Los vi, ahí parados, los 4, mi corazón latía de una manera desesperada, mi cuerpo temblaba y las palabras no lograban salir de mi boca. El rubio me observaba detenidamente mientras que los otros chicos tenían gestos de intriga en sus rostros. De repente empecé a sentirme mal, algo mareada y sin aviso me desmaye.
Desperté en mi habitación, no sé cómo carajos llegué ahí pero lo hice, bajé las escaleras al escuchar un ruido proveniente de la cocina, se suponía que no había nadie ya que mi hermanastro había ido a una fiesta y se quedaría a dormir ahí con alguna chica seguramente.
-¿Qué hacen ustedes aquí y cómo supieron dónde vivía? -las palabras salieron espontáneamente de mi boca.
-Es la ventaja de ser diferente, cariño -contestó el de ojos pequeños y cabellera negra.
-Cállate Calum -dijo inmediatamente el de ojos color hazel.
-No podíamos dejarte ir sin... -dijo el de cabellera roja que inmediatamente fue interrumpido por mi.
-Sin que se aseguraran que no dijera nada, no tengo a quién contárselo y aunque fuera así no lo haría -dije mirando al rubio el cual tenía cara de preocupación, aunque no creó que fuera por eso exactamente.
-¿Nos tienes miedo? -preguntó al fin el de ojos azules.
-No. Si hubieran querido hacerme algo ya lo habrían echo, seria algo estúpido esperar.
Antes de que alguno de ellos contestará, la puerta se abrió e inmediatamente entró James, mi hermanastro. Impulsivamente voltee a ver a los chicos y estos no tenían nada detrás de sus espaldas, se veían completamente normal.
-¿Cuánto le vas a cobrar a tus amiguitos por acostarse contigo? -dijo el imbécil al entrar.
-Alguien te a ganado en ser un idiota Calum, y no solo eso, el tipo que ves aquí no debe descansar, ya es su naturaleza. -dijo el de cabello rojo acercándose intimidante hacía mi hermanastro lo que provocó que este se alejara un poco.
-Diviértete con tus amigos, yo me voy, por cierto, te traje un regalito -dijo sacando unas bolsitas con marihuana y aventándolas a la mesa hacía mi dirección.
El ruido de la puerta azotándose fue más cómodo que el silencio que provoco después de que nos quedamos solos de nuevo en la habitación. Mis ojos se aguadaron, intentaba no llorar, nunca me a gustado que me vean hacerlo, pero esto era de todos los días y ya estaba harta.
-Gracias -susurre apenas.
-No hay de qué -dijo con una pequeña sonrisa de apoyo.
-Si no les importa, quisiera estar sola -respondí antes de no aguantar más y romper en llanto.
-Entendemos -dijo el de ojos Hazel y los chicos avanzaron hacía la puerta detrás de ellos, el de ojos azules se quedo mirándome un momento con una expresión rara en el rostro, como intentando descifrar qué pasaba y después siguió su camino.
Al escuchar el golpe de la puerta que hizo al cerrarse me desplome al suelo y las lagrimas empezaron a rodar, me detuve un segundo a pensar en lo que esos chicos habían echo, en como el de pelo rojo me defendió, en que me trajeron a mi casa en vez de dejarme a la deriva por ahí y sobre todo en el rubio, en por qué hizo lo que hizo, ¿por qué salvarme si no me conocía?, ¿por qué elegirme a mi?, ¿y por qué era tan misterioso? pero la pregunta del millón, ¿qué eran?.
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Regina.
Science FictionUna dura decisión, acabar con su vida, para muchos esto sonará como algo catastrófico, para ella no, al fin y al cabo no tiene nada que perder. Pero algo la hará cambiar de opinión, bueno, más bien "alguien". Una dura verdad, un nuevo mundo, una nue...