capitulo 26.

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Miro el móvil antes de salir y nada, ni una llamada ni mensaje de Ryan. Me estoy replanteando acabar con esto, me da pena acabar con 3 años lleno de tantos buenos momentos. No lo quiero dejar sólo porque no me llama, sino porque estando aquí dentro no lo echo de menos tanto como debería y eso me asusta.

Subimos al autobús donde nos llevan al aeropuerto. Si, ¡Nos vamos a París! ¿no es genial?

Estamos ya sobre el aire, Rose está temblando y me tiene la mano agarrada tan fuerte que me hace hasta daño.
Nunca ha montado en avión, es su primera vez.
-Voy a por agua - me levanto y me mira con ojos de cachorro.
-No me dejes sola - río al escuchar esas palabras.
-No tardo ni cinco minutos - asiente y voy hacia atrás. Veo donde están sentados Marcus y Kol. Marcus está pegado a la ventana y al verme sonríe.
Kol esta escuchando música en su propio mundo.
-Eh, tu - digo dándole un golpe en la oreja a Kol para que me eche cuenta.
-¿Que haces loca? Estaba en el mejor momento de la canción - dice y Marcus rie.
-Pues Rose está ahí alante como una loca del miedo que tiene y creo que en algún momento se va a arrancar todo ese pelo rosa de la cabeza - digo con una sonrisa y Marcus rie a carcajadas. Kol asiente con una sonrisa y se levanta. Se va hacia alante y se sienta en el que era mi sitio.
-¿Tantas ganas tenías de estar sentada a mi lado que has sacado esa excusa?- pregunta Marcus con esa sonrisa tan odiosa.
-Ahora me tocará aguantarte - pongo los ojos en blanco y ambos reimos.

Llegamos al hotel (tenéis una foto del hotel en la multimedia) sobre las ocho de la tarde, nos han dejado lo que queda de día libre y ya mañana vamos a visitar todo.

Dejo las cosas en la habitación que comparto con Rose y voy a investigar el hotel.

Después de dar muchisimas vueltas encuentro una habitación con la que distraerme. Es como un sótano, hay muchísimas cajas unas encima de otras y muchísimo polvo. Enciendo la luz y no puedo creer lo que ven mis ojos. ¡Un piano! Vale, os voy a contar un secreto. Me gusta cantar y tocar el piano, lo hacía de pequeña con mi padre y seguía cantando y tocando con el meses antes de que muriera. Eso sólo lo sabe Rose, ni Ryan se ha dado cuenta de mi "pequeño secreto", y eso que hemos ido ido muchas tiendas donde había pianos y me he quedando mirandolos como loca.
Le quito un poco de polvo y me siento para comprobar si suena. Toco las notas musicales y suenan como canto angelical. Ahora estoy metida en mi mundo.

Marcus
Voy a la habitación de Alex y me abre Rose.
-¿Y Alex? - Rose se cruza de brazos y sonríe.
-¿Eso es lo que tienes que preguntarme? ¿Ni un Hola ni nada? - dice riendo y me rasco la nuca.
-¿Sabes donde ha ido?- pregunto y niega con la cabeza.
-Se fue hace una hora a ver el hotel , ya sabes como es ella, tiene que verlo todo - ambos reímos.

Creo que le he preguntado a 20 personas si ha visto a Alex y todos me han dicho que no. Una persona no ha podido desaparecer de la faz de la tierra en la última hora ¿no?
Escucho un piano sonar seguido de alguien cantando y frunzo el ceño. ¿Que es eso?
Voy en busca de ese sonido, viene del sótano. Esto es lo típico de las películas de miedo donde ahora entro y me matan ¿no?
Abro la puerta e inmediatamente me quedo con la boca abierta.

Alex
Se abre la puerta y, para mi sorpresa, es Marcus. Con la boca abierta. Mirándome. Fijamente.
TIERRA TRAGAME.
-Ho-Hola - intento decir pero ni siquiera me salen las palabras. La persona que menos quería que supiera de esto era Marcus y me ha pillado justo cuando estaba cantando. Que vergüenza.
-¿La que cantaba eras tu?- pregunta alzando una ceja y miro hacia el suelo. Esto es el karma o algo ¿no?
-Ssssssi - asiento y se hace el silencio.
-¡JODER! Cantas genial, no conocía esa faceta tuya - dice y se perfectamente que mis mejillas están ahora mismo inyectadas en sangre de lo rojas que las tengo.
-Ya bueno - digo levantándome y salgo del sotano. Marcus me sigue.
-¿No querías que me enterase?- pregunta y empiezo a andar más rápido.-Alex, Alex espera - dice y me agarra del brazo.
-Que - digo mirando al suelo otra vez. Me agarra de la barbilla para que levante la mirada hacia sus ojos. Sus preciosos y a la vez odiosos ojos azules.
-No tienes porque avergonzarte de esto. Cantas y tocas genial, joder, eres increíble - dice con una sonrisa y sonrio.

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