Grietas

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El ánimo de Jeongguk cada vez era peor, parecía que los sentimientos agradables poco a poco quedaban en el olvido, dejando en su lugar una irremediable sensación de tristeza y aburrimiento, Jimim y Yoongi sabían mejor que nadie que era lo que ocurría con el niño, ellos habían sido sus únicos compañeros en aquel padecimiento. Todos los días el pequeño llegaba a casa con indicios obvios de acoso e incluso de violencia leve pero no dejaba sacarle algunas lágrimas al pequeño, para ese momento había dejado de lado su periodo de rechazo a sus muñecos y en ese momento se sentía aun más apegado a ellos.

—Los niños no han dejado de molestarme, Taehyung les contó de que sigo jugando con ustedes y ellos siguen llamándome por apodos y mis padres están demasiado ocupados con la llegada de mi hermanita, no quiero molestarlos, Jimin —la lluvia caía y dejaba rastros de gotas en la ventana que Yoongi observaba mientras Jeongguk se mantenía llorando con Jimin entre sus brazos, ambos recostado en la cama del niño.

Yoongi había dejado de lado su necesidad de ser abrazado y en su lugar disfrutaba viendo a Jimin y a su pequeño amo siendo confidentes entre ellos, poco a poco se había encariñado con ambos de una manera que jamás hubiera imaginado estando en la casa de la abuela de su actual dueño, hasta ese momento jamás había sentido ni tenido noción de nada, el pequeño Jeongguk realmente le había otorgado sus sentimientos de una manera incomprensible pero de la que Yoongi estaba agradecido, le gustaba sentir y estaba seguro de que aquello también se debía a Jimin, con quien sentía que podían ser algo más que porcelana y tela.

La mañana llegó y las nubes anunciaban una lluvia, Jeongguk se despertó sin muchas ganas de ir a la escuela como era usual, le sonrió a Yoongi y bajó a desayunar no sin antes guardar a sus muñecos más preciados en el baúl. Miró a Jimin una última vez como pidiendo perdón antes de encerrarlos a ambos en aquella caja de madera.

—Lo lamento, Taehyung vendrá a jugar más al rato y no quiero que los vea, tengo miedo de que pueda dañarlos —después de decir aquello, cerró la puerta de su habitación y fingió una discreta sonrisa antes de llegar al comedor.

Cuando el autobús partió con Jeongguk, Yoongi y Jimin se las arreglaron para salir del baúl de juguetes aunque al final Jimin fue quien hizo la mayoría del trabajo porque la grieta en la manita de Yoongi era cada vez más grande, a pesar de que no habían tocado el tema, ambos eran conscientes de que cada vez que Jeongguk se sentía triste pequeñas grietas se abrían en los dedos y el brazo del muñeco de pálida porcelana. Al librarse por fin del baúl ambos se miraron con ansiedad pues no entendían por qué Jeongguk seguía aferrado a hablar con Taehyung y además no podían hacer nada para evitarlo.

No tocaron el tema de Jeongguk, en su lugar decidieron disfrutar de su rato juntos, a Jimin le gustaba cuidar de Yoongi y a este segundo le gustaba dejarse sentirle querido por el muñeco de cabello pelirrojo, lo único que podían hacer era enfocarse en sentir, todos los días que el niño se iba ellos se disponían a ser parte de las pequeñas simplezas del día a día, que eran aún más bellas estando juntos. Jimin estaba particularmente animado ese día pues a él le gustaba la lluvia porque esta misma le recordaba a Yoongi y más en ese instante en el que podía sentir su furia arrasar al igual que los relámpagos que se percibían a lo lejos.

—No puedo soportar esto —Yoongi comenzó a hablar poco a poco subiendo el tono de su voz— ¿Por qué tenemos que existir de esta manera? ¿Por qué no podemos hacer nada para ayudar a Jeongguk?

Jimin no quería contestarle pues estaba consciente de que eso sólo empeoraría las cosas, estaba seguro de que lo mejor era dejar que Yoongi se desahogara de alguna manera y dejara salir la tormenta que lo consumía por dentro.

—Somos piezas inservibles, nuestros sentimientos ni siquiera son nuestros, no podemos hacer nada más que existir de esta manera tan miserable. Yo quiero vivir, quiero sentir de verdad.

Sin decir nada, Jimin se colocó frente a Yoongi y tal como lo había pensado muchas veces, colocó sus brazos alrededor de su torso y sus brazos que se sentían fríos bajo la delgada tela de su camisa, según le había enseñado Jeongguk eso era un abrazo y a Jimin siempre le hacían sentir bien, supuso que Yoongi también necesitaba uno para calmar aquello que lo llenaba de angustia.

Al principio sólo sintió el cuerpo pequeño y duro de Yoongi sin ningún movimiento, pero se sentía bien, sentía que estaba protegiendo la fragilidad de la porcelana de la que estaba hecho. Por su parte, Yoongi se sentía de pronto sin aliento y como si Jimin se hubiera llevado todas las preocupaciones consigo, pues en ese momento solo le importaba seguir sintiendo el cuerpo de Jimin contra el suyo, se preguntó si esa sensación era cercana a estar vivo realmente pues de pronto lo atacaron recuerdos que no venían de ningún sitio en particular: la sonrisa de un chico, tardes de sentir la lluvia sobre los brazos, abrazos como esos, todo se acumulaba en su consciencia y le hacía sentir bien, pues esa era la esencia de Jimin, quien era el único capaz de calmar su ansiedad y sus desvaríos.

Cuando escucharon las pisadas en el pasillo, ambos se miraron con miedo y se alejaron de inmediato, pues no tenían contemplado que Jeongguk llegaría más temprano de la escuela y no les había dado tiempo de regresar al baúl, sin saber cómo reaccionar intentaron esconderse en algún sitio al recordar la advertencia de que Taehyung iría a "jugar" ese día, pero la puerta se abrió antes de lo pensado y sólo pudieron quedarse en el suelo inmóviles en espera de que no ocurriera nada malo.

Taehyung fue el primero en entrar a la habitación de Jeongguk y como un pequeño diablo comenzó a tomar todas las cosas del niño sin permiso, el pequeño sólo podía quedarse callado y sonreírle a Taehyung de vez en cuando, hasta ese momento no habían notado que Yoongi y Jimin estaban tirados debajo del escritorio hasta que el pie de Taehyung hizo crujir algo que hizo que Jeongguk corriera con terror al ver lo que había ocurrido.

—¡Pisaste a Yoongi! ¡Tú acabas de romperle la mano! —Jeongguk lanzó a Taehyung a un lado y recogió a ambos muñecos con lágrimas en los ojos, Taehyung lo miró molesto —¿Qué te sucede?

Jeongguk trató de contener sus lágrimas mientras Taehyung le intentaba quitar de las manos a sus preciados muñecos.

—¿Por qué crees que todos en el salón piensan que eres una niñita? —Taehyung tomó a Yoongi entre sus manos y lo movió bruscamente riendo —Si lo quieres de vuelta, debes prometerme algo.

—Le diré a mis padres, vete de aquí, déjame en paz —Jeongguk miraba con ansiedad a Yoongi pero Taehyung al ser mayor y más alto le hacía imposible alcanzarlo.

—Si les dices lo rompo —Taehyung de pronto dejó caer a Yoongi para luego atraparlo de nuevo—. Solo tienes que obedecer todas mis órdenes en la escuela, deberás llamarme hermano mayor y no le contarás a nadie, es fácil, ¿Te parece?

Jeongguk simplemente aceptó con un asentimiento y con una sonrisa Taehyung le devolvió a Yoongi con el brazo roto y la ropa arrugada, el menor lo tomó con ansiedad y casi comenzó a llorar de nuevo al ver lo maltratado que estaba, recordó que había prometido cuidarlo.

Jimin pudo sentir la furia de Yoongi y la tristeza de Jeongguk y aun así sentía que era su deber que ambos se sintieran mejor, lástima que el pequeño Jeongguk tenía otros planes para ellos y para sí mismo, la tristeza da lugar después al rencor y a la venganza y su pequeño amo ya se estaba cansando de los maltratos dejándose inundar por sentimientos más complejos y más oscuros.

Hasta las almas más puras tienen que aprender a ser crueles para no resultar heridas, eso era algo que Jeongguk comenzaba a comprender.

***
Sólo quedan dos capítulos más de esto, ¿Qué tal les está pareciendo la historia?

Porcelain and Poetry | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora