Bajé un par de tonos el volumen de la televisión, escuchando muy levemente a Spencer, de Pequeñas Mentirosas, tener unos de sus tantos ataques de pánico, al escuchar el sonido de la llave girando en la cerradura de la puerta.
— ¡Ya estoy en casa! —grita mi madre dejando las llaves en el pequeño mueble de al lado de la puerta.
— Ya te vi. —la respondo riendo levantándome del sillón para ir a darla dos besos. —¿Qué tal hoy?
— Tranquilo. Bueno, todo lo tranquilo que se puede estar en la sala de Urgencias. —rueda los ojos, haciéndome reír.
Deja las cosas en el mismo lugar donde Michael y yo solemos deja las mochilas y se adentra en la cocina, divisando al instante la jarra, aún repleta de limonada, sobre la isla de la cocina. Ella me mira con el ceño fruncido y yo la sonrío mientras le sirvo un vaso.
— Mickey está en el jardín. —la anuncio sentándome sobre la encimera y observo cómo mi madre, con el vaso en la mano, camina hasta la puerta de cristal, antes de abrirla, mi madre se queda quieta y gira sobre sus talones para mirarme.
— ¿Me puedes explicar que hacen dos adolescentes semidesnudos en mi jardín y porqué uno de ellos es mi hijo mayor? —yo suelto una carcajada ante su mirada llena de picardía y confusión. —¿Primer día y ya has triunfado, pequeña ligona? —su comentario me hace sonrojarme, aun que cierto es que de ligona no tenía absolutamente nada.
— Es el nuevo compañero de Mike. —explico. —Había otro rubio, pero se fue a las ocho a recoger a su novia. —continúo, bajándome de la encimera y caminando hasta ella. —Se llama Kyle y se ha pasado la tarde recogiendo sapos de la piscina.
Me mira con una ceja levantada y yo río. —En mis tiempos no había chicos así.
— ¡Mamá! ¡Le sacas veinticinco años! —ella ríe y sacude la cabeza.
— Sólo era una observación...
— Pues déjalas para la consulta, señorita. —ella ríe y sacude la cabeza, hace un gesto hacia Kyle y después me mira con complicidad. —No es mi tipo. —respondo antes de que pueda decir lo que tenía pensado. —Y aunque lo fuera, sabes que no, mamá.
Me quedo en la cocina mientras mi madre sale a saludar amablemente. Kyle no tarda en ponerse la camiseta y sonreír a mi madre.
Giro sobre mis talones y encuentro mi móvil sobre la encimera de la cocina. La última vez que lo había visto fue al hacer la limonada y después de haber pasado diez minutos buscándolo, me rendí. Casi salto hacia él al verlo.
*April ha creado el grupo Somos Divas*
April: Por fin tenemos un grupo, Andy, me siento importante :')
Andy: No lo eres, zorra.
Hola:) :Yo
Andy: ¡Hola Jane!
April: Qué efusividad, conmigo no eres así. ¡Crisis matrimonial, Andrew!
Río ante el mensaje de April y alzo la vista, sacudiendo la cabeza.
Me encuentro de frente con el rostro de Kyle, al otro lado de la isla, mirándome extraño. Finalmente se encoge de hombros y se acerca a donde estoy parada para coger la jarra y servirse algo más de limonada.
— Hola. —saludo, bloqueando el móvil y mirándole extrañada.
— Jane, ¿verdad? —pregunta y yo asiento con la cabeza lentamente. —Esta mañana podrías haberte metido en un lío de no ser por mí. Ese chaval es sudoroso, pero también imbécil. —comienza de pronto, haciéndome entreabrir lo labios de la sorpresa.
— Pues gracias. —respondo, él deja salir una sonrisa de sus labios ladeada y fija su mirada en mí.
— Deberías de atarte los cordones y... no andar tan despistada por los pasillos. —continúa. —Lo próxima vez quizá no esté allí para ayudarte. —chasca la lengua y yo levanto un ceja algo molesta.
— No quiero sonar grosera, pero no creo que te necesite para defenderme. Sé hacerlo solita. —me cruzo de brazos y él ríe sacudiendo la cabeza.
Juro que si no fuese unos quince o veinte centímetros más alto que yo, ya la habría partido esa cara de modelo de Calvin Klein que tiene.
— No lo parecía cuando empezaste a balbucear como un bebé asustado. —añade frunciendo las cejas. —En realidad eres como una mezcla de bebé y Dory, la de Buscando a Nemo.
— Sólo dijiste un par de palabras y el tipo se marchó. —coloco la mano en la encimera y la otra sobre mi cadera y le enfrento. — No tiene gran mérito.
— Eh... —ambos giramos la cabeza hacia la puerta del jardín cuando mi hermano carraspea. —Mamá ha dicho que pidamos pizza para cenar. ¿Te quedas, Kyle? Es lo menos que podemos hacer después de ayudarme. —coloca una mano en su hombro amistosamente y sonríe.
Le dedico una mirada a mi hermano de fastidio y de nuevo devuelvo la mirada a Kyle, quien me ve con una sonrisa llena de suficiencia.
— Me encantaría, Mike. —dice pasando un brazo por los hombros de mi hermano. —Pero no puedo, tengo unos asuntos pendientes en casa. —añade, y por dentro estoy saltando de la alegría, realmente no quiero tenerle en mi casa ni un segundo más, era la definición materializada del machito creído. —¿Te parece si mañana vengo y terminamos? —pregunta mirado mi hermano con la amabilidad que minutos atrás no había tenido conmigo. —Luego por la tarde podría enseñarte los mejores lugares de Santa Mónica. —ahora su mirada vuelve a mí. —Se podría venir tu hermana. —Mike sonríe.
— Me parece un buen plan, ¿verdad? —el entusiasmo de Mike salía por sus orejas y yo solo quería cerrarle la boca. —Jane estaba muerta de ganas por salir a conocer un poco.
— En realidad no. —digo rápidamente. —¿Para qué ver Santa Mónica pudiendo estar en casa viendo la televisión? —mi hermano sabe que miento. No le hace falta ni lanzarme una mirada para saberlo.
— Cierto... mañana ponen Buscando a Nemo en la tele. —vuelve a sonreír inocentemente Kyle.
Dios mío, si escuchas mis plegarias, haz que se tropiece y se rompa algún diente.
— Tú te lo pierdes, Jane. —sentencia mi hermano con una notable voz de molestia. —Mañana por la tarde salimos. ¿Viene Eric? —pregunta, ignorándome por completo.
Capullo.
— Creo que sí. Quizá venga con Lauren y traiga a un par de amigas. —ambos sonríen y no de una forma amistosa sino como gatas en celo. Repugnante. —Ponte el bañador, iremos a la playa. —apunta Kyle para después mirarme. —¿Seguro que no quieres venir? Te sentías como pez en el agua.
¿He pedido algún diente, Dios? Quise decir todos.
— Tengo que irme. —dice dando una palmada.
Gracias al cielo.
Suspiro aliviada mientras Mike y yo le acompañamos a la salida.
— Despídeme de tu madre, Mike. —le pide en tono amable. Mi hermano sonríe y golpea su hombro en señal de despedida.
Yo alzo la mano y sonrío falsamente. Mientras atraviesa la puerta y la cierra tras él. Miro a mi hermano pero él sacude la cabeza de lado a lado, aún molesto, y sube las escaleras de dos en dos directo a su habitación.
***
¿Qué opináis sobre Kyle? ¿Algo que añadir?
Att: Marta :)
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Mr Arrogant
ChickLitMudarse a California parece ser la mejor idea del planeta. A no ser que un Dios Griego arrogante y estúpido pretenda arrebatarte a tu hermano. Pero Jane no lo permitiría.