Después de esos años [Fairy Tail] || EDICION ||

Capitulo II

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Habían corrido por mucho tiempo, hacia un lugar algo apartado. Los tres chicos estaban tratando de recuperar el aire que habían perdido, antes de comenzar una muy seria conversación.

–¿Estas bien Nash?

Despidió preguntar Storm a lo que ella asintió en silencio. Ver a su padre así de repente, hizo que una tormenta de sentimientos la invadiera. Quería golpearlo, abrazarlo, contarle toda la verdad, decirle "papá", pero sabia que nada de eso podía ser posible hasta que hablara con su mamá.

Sacudió su cabeza eliminando esos pensamientos y se centró en lo más importante: gritarle a Storm.

–¿¡Me puedes decir en que estabas pensando!? ¿¡Solo tienes hielo en el cerebro o que!?

–N-Nashi querida, p-puedo explicarlo.

–Oh no, a mi no me tendrás nada que explicar. De eso se encargará mi madre.

Su cara se volvió pálida de manera inmediata, pensando en todas las posibles torturas que podría realizar su "querida tía". Eso causó que un frío le recorriera la columna.

–Creme que papá y mamá no se quedara atrás.

Dijo Silvia mientras sonreía divertida.

–Valí madres.

–Tranquilo, te daremos una tumba apropiada. Así que será mejor que nos vayamos a casa cuanto antes.

Lucke comenzó a empujar a Storm a hacía la estación de trenes, cosa que lo hizo fruncir el ceño.

–¿Eh?¿Estas de broma? Yo no me voy a ir.

Todos parpadean analizando lo que había dicho.

–No podemos quedarnos.

–Hermano, nuestros padres nos van a matar.

Dijeron Lucke y Silvia.

–¿Acaso nunca quisieron experimentar las historias que nos contaban nuestros padres? Esas aventuras que finalizaban cuando otras empezaban.

Inmediatamente quedaron mudos mientras miraban al piso. Haciendo que el chico volviera a hablar.

–Nash, Lucke, ¿Nunca quisieron saber como era su padre?

Esto hizo que los mellizos apretaran fuerte los puños, llenos de frustración.

–Vamos chicos, llegamos hasta aquí. Hagamos que esto no sea en vano. Cualquier castigo que venga después, por que... yo amo Fairy Tail.

Los tres levantaron la mirada, llena de determinación.

–Bien Fullbuster, tu ganas, pero solo por un tiempo.

–¡Si!

El chico saltó de alegría. Contagiando a los otros tres.

Rápidamente, después de conversar otro poco más, se devolvieron al gremio a punto de dar la gran noticia de que unirían.
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Ciudad de Hargeon.

Un hombre de a penas unos treinta y tantos estaba desesperado buscando algo dentro de una casa. Era un verdadero desastre, entre papeles y comida.

Resignado se sentó en un sillón mientras trataba de calmarse un poco.

–Los dejamos solos por una semana ¡Y esto es lo que hacen!

–Calma Gray, ya los encontraremos.

Lo ánimo una mujer rubia, mientras trataba de mantener la compostura.

–¿Si? Dile eso a Juvia.

La mujer miró hacía atrás, encontrándose a la nombrada con aura asesina... eso si que la hizo temblar. Cuando se hablaba de disciplina, ella era la mejor.

–B-bien, solo tenemos que encontrar ideas de donde puedan estar.

La rubia comenzó a buscar cosas en los cuartos de los chicos, hasta que encontró cierta cosita que les podía servir: una libreta.

–Bingo.

Lo saco de debajo de la cama y comenzó a ojearla, viendo varios documentos y notas del periódico, todas hablando de la misma cosa: el gremio Fairy tail.

–¡Mierda!

Murmuró por lo bajo, para luego correr a la salita en donde estaban los otros dos.

–¿Creen que podamos hacer otro viaje?

Ambos la miraron con algo de recelo.

–¿Hacia donde?

–Magnolia.

La peli azul casi se desmaya. Hacia mucho tiempo que ese lugar ko salía dentro de sus conversaciones y ahora no quedaba más remedio que afrontar su pasado de frenton.

–Creo que nos volveremos a ver, Natsu.

Las manecillas del destino volvieron a andar, justo en donde se habían quedado, donde dos almas unidas por el hilo rojo, se volverán a ver.

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Los chicos llegaron nuevamente a las entradas del gremio, volviendo a llamar la atención.

–¡Bien!¿¡Donde esta ese viejo!?

Todos voltearon a ver a Laxus que se estaba tomando una cerveza en una esquina del gremio.

El hombre lo miró con cara de fastidio, pensando en las mil y una razones que tenía aquel azabache para molestarlo, pero lo que venía no se lo esperaba en absoluto.

–Estos tres quieren unirse a nuestro gremio.

Los tres chicos pasaron al frente con una sonrisa, dándole vida a aquel lugar que estaba marchito hace ya un tiempo.

El rubio sonrió satisfecho.

Espero que estés mirando esto, abuelo.

Pensó para sus adentros mientras iba a buscar el sello para hacerles la marca de su gremio.

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