
.

Yo amo a Reiji, lo sientoooo.
Quería hacer una historia dulce y eso, pero se me ocurrió añadirle esto, jé.

¡Voten y comenten!♥

Señorita.[GenderbendDL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora