(Xiumin) Drabble VI - El gato, el gallo y el ratón

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El gato, el gallo y el ratón.

"Nunca confíes en las apariencias."

Kim Minseok siempre aparento ser más joven de lo que realmente era. Durante algún tiempo intentó hacer de todo para verse más viejo: se dejó crecer la barba, se dejó el cabello corto, uso gafas... Pero nada realmente funcionaba, él aun parecía un niño de doce años. Ahora, con veintiún años, él aparentaba tener como máximo catorce.

A pesar de todo, Minseok descubrió que era ventajoso para él, aparentar ser menor.

Él ahora estaba en un bar, esperando que sus clientes se acercaran. No mucho tiempo después ya tenía algunas personas a su alrededor, conversando y riendo.

"¡Lo mismo de siempre, Xiumin!" Una chica habló riendo y Minseok le entregó un pequeño paquete que contenía cocaína. Ella le entregó el dinero y se marchó con la droga.

Minseok, o Xiumin (como es conocido por sus clientes y colegas), es traficante de drogas desde los quince años de edad. Pasó la infancia en Corea, sus padres trabajaban para el tráfico de drogas cuando fueron ejecutados sin explicaciones o razones aparentes frente al pequeño niño.

Después de la muerte de sus padres, Minseok creyó que se libraría de ese mundo, ya que había sido mandado a China, para vivir con sus abuelos. En esa época, Minseok tenía solo diez años.

El problema comenzó cuando el chico recibió la visita de un hombre con traje, diciendo que trabajaba en el banco, les entregó una orden de desalojo a sus abuelos. Para que él y su familia no terminaran viviendo en las calles, Minseok no vio otra alternativa que la de abrazar el mundo del crimen que unos años atrás se había llevado a sus padres.

Jamás le contó a sus abuelos sobre la deuda, haciéndose cargo de los problemas solo, les llevó los papeles del banco y les pidió que lo firmaran, diciéndoles que eran pruebas en las que había sacado una nota inferior a la media. Los ancianos ya cansados por la edad, apenas firmaron, mientras sus manos temblorosas sostenían con dificultad la pluma.

Después de un tiempo en el tráfico, Minseok consiguió pagar la deuda de la hipoteca de la casa y, se ve, hasta empezó a gustarle lo que hacía.

Fue a través de las drogas que conoció a Luhan, Kris y los otros miembros de la organización. Él realmente no podría quejarse de su vida, ya que él era feliz sus hermanos de la organización. Lo único de lo cual sentía falta era de sus abuelos. Cuando fue obligado a huir de China a Corea, hace dos años, con Kris y los otros, dejo una grande cantidad de dinero a sus abuelos, porque sabía que probablemente nunca más los vería.

"Gracias." Dijo el último cliente de la noche, saliendo del bar. Minseok tenía solo unos pequeños paquetes con LSD cuando salió del bar ya de madrugada. Encendió un cigarrillo y comenzó a fumar mientras caminaba por una calle pequeña, yendo hasta el estacionamiento pago donde estaba su auto.

"¡Hey!" Escuchó una voz masculina detrás de él, pero continúo caminando. "¡Hey, chica, detente!"

Minseok estaba acostumbrado a los estúpidos drogadictos, pero ser llamado chica ya era demasiado. Arrojó el cigarrillo y giró, buscando el origen de la voz. Era dos chicos, más altos que el mismo Minseok. Ellos no tenían nada que aparentase peligro para el traficante de drogas, pero parecían un poco alterados.

"¡Es un hombre!" Uno de ellos prácticamente grito, riendo enseguida.

"Es un niño, no un hombre." El otro respondió como si fuese obvio. Minseok suspiró, quedándose quieto esperando que ellos se aproximaran. Él quería probar una teoría.

"Dame todo lo que tengas, mocoso. Nadie te mando a salir de madrugada solo." Uno de los hombres habló picoteando a Minseok en la frente. El traficante dio una sonrisa minúscula, que pasó desapercibida por los otros.

"Pero... pero yo solo tengo unas cosas que mandaron a vender, por favor, no me lastimen." Minseok habló con voz infantil, forzando una expresión atemorizada.

"Dame lo que tienes." El mismo hombre que le toco la frente extendió la mano, mostrando una palma sucia.

Minseok abrió la mochila y tomó los pequeños paquetes de LSD que le sombraron aquella noche. Colocó toda la droga en la palma de la mano del hombre y observó mientras el mismo y su compañero hablaban animadamente entre susurros. Ellos pasaron de Minseok, pero antes de continuar su camino, uno de ellos le dio algunas palmadas amigables en el hombre al 'niño'.

"Te estamos librando de algo muy malo. Nos agradecerás algún día."

Cuando los hombres le dieron la espalda a Minseok, él dio una gran sonrisa mientras sacaba su revolver que estaba dentro del cinturón del pantalón, antes escondido por un buzo largo. Disparo una bala certera en la espalda de cada uno de los hombres, que cayeron al suelo con un ruido sordo. El traficante se acercó a los dos moribundos, uno de ellos aún estaba vivo... Pero no por mucho tiempo. La sangre salía por el agujero de la bala que atravesó su cuerpo.

Minseok recogió los paquetes pequeños de las sustancias ilícitas que vendía y miró al hombre que aún estaba vivo.

"¿Librarme de algo malo, eh?" Se rió, volviendo a seguir su camino, caminando por la calle estrecha y pasando por los cuerpos. "Malo solo si es para ustedes..."

Minseok sonreía mientras levantaba el brazo, saludando a los hombres caídos como si diese un adiós.


Lo que precede del Caos [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora