Volutas de sombra

Encuentro inesperado

La tarde está genial. Los comercios están abarrotados. Fuimos al veterinario y dijo que sólo necesitaba reposo y una medicina. Ahora estamos en un restaurante chino. Las chicas se atiborran con fideos y cerdo agridulce, no me extraña, comen tan poco en el castillo sólo para no perder la compostura. Yo pedí unos dim sums. Me quedo mirando alrededor y le doy un bocado a Sócrates para que no se muera de hambre.
Salimos sobre las 18:30 y vamos a por telas, pasteles etc.
Pasamos por el autobús de donaciones y para mi sorpresa, Dante está fuera en la puerta de la sastrería.
Intento evitar contacto visual pero es imposible con los gritos de mis doncellas al ver a Dante.
Para el colmo el parece que sabe del efecto que ejerce sobre el sexo femenino, no se corta un pelo y se planta delante de nosotras.
- Buenas tardes preciosas muchachas- dice descaradamente.
- Buenas tardes- dicen ellas babeando.
- Baronesa, no la he oído saludar- añade arqueando una ceja.
- Ni falta que hace- mascullo
- Nos podrían dejar a solas?- pregunta a las chicas.
-Claro- responden.
Se alejan.
-Bien, baronesa- dice serenamente.
-Qué?- pregunto maleducadamente.
-Según mis fuentes usted irá a la academia local el lunes.
-Puedo saber por qué te interesa tanto mi vida privada?
-Porque da la casualidad que yo también estudio allí.
-Nos veremos en el baile- añade enigmáticamente.
Se aleja.
Esto me ha dejado muchas incógnitas abiertas.