Capítulo 4

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Han pasado dos semanas y me encuentro fatal. No aguanto más pesadillas. Mi madre está empezando a notar mis ojeras.
Hoy en el instituto, Carla me ha saludado. "No sé por qué me importa ¡Odio todo esto!¿Que narices me está pasando?!". Sarah dice que parece que llevara días sin dormir  y que debería descansar. Nadie sabe de mis horribles sueños.

Son casi las seis de la tarde y no puedo estar tanto tiempo en casa sin darle vueltas a todo en mi cabeza, así que vuelvo a salir sola. Esta vez, en vez de ir por mi ruta habitual, me dirijo al bosque. Estoy cansada de tenerle miedo y de que sea el escenario de casi todas mis pesadillas. "Son tan reales... que asusta. Pero tengo que enfrentarme a ello como sea. A lo mejor, eso hace que vuelva a dormir bien".
Corro y corro a través del bosque sin saber realmente qué hacer ni a donde ir. La impotencia puede conmigo y las lagrimas empiezan a rodar por mis mejillas. Tropiezo y me desplomo en el suelo. Lloro desconsoladamente hasta que vuelvo a notar ese silencio estremecedor igual al de la otra vez. Una mirada a mi alrededor en busca de una posible salida, me hace darme cuenta de que estoy completamente perdida. Algo como la vez anterior ocurre, pero ahora me quedo escuchando en vez de huir. Un aullido de "¿lobo?" pone fin al silencio congelador. "¿Lobos? ¿Aquí?"
Me levanto, me limpio un poco quitándome las hojas que se me han pegado a las piernas y sigo andando sin importarme lo perdida que estoy.
Después de unas cuantas horas paseando, oigo unas voces...de dos... "¿Chicas? imposible". Me escondo detrás de un árbol y pego el oído en su conversación
-Oh, vamos... Es guapísimo. Dijiste que era horrible- la primera chica, pelirroja, de piel muy blanca y ojos anaranjados parece coqueta por su forma de moverse.
-Lo dije y lo repito ahora. Es un idiota. No puedes pensar así, tenemos trabajo que hacer- centro la vista y me fijo en esta segunda chica. Es exactamente igual que la otra. Parecen...gemelas.
-Tenemos que volver, estamos casi en la frontera y nos están esperando para ir a buscarla otra vez. "¿La frontera?¿Quiénes son estas chicas?"
Ellas empiezan a andar e intento seguirlas sin que me vean. No paran de mirar para atrás pero no parecen notarme.
-Eli, ¿no sientes algo raro?- "No, no, no, no, no"
-¿Tú también? Hablemos con Charlotte. Rápido.
Y, de repente, las pierdo de vista un momento, y se han esfumado como por arte de magia.
Sigo andando un poco, mirando al suelo y pensando si alguna vez he visto a esas chicas. Pero alguien choca contra mí fuertemente. "Espera, ¿Alguien? ¿Quién?" Y caigo al suelo. En seguida un chico me ofrece la mano sin decir nada. La acepto un poco aturdida. Su piel está muy caliente. Es como si tuviera una energía imposible de explicar con palabras que te inspira confianza. "Es guapísimo". Me suelta bruscamente la mano cuando me levanto y se asegura que estoy estable.
Mi móvil suena, y cuando lo saco, él ya no está.
Mi madre me llama
-¡Vuelve a casa! ¡Ya!- "ups, se ha hecho un poco tarde".
Y me cuelga.
Consigo activar el GPS y vuelvo en un abrir y cerrar de ojos.
Esa noche vuelvo a tener pesadillas. Parece que ir al bosque no ha ayudado, aunque me levanto pensando en la extraña situación de ayer.

Salgo de casa a las 7:30 para llegar a tiempo andando a clase y pongo la música en mis auriculares a todo volumen para intentar evitar escuchar mis pensamientos. Llego justo después de Carla y Derek, que siguen sin hablar con nadie, aunque ya no son el centro de todas las miradas;todavía de muchas, pero no de todas.
Los dos vuelven a mirarme como al principio, cuando paso por su lado. Aunque Carla me sonríe y me saluda con la mano, Derek le hace un gesto que la baje y susurra algo que le quita la sonrisa a su prima.
En la comida, y durante el resto de día, sigo ausente. Intento encajar todas las cosas que me están pasando. "¿Quiénes eran las chicas?¿Son de aquí?Nunca las había visto antes ¿Qué hacían en medio del bosque y quién es Charlotte? Y lo más importante... ¿Quién es él? El chico guapo, de ojos acaramelados, pelo rubio oscuro ondulado, facciones dulces y piel muy caliente".
-Bianca, ¿por qué sonríes así?- Sarah. "¿En serio estaba sonriendo?"
-No es nada- no se queda conforme pero no sigue preguntando. Espero que lo olvide y lo deje pasar.
A la salida, cuando recojo mis cosas, Sarah me agarra del brazo y me lleva a un sitio donde nadie nos escucha.
-Eh, tú. Se acabó ¿Qué te pasa?- "¿Qué le digo?"- Contéstame, sé que te pasa algo y me estas enfadando.
-No es nada- me mira esperando a que le cuente la verdad. Y lo hago. Bueno, puede que deje fuera algunos detalles.
Sarah salta de alegría.
-¿En serio? ¿Un chico?¡Y no me habías dicho nada!
-El tema no es ese. Es el bosque. Tiene algo extraño.
-Sí sí, lo que sea. Te veo hoy a las cinco
- Espera, ¡¿Qué?!- "No puedo creer lo que va a decir"
- ¡Para ir al bosque tonta!- sale corriendo a toda prisa- ¡Adiós!
-Ehh, no puedes....- pero ya se ha ido.

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