Cambios

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Con el paso del tiempo, Jimin y Yoongi habían aprendido y sentido muchas emociones muy distintas entre sí, Jeongguk estaba creciendo y con ello sus sentimientos eran cada vez más completos y complejos, tal parecía que su nueva escuela estaba trayendo hacia él muchos cambios, en su mayoría positivos, aunque no podían pasar por alto las veces que el niño regresaba a casa desanimado y con algunas lágrimas en los ojos amenazando por crear un llanto largo y duradero.

—Es muy difícil hacer amigos, Jimin —el pequeño tomo a su muñeco entre sus brazos—. Quisiera tener un amigo como tú y Yoongi lo son.

Jimin quiso limpiar sus lágrimas y darle palabras de ánimo pero sabía de sobra que no podía hacer eso, Jeongguk tenía que seguir pensando que ellos solo eran objetos inanimados, aunque el simple hecho de ver a su pequeño amo sufrir lograba hacer que deseara romper con todas las reglas, él quería ser el amigo que Jeongguk necesitaba y quería que las sonrisas del pequeño jamás se esfumaran de su semblante, pues Jimin debía cada una de sus emociones a su pequeño amo.

Jeongguk hizo sus deberes y se quedó un rato más observando por la ventana y contándole a Jimin y a Yoongi acerca de las constelaciones, la luna y los demás astros que existían a miles y millones de años luz de la Tierra, Jeongguk les explicó que eran aquellos puntos brillantes que estaban en el cielo.

—Esas que ven ahí son estrellas —señaló con su pequeño dedo—. La maestra me ha dicho que son las compañeras de la luna, pero yo leí que son enormes bolas de fuego que vistas de lejos parecen pequeños puntitos blancos, algún día me gustaría viajar al espacio.

Jeongguk siguió hablando con entusiasmo por un rato más y Jimin y Yoongi le escuchaban emocionados observando el cielo nocturno, viendo como poco a poco el pequeño se iba quedando dormido mientras seguía expresando sus más grandes sueños y su fascinación por los planetas. Yoongi comenzaba a sentirse aún más diminuto de lo que ya era, entre más escuchaba las palabras de Jeongguk, más se daba cuenta de que era insignificante, el mundo que él conocía no era más que una mota de polvo en comparación de todo lo demás.

Al final Yoongi observó como el pequeño se quedaba dormido abrazando con fuerza a Jimin y simplemente pudo recargarse a un lado de la cama sin perder de vista el cielo que le recordaba cada vez más que solo era porcelana y que las cosas frágiles no eran duraderas.

Dos semanas pasaron desde aquel día de en el que Jeongguk había querido tener un amigo y tal parecía que los anhelos del niño siempre se hacían realidad, pues un lunes durante el almuerzo le contó con ánimo a sus padres acerca del niño con el que había comenzado a hablar, su nombre era Taehyung y al parecer estaban igual de interesado en los planetas como él, sus mejillas se ensanchaban y dejaban ver aquella sonrisa infantil, después de desayunar fue animado a la escuela dispuesto a invitar a su nuevo amigo a jugar a su casa ese mismo día, por primera vez en semanas Jeongguk lucía contento de abordar el autobús hacia la primaria.

Mientras tanto, Jimin y Yoongi simplemente se sentaron donde siempre, el primero siempre al pendiente de las palabras de Yoongi, de sus sutiles movimientos apenas perceptibles debido a su simpleza y a las pequeñas pecas que marcaban el rostro pálido, esa era una de las cosas que a Jimin más le gustaban de Yoongi.

—Jeonggukie luce muy feliz, me alegro por él —Jimin dijo aquello y Yoongi asintió sereno, siempre que observaban a través de la ventana parecía perdido en un mundo completamente distinto al real.

Ninguno de los dos dijo nada más, normalmente sobraban las palabras y de cualquier forma no les parecía necesario seguir transmitiendo por palabras lo que era mejor dar a entender con acciones, así es como siempre terminaban tomados de las manos.

—Siento que en algún momento, pudimos haber sido mucho más que esto —Yoongi habló más para sí mismo—. Siento que en alguna otra época realmente pudimos ser humanos, tu y yo juntos en un mismo sitio como ahora, eso explicaría porque tu mano me tranquiliza y porque el cielo me trae recuerdos que al final no son nada.

Jimin iba a comenzar a decir algo cuando escuchó las pisadas subir por las escaleras, eso significaba que Jeongguk ya llegaría, además de que otra voz infantil le informó que no venía sólo, recordó la plática de la mañana, ahora tenía un amigo.

—Tu casa es genial, Jeongguk —al abrir la puerta los dos niños entraron con energía, y el nuevo amigo del niño comenzó a tomar todas las pertenencias del mismo mientras murmuraba palabras de asombro.

—Podemos jugar con lo que quieras —Jeongguk odiaba que desordenaran sus cosas, pero con Taehyung era diferente, incluso le dejaba elegir con que jugarían.

— ¿Estos son tuyos? —Taehyung tomó a Jimin y a Yoongi descuidadamente y dijo aquello con tono burlón—. Las muñecas son para niñas —y después rio fuerte.

—Son míos, son un regalo pero ni siquiera juego con ellos —sin borrar aquella sonrisa hueca, Jeongguk le quitó ambos juguetes de las manos y los puso en el baúl de los juguetes sintiéndose culpable.

—Juguemos con tu pista de carreras o podemos usar tu telescopio, ¿Qué tal con esto? —Taehyung de nuevo corría de un lado a otro sacando las cosas de Jeongguk y haciendo que este sólo pudiera decirle débilmente que no debería tomar sus cosas de esa manera.

Un nuevo sentimiento se anidaba en Jimin y Yoongi que aun estando encerrados en el baúl escuchaban lo molesto que era Taehyung burlándose de su pequeño amo y aprovechándose de su timidez para hacer todo a su antojo. Aquella nueva sensación era una de las más desagradables que habían sentido y Jimin de inmediato pensó en que Jeongguk se estaba sintiendo de la misma manera, pero simplemente sonreía y le seguía el juego a su supuesto nuevo amigo.

Cuando oscureció y Taehyung se tuvo que ir, Jeongguk suspiró aliviado y sacó a Jimin y a Yoongi del baúl, sonrió ligeramente y los dejó a lado de su mesa, esa noche lucía distinto, no les habló acerca de las estrellas o revisó la mano de Yoongi, ni siquiera lo colocó encima del cojín, simplemente durmió y por primera vez, Jimin no estaba en sus brazos.

—No me agrada, el nuevo amigo de Jeonggukie no me hace sentir bien —Yoongi habló y lejos de transmitirle aquel sentimiento cálido con sus voz, Jimin se sintió de pronto de la misma forma irritada, como si sus emociones estuvieran conectadas de alguna manera.

—Tenemos que hacer algo —fue la resolución de Jimin.

Y al día siguiente Jeongguk llegó con lágrimas en los ojos y las rodillas raspadas, no podían tolerar más de aquello.

Porcelain and Poetry | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora