LA CAJA.

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Habían pasado días sin que nadie viera u oyera de Skylar, ni siquiera Hanin, nadie había escuchado nada más que silencio después de días de llanto detrás de sus puertas. Ninguna doncella entraba, ni la princesa salía. Las bandejas de comida se retiraban intactas como al llegar, lo único que faltaba en ellas era el agua. A pesar de lo que la mayoría pensaba, ella no estaba encerrada por la orden de su padre, sino por su dolor.

Se encontraba en la cama, envuelta en mantas de seda y cojines mullidos. Ya nadie la escuchaba llorar porque ahora lloraba en silencio. No tenía apetito ni concebía descanso, cada vez que cerraba los ojos e intentaba conciliar el sueño la imagen del retrato cubierto de su madre ardiendo en llamas le venía a la mente. La puerta se abrió, Skylar imaginó que sería un sirviente llevando sus alimentos, pero una vez más carecía de apetito.

-Mi dulce niña. -La cálida voz de Osir intentaba atraer su atención. -Su majestad a levantado el castigo hace ya un par de días y no has siquiera salido de la cama, ni probado bocado, te he traído algo de comida, anda y come algo.

Osir descansó la bandeja en un mueble cercano y tomó asiento junto a Skylar, su piel parecía mucho más pálida de lo normal, su brillo habitual se había esfumado y en su lugar había piel seca, sus cabellos rojos realzaban sus ahora opacos e inchados ojos, y bajo éstos había unas negras ojeras pronunciadas, sus labios estaban resecos y parecía estar ausente.

-Sky, mi niña, debes comer algo. -Insistió Osir. Con mucho esfuerzo pudo encontrar su voz.

-No tengo apetito. -Dijo con voz apenas audible y la mirada perdida. Osir dejó escapar un suspiro lleno de preocupación.

-Cariño, no puedes seguir así, mírate, estás muy delgada y lívida. -Skylar no la miraba, se sentía devastada, derrotada, le importaba poco si lucía como él mismo infierno, ella solo quería estar sola.

-No me siento bien, Osir, por favor, déjame sola. -Pidió.

-Me iré si prometes que comerás algo. -Skylar la miró, parecía muy triste y le dolió verla así, la preocupación se abrió paso entre sus muchos sentimientos y llegó a su corazón.

-De acuerdo. -Concibió. Se incorporó y Osir colocó la bandeja sobre sus piernas. Había frutos, queso, uvas y pan, también zumo y vino. Skylar tomó su desayuno por primera vez en varios días y aunque al mirarlos imaginó su rico sabor, al comerlos no le supieron a nada. Cuando terminó, miró a Osir un poco mejor y se le escapó un leve sonrisa. -No te vayas. -Le dijo al verla levantar. -Quédate conmigo. -Pidió. Osir, le sonrió cálidamente y, dejando la bandeja de lado, regresó con ella.
Skylar apoyó la cabeza sobre el regazo de su nana y mientras ella acariciaba sus cabellos, cayó en un profundo sueño.

Skylar abrió los ojos y se encontró sola, un olor floral le embargaba la nariz y se incorporó. Salió de la cama y fue al cuarto de baño, Osir colocaba velas aromáticas por todos lados al rededor de la bañera.

-Buenos días, mi niña. -Dijo Osir al verla parada en el umbral.

-Buenos. ¿Cuánto tiempo dormí? -Preguntó al mirar el ventanal, pues parecía que no había pasado mucho, el cielo seguía del mismo tono rojizo que ella vio al quedarse dormida. Osir le regalo una sonrisa.

-Has dormido un día entero. -Respondió despreocupada.

-¿Un día entero dices? Se sintió como un pestañeo. -Exclamó sorprendida.

-Bueno, mi niña, ese era tu cuerpo recuperando fuerzas. Estoy preparándote el baño, puedes desayunar mientras termino. -Dijo con expectación. La verdad era que Skylar seguía sin apetito, pero ver a su nana preocupada por ella no era una de las cosas que le gustasen, así que asintió.

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2018 ⏰

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