Capítulo I.

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- Las personas tienen el don de ser tan vulnerables y crueles a la vez, con unas cuantas palabras podemos matar o salvarle la vida a alguien, siempre y cuando esta persona quiera la ayuda que se le ofrezca. Hay que tener en claro que somos seres vivos y sentimos, amamos, lloramos, reímos. Pero como todo, tenemos un limite, una persona no debe de sufrir tantas perdidas, ya sea de los seres queridos, amor o lo peor, la perdida de fe; cuando esto llega a pasar es muy difícil que esta persona pueda volver a sentirse feliz o encontrarle el sentido a esta vida -.

Recuerdos pasaban por mi cabeza como si estuvieran reproduciendo una pequeña película dentro de mi, podía ver las burlas de mis compañeros del colegio, podía recordar el ver a mis padres adoptivos llenos de heridas y sin respiración por causa de un accidente automovilístico, podía ver a mi hermanastro humillándome y promocionándome con sus amigos como si yo no valiera nada o como si fuera una prostituta, me veía incontables veces llorando en la tina llena de agua preguntándome ¿por qué me pasaba esto?, ¿por qué a mi?, ¿quiénes eran mis padres y por qué me hicieron esto?, ¿por qué a nadie le importaba lo que pasara conmigo?, veía la sangre salir de mi cuerpo a causa de pequeñas autolesiones. Al recordar todo esto, todo lo que eh tenido que pasar y el por qué quise tomar esta decisión de terminar de una vez por todas con todo el dolor de mí alma, mi estomago se revolvía, mis manos sudaban y las lagrimas rodaban por mis mejillas, mis pies se tambaleaban por toda la orilla de el edificio; un sollozo salió y así sin mas, perdí el equilibrio y mi cuerpo comenzó a caer, un sentimiento inundo mi cuerpo, no sabia cual era no lo había sentido antes pero era algo acompañado de un arrepentimiento, cuando creí estar cerca de desplomarme sentí unos brazos alrededor de mi cintura, y vi como mi cuerpo se elevaba en el cielo alejándome cada vez mas de el edificio. No entendía que estaba pasando, quise girar mi cabeza para intentar ver lo que ocurría pero al hacerlo caí al piso, me voltee y vi a alguien parado frente mío, era tan hermoso, con sus ojos azul celeste, sus labios rosados, su cabellera rubia y sus alas extendidas color negro, no me espante aunque no sabia por qué, era todo lo contrario, me sentía tranquila, me sentía segura. Me pare, vi a mi alrededor y note que estábamos en el patio delantero de una muy linda casa, esta ya parecía antigua, tenia detalles como de un castillo en sus paredes y en verdad me gustaba, regrese mi mirada a él y le pregunte ¿qué era?, el solo me miro, bajo su cabeza, me tomo del brazo, abrió la puerta y me metió a la casa, para llevarme la sorpresa de que habían más como él.

Regina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora