°Capitulo 2°

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Jordan era consiente que estaba a punto de armar un escándalo, pero sus prioridades eran justificadas. Mayormente se consideraba un hombre paciente –una mentira que no se creía ni él mismo –, pero estaba dispuesto a poner sus cartas sobre la mesa a toda costa. Su respiración era agitada y cada impulso un aleteo de adrenalina. Esta vez Rodrik tendría que escucharlo, y nada ni nadie lo detendría.

«De ser necesario pondré unas malditas cadenas en las ventanas. De esta no se  escapa».

Ambas manos se posaron sobre las amplias puertas del estudio y descargó su euforia sobre estas.

—¡Traigo noticias!

Rodrik lo había escuchado llegar, de hecho, lo había escuchado subir las escaleras de dos en dos, pero su voz estridente de todas maneras le hizo pegar un brinco sobre su asiento, regando por poco la taza de café sobre el escritorio.

—Pero joder, ¿Siempre tienes que entrar de esa forma?

—No seas gruñón, sabes que es mi toque.

—Llegas tarde. ¿Lo sabías?

—Sí, lo sé, lo sé. Pero eso no es lo importante ahora —Jordan se acercó con el entusiasmo marcado en cada paso—  Traigo buenas nuevas.

—Ay, no otra vez — su mano se deslizó lentamente por su rostro, llenándose de paciencia.

—Vale, en realidad no son buenas noticias si consideramos el contexto. Sé que quizá no debería emocionarme, pero oye, ¡Tuve una persecución de locos! Incluso me siento mal por haberlo disfrutado de esa manera, ¿Debería sentirme culpable?

—Jordan.

—Tienes razón, eso no va al caso. Lo importante aquí es que eran desertores, Rodrik. ¡Cerca de nuestro territorio! —sus palmas se estamparon sobre la mesa para reafirmar su punto —Y esta vez estoy un sesenta por ciento seguro.
Estaban persiguiendo a un chico indefenso a las afueras del bosque, y todos estaban transformados. ¿Me vas a decir que eso no tiene pinta de un ataque?

—Jordan...

—Tenemos que hacer algo. He estado planeando una táctica de defensa si algún día se presentaba esta situación. Solo tenemos que solicitar a unos cuantos voluntarios para realizar primero una investigación en cubierto. ¿O tú que piensas? —la cantidad de emoción que expulsaba por los poros era arrasadora—¿Vamos directamente a la acción como en los viejos tiempos?

—¡Jordan!

—¡No he terminado! Ellos...

Rodrik dejó caer su taza de café contra el suelo, provocando así que su querido segundo al mando cerrara el pico de una buena vez.

Un silencio un tanto prolongado se instaló entre ellos y Jordan quedó estático sobre su sitio.  Reaccionó a los segundos parpadeando algo confuso, arqueando una ceja en dirección a los trocitos en el suelo. 

—Uy... — Una bombilla se iluminó sobre su cabeza y sus dedos lanzaron un chasquido. Ya sabía lo que su alfa estaba tratando de decirle —¿Más café? 

—No —. Retomó tras guardarse un gruñido —Lo que estoy tratando de decirte es que...

La puerta fue abierta en ese instante y la atención de ambos cayó sobre la hermosa mujer de cabellera pelirroja. Ingresó a paso elegante sin perder porte o el ritmo, incluso después de maniobrar con unos cuantos papeles que leía distraídamente entre sus manos.

—Cariño, ya me hice cargo de los muchachos del bosque. Al parecer todo se trató de una broma pesada después de la escuela. Los dejé ir con una advertencia luego de que le devolvieran su estela al chico, no quería lidiar con sus padres y absolutamente no quería lidiar con un montón de gruñidos en la oficina, sin ofender.

El enigma de la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora