El arte de sentir

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Al día siguiente Jeongguk se despertó muy temprano para poder acomodar sus cosas y salir temprano a hacer el picnic que sus padres le habían prometido, irían a un campo lleno de flores amarillas de las que el joven Jeon había olvidado el nombre pero que eran sus favoritas ya que le recordaban los días más felices, siempre que iban a aquel lugar el niño se sentía aún más alegre que de costumbre, por supuesto llevaría a Jimin y a Yoongi consigo, ambos le eran inseparables, según palabras propias, uno no podía estar sin el otro por que compartían una conexión muy especial y se protegían entre ellos. Jimin cuidaba la fragilidad del cuerpo de Yoongi y este último cuidaba los frágiles sentimientos del primero.

El niño tomó con cuidado a Yoongi y a Jimin lo metió dentro de su bolsa dejando su cabeza afuera, subió al auto con sus juguetes favoritos y sus padres sonreían al ver a su hijo tan lleno de energía, pensaban que haberle regalado aquel muñeco de porcelana había sido una mala idea, pero viendo a Jeongguk cuidarlo en todo momento y acomodar el gorrito de tela fina supieron que había valido la pena, el más pequeño de los Jeon era un niño saludable y de buenos sentimientos, a pesar de ser solitario y tímido, sus padres sabían que tenía mucho que ofrecer, su madre le sacudió el cabello al sentirse conmovida de verlo acomodar a ambos muñecos en el asiento trasero tras asegurarse de que estaban bien sujetos, estaba segura de que sería un excelente hermano mayor.

Durante al camino en auto, los tres Jeon se notaban felices y Jimin podía notar eso a través de sus ojos de plástico, Yoongi se mantenía sin hacer ni un movimiento a su lado, su perfil se veía brillante y suave con la luz del sol impactando en sus pómulos y labios y haciendo que sus largas pestañas se vieran aún más abundantes, Jimin observaba a Yoongi asombrado, era una pequeña pieza que podía observar todo el día. Jimin era más bien tierno mientras que Yoongi era la definición de belleza.

Al llegar al prado lleno de flores, Jeongguk se encargó de tomar a ambos con cuidado y tras esperar que su padre acomodara la manta para que todos pudieran sentarse, acomodó como siempre a Yoongi en el mullido cojín y a Jimin justo adelante procurando que ninguno de los dos terminara dañado, los Jeon comieron alegremente y Jeongguk le pidió la cámara a su padre, le encantaba guardar en imágenes los momentos que más le hacían feliz, sus padres estaban conversando y sonriendo mientras el pequeño los atacaba con fotografías por todos lados, el paisaje también fue víctima de Jeongguk, al final tomó una foto de Yoongi y Jimin, pues creía que aquel paisaje de flores amarillas los hacía lucir casi vivos.

Jimin se sentía lleno de sentimientos cada vez que Jeongguk lo llevaba a aquel sitió que lucía hermoso en verano cuando la lluvia hacía lo suyo logrando que el pasto y las flores se vieran llenos de color y vida, le parecía increíble que algo tan simple con una pequeña flor tuviera vida, Jimin anhelaba algunas veces ser una flor pues de esa manera tendría una vida real y no aquellos sentimientos que al final eran parte de Jeongguk en su mayoría, propiamente Jimin no estaba vivo, si no que se sentía como tal, lo cual no es lo mismo. Observando aquel paisaje, Jimin pensaba que Yoongi tenía la belleza de cualquiera de las flores y a furia de la más grande las tormentas.

Yoongi y Jimin observaron entretenidos a Jeongguk tratando de atrapar mariposas mientras sus padres sonreían complacidos, el pequeño corría entras las flores y de vez en cuando se dejaba caer sobre la yerba, en uno de sus arranques de energía tomó a sus muñecos favoritos y los llevó a través del pasto y ambos se sentían parte del mundo del pequeño, los dejó recostados sobre la humedad del césped mientras él también se recostaba a su lado y los tres observaron el cielo con el sol golpeándoles en la cara, Jeongguk estiró su pequeño bracito observando sus propios dedos y Jimin deseó hacer lo mismo, aunque en su lugar tomo la manita de porcelana al lado suyo de manera discreta y de nuevo una pequeña sonrisa en el rostro níveo de Yoongi fue esta vez más obvia, su nariz perfectamente esculpida se arrugó un poco y Jimin pensó que si tuviera pulso, este ya estaría acelerado.

—Estoy muy feliz estando aquí, espero que ustedes también -Jeongguk habló de pronto y rió para sí mismo—. Supongo que no pueden escucharme, pero aun así, me siento cómodo hablando. Es un lindo día — la voz del pequeño era dulce pero su manera de hablar parecía denotar más edad de la que tenía.

La señora Jeon tomó una fotografía de su hijo recostado sobre las flores y deseó que le pequeño permaneciera de aquella manera para siempre, que fuera el inocente chico que cuidaba de sus muñecos, esperaba que su hijo siempre conservara aquella imaginación simple y bella.

La noche llegó más rápido de lo que hubieran deseado y Jeongguk se quedó dormido sobre el pasto abrazando a Jimin mientras Yoongi estaba cuidadosamente colocado a un lado y esa era una de las cosas que Yoongi envidiaba de Jimin, él estaba hecho de porcelana fina y Jeongguk siempre lo trataba con cuidado siendo gentil pero jamás dándole uno de esos abrazos que Jimin recibía siempre, tampoco podía unirse a sus juegos, él simplemente servía para adornar y ser apreciado, pero no para nada más.

El padre del pequeño lo llevó hasta el auto y su madre se encargó de llevar los muñecos y acomodarlos de manera descuidada sobre el asiento, Jeongguk durmió durante todo el trayecto a casa y Jimin tenía la necesidad de despertarlo de cualquier manera, pues Yoongi podía romperse con la brusquedad de los movimientos del auto, quiso protegerlo pero era inútil y sintió un nuevo sentimiento que no conocía cuando el auto freno en seco y Yoongi se impactó contra el suelo del auto, su madre de nuevo sin medir las consecuencia simplemente lo recogió y lo volvió a colocar en el asiento trasero, Jimin no sabía que era esa nueva forma de sentir, no era nada parecido a lo que antes había experimentado, no era un sentimiento positivo como alegría o sorpresa, se sentía mal.

Cuando llegaron a casa, Jeongguk despertó y tomó con cuidado ambos muñecos y tal vez estaba demasiado dormido para notar la grieta en uno de los brazos de Yoongi.

Porcelain and Poetry | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora