27. Esto no está bien...

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—Jane. —mi madre me toca el hombro y yo le dedico una mirada rápida. —¿Me puedes explicar porque llevas tres días sin hablar con Mike? No me gusta veros así, sois hermanos. —sacudo la cabeza y mi madre casca la lengua.

— Mike contó una intimidad mía a April. —digo cortante. No es como si quisiera que mi madre se enterara de todo lo que había ocurrido en Kentucky. Para ella, la razón por la cual Matthew dejó de venir a casa fue porque discutió con Mike, pero no se imaginaba que la realidad era mucho más distinta a lo que ella pensaba.

—Bueno, April es tu amiga, ¿qué más da? —pregunta metiendo un zumo y una manzana en una bolsa de papel para dármela.

Mi madre hoy tenía día libre, eso significaba que podríamos comer los tres juntos. Puede que sea algo normal, pero cuando tu madre trabaja de jefa de urgencias, es mucho más complicado de lo que parece. Habíamos acordado salir a comer juntos, dar un paseo por Santa Mónica. Los únicos que habíamos conocido la ciudad en condiciones en el mes que llevábamos aquí, habíamos sido Mike y yo, sin embargo, mi madre, sólo sabía el camino de casa al hospital y del hospital a casa. Por ese motivo era lógico que quisiera indagar en la situación tan tensa en la que mi hermano y yo estábamos.

Podría decir que Mike hizo el intento de hablar conmigo cuando llegué a casa, pero no fue así. Me estaba esperando en el porche, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Durante toda la tarde había mostrado el interés por saber dónde estaba y si podíamos solucionar las cosas, pero todo cambió cuando me vio bajar del coche de Kyle. Descruzó los brazos y se adentró en la casa sin dirigirnos la palabra ni a mí ni a Kyle.

— El hecho de que sea mi amiga no quiere decir que alguien pueda contarle mis cosas sin yo saberlo. Si hubiera querido contarle algo, lo hubiera hecho. Mike no es quien para meterse en mi vida. —mi madre abre mucho los ojos cuando responde de esa manera tan fría. No la culpo, ¿quién me iba a decir que las cosas con mi hermano fueran así?

— Desde que estamos en Santa Mónica sólo es veo discutir. —confiesa. —Sé que es un cambio repentino, que echáis de menos a vuestros amigos y vuestra vida de Kentucky. —estaba totalmente confundida. —Me siento enormemente culpable por haberos hecho pasar por este cambio. ¿Qué clase madre soy si no paso tiempo con mis hijos y hago que se enfaden? —mi madre se deja caer en la banqueta de la cocina, derrotada.

Arqueo una ceja y la miro. Es cierto que no estaba acostumbrada a verla tan poco. Había días que cuando ella llegaba de trabajar, nosotros ya estábamos durmiendo. O cuando se iba, nosotros nos encontrábamos en clase. Era duro, sobre todo teniendo en cuenta la estrecha relación que habíamos tenido siempre. Sin embargo, no podía culparla por ello. Su trabajo es su pasión, y tras lo ocurrido con mi padre, trabajar en el hospital había sido una liberación para ella. Era jefa del equipo de enfermeras de urgencias, y lo amaba. No podía privarle de ello, su trabajo la había ayudado a superar la marcha de mi padre y, cuando le ofrecieron el puesto en Santa Mónica, pude respirar tranquila. Se iban a acabar los sustos, las sorpresas y sobretodo el miedo. Sin embargo, no nos esperábamos que Mike y yo fuéramos a chocar tanto.

—Mamá, no es tu culpa. —comienzo, tocándole el hombro. —Mike y yo estamos en esa edad tan mala. —digo dejando salir una risa nerviosa. —Es normal que discutamos, pero se arreglará. Te lo prometo. —le doy un beso en la frente y ella sonríe.

— De todas formas, haré que todo esto se solucione, cariño. —añade dándome finalmente la bolsa y haciendo un ademán para que la guarde en la mochila. —Ve con cuidado, mi vida. —asiento con la cabeza mientras camino hacia la puerta.

— Por cierto, eres una madre increíble. —mi madre sonríe ampliamente y cierro la porta detrás de mí.

Mike está apoyado al Range Rover de Kyle, hoy quiso dejar su R8 en casa. Están hablando a través de la ventanilla del copiloto, y Mike hace aspavientos mientras Kyle niega con la cabeza. Parece intentar hablar, pero mi hermano no le deja.

Mr ArrogantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora