Unos días después, Draco y Hermione estaban más tiempo juntos, en aquel mismo salón, se sentaban, platicaban, reían, ya no se ocultaban de nadie, se demostraban su amor entre clases, se sentaban juntos en el comedor sin importar que él fuera Slytherin y ella una Gryffindor. Harry y Ron habían aceptado su relación por el simple hecho que se veían felices. Draco estaba todo el tiempo posible con Hermione, quería evitar que este sola, la protegía de Blaise y le había pedido Harry que la cuidara cuando el no esté con ella, le había contado toda la verdad.
Que si no fueran enemigos de toda la vida, todos pensarían que Harry y Draco eran amigos, pues habían hecho una tregua por Hermione.
Ron no estaba contento con aquella relación, porque se dio cuenta que había perdido a Hermione y tal vez era para siempre, se dijo que era un cobarde por no haberle dicho lo que sentía.
Los días siguieron pasando, Lucius visito a Draco en el colegio, hablo muy seriamente con él, los rumores de su relación con la sangre sucia había llegado a oídos de Voldemort, el no creía semejante estupidez, su padre le había dicho que era solo para cumplir su misión, pero él estaba enojado como era posible que a pesar de todo lo que le había enseñado a su hijo salga con una sangre sucia, le dijo que tenía que terminar esa relación, porque si no iban a mandar a un mortifago a matar a Hermione y si no cumplía con su misión, el mismísimo Voldemort mataría a sus padres, también le informo que al día siguiente seria la batalla y el mismísimo Voldemort iba a entrar al colegio para acabar con todos los que ocultaran a Harry Potter.
Cuando su padre se fue, el fue a ver a Hermione, no le dijo nada trato que ese día la pasaran bien, sonreír lo mas que podía, porque sabía que mañana en la batalla tendría que dejarla o correría peligro.
Ese día se quedaron dormidos juntos en aquel salón, donde habían llevado un colchón, durmieron abrazados, a la mañana siguiente Draco le hizo un regalo a Hermione, era un collar de oro que tenía el grabado de una serpiente y en la parte de atrás tenia las iniciales de su nombre D.M.B Hermione se emociono por su regalo, estaba feliz de estar enamorada y estar con él era lo mejor que le había pasado.
Draco Te amo –dijo Hermione mientras le daba un beso fugaz en los labios.
-Yo también Hermione, ¡quiero pedirte que me prometas algo! –dijo el rubio mientras tomaba una de sus manos.
-Lo que tú quieras –le dijo Hermione que con la otra mano tenia agarrado el collar del rubio.
-Quiero que me prometas que serás feliz siempre, a pesar de lo que suceda –dijo el rubio
-Claro, a tu lado siempre seré feliz –dijo ella, los ojos estaban quedando brillosos.
-Hermione quiero que dentro de un rato, me hagas caso, si te digo vamos a un lugar para que estés a salvo lo hagas –le dijo el rubio
-¿Por qué me dices esto? –pregunto la chica, sus ojos reflejaban tristeza y estaban brillosos por las lagrimas que amenazaban por salir.
-En un rato mas abra una batalla, yo quiero mantenerte a salvo –dijo Draco.
-¿Ya le avisaste a McGonagall? –pregunto preocupada Hermione parándose de golpe de donde estaba.
-No, yo le dije a Potter lo que sucederá, pero estoy seguro que el hará lo correcto –dijo Draco.
-Pero yo tengo que ayudar, son mis amigos –dijo Hermione exasperada por la noticia.
-Hermione por favor, prométeme que dejaras que te ponga a salvo, corres grave peligro y Harry y Ron están de acuerdo conmigo –dijo el rubio preocupado porque Hermione no acepte su promesa.
-Pero Draco, no puedo –dijo Hermione que abrazo a Draco y guardo su cara en su pecho, el, la estrecho y le suplico que aceptara su promesa. Después de un rato la chica asintió, cuando de repente escuchar mucho ruido, salieron y vieron a los alumnos corriendo por todo los pasillos, y figuras encapuchadas lanzando hechizos y matando a todos a su paso.
Draco no sabía qué hacer, no quería que ningún mortifago le vieran con ella, porque la matarían, tenía que hacer algo.