(Tao) Drabble III - La oveja negra

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La oveja negra.

"Incluso si los otros te juzgan por ser diferente, tú tienes tu valor."



Zitao, un muchacho de dieciocho años, estaba parado en el techo de un edificio, observando la distancia de su próxima víctima a ser asesinada. No le gustaba mucho usar armas, pero como su objetivo era alguien importante, él no podía acercarse para romperle el cuello... Pero una sniper resolvería el problema.

Su jefe no le había dicho exactamente quién era o por qué la víctima tenía que ser asesinada. Pero Zitao jamás lo cuestionaba.

Zitao no recordaba mucho de su infancia, ni siquiera sabia cómo había terminado en una organización que entrenaba niños para volverlos asesinos. Sus maestros siempre evitaban el asunto y Zitao pensaba que no había problema en no saber de dónde venía o hacia donde iba. Él no tenía nada que lo sujetara a lugar alguno.

Cuando el joven completo los diez años recibió la visita de la familia mafiosa más importante de toda China. Ellos le dijeron que habían escuchado hablar de sus talentos como asesino – aunque tuviera poca edad –, y le dieron una noticia que cambió su vida para siempre.

Zitao tenía tres años para entrenar para ser guardaespaldas del único hijo de la poderosa pareja.

El chico sonrió, mirando su objetivo a través de la mira de su arma. El objetivo estaba rodeado de custodios, que miraban a todos lados de manera nerviosa, sin sospechar que el peligro estaba encima de ellos. El teléfono del chico vibró en su bolsillo.

"Tao." Una voz firme habló del otro lado de la línea. "¿Ya disparaste al blanco?"

"Aún no, líder." Zitao dijo con una voz que sonó más infantil de lo que deseaba. "Me acabas de interrumpir..."

"Ah, lo siento Taozi. Después de que acabes allí, encuéntrame en mi oficina, ¿ok?" El otro parecía un poco nervioso y Zitao sonrió, cortando la llamada sin responderle a su líder. Zitao era el único que tenía ciertos privilegios con el jefe.

Tao volvió a mirar al objetivo por la mirada del arma y disparó solo una vez, acertando de lleno en la cabeza del hombre de mediana edad, que cayó pesadamente al suelo. Mientras el caos se instalaba en la calle, Zitao desmonto el arma rápidamente y lo guardo en la mochila, corriendo hasta la escalera central del edificio en el que estaba, descendiendo con velocidad las gradas.

El asesino aún recuerda de como sus colegas de entrenamiento lo miraban cuando el abatía un objetivo. Ninguno necesitaba decirle al chico que los otros lo consideraban una aberración. Su manera de matar normalmente tenia refinamientos de crueldad, nunca demostraba cualquier señal de excitación o algún sentimiento de culpa. Zitao realmente creyó que era una aberración durante mucho tiempo, creyendo que no tenía emociones.

Hasta que conoció a Kris.

Zitao sonrió mientras decencia las escaleras del edificio, corriendo a la mayor velocidad que podía, al recordar como conoció al mayor. Kris también lo trato mal durante algún tiempo, pero Zitao lo entendía... Después de todo: ¿quién aceptaría sin reclamar que un guardaespaldas fuese tres años menor que su protegido?

Durante algún tiempo, Zitao escondió sus emociones de Kris. Forzaba siempre un rostro serio y nunca le mostraba siquiera una sonrisa. Solo cuando el mayor de los dos sufrió un atentado y casi murió fue que Zitao finalmente quebró su máscara.

En aquella ocasión, Zitao lloró por primera vez en su vida.

"¿Ya estás en camino?" Kris preguntó cuando el moreno atendió el celular que vibraba nuevamente en su bolsillo.

"Si, el objetivo cayó. ¿Qué necesita, líder?" Zitao preguntó, sonriendo maliciosamente cuando alcanzo su moto BMW negra, en el estacionamiento del edificio en el que estaba.

"A ti." Kris dijo serio, sonando un poco avergonzado y colgó el teléfono.

Zitao encontraba adorable el modo en el que Kris intentaba ser cariñoso a veces, siempre fallando miserablemente.

El asesino dio marcha en su moto y tomó rumbo al edificio donde compartía un lujoso apartamento con los otros miembros de la organización. El recuerda muy bien el día que ellos huyeron de China y tuvieron que comenzar una nueva vida a partir de cero en Corea. Zitao pensó, sorprendido, mientras esquivaba algunos autos en el camino, que él ya estaba con Kris hace ya cinco años. Siendo su guardaespaldas, amigo y amante.

Zitao no se sentía más fuera del nido. Él, ahora, formaba parte de algo mucho más grande y poderoso que su organización la que lo entreno durante la infancia, la cual le enseño todo lo que él sabe hoy, podría siquiera imaginar en ser algún día.

Zitao, ahora, formaba parte de una familia. Unida y mantenida por el crimen, claro, pero –aun así – una familia. 

Lo que precede del Caos [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora