El Primer Beso no se Olvida

BODA Y UN POCO MAS

BODA Y UN POCO MAS

"Cuando uno se enamora,

Las cuadrillas del tiempo hacen escala en el olvido,

La desdicha se llena de milagros,

El miedo se convierte en osadía

Y la muerte no sale de su cueva.

Enamorarse es un presagio gratis,

Una ventana abierta al árbol nuevo,

Una proeza de los sentimientos,

Una bonanza casi insoportable

Y un ejercicio contra el infortunio..."

Mario Benedetti

Sara cerró el libro y cerrando los ojos suspiró, este nuevo día pudiera ser un día cualquiera para otros, pero para ella representaba el comienzo de una vida nueva, el comienzo de una vida al lado del hombre que amaba, abrió los ojos y observó su habitación ahora desprovista de sus pertenencias, solo un libro, algunas pertenencias que ya se encontraban en una caja y lo necesario para arreglarse para ese día, eran la única prueba de que ese cuarto alguna vez fue suyo. Se levantó de la cama y echo un vistazo a todo su alrededor, se preguntó dónde estaba la nostalgia, pues todo lo que ella sentía era la emoción de empezar un día que sería, el intervalo; la mejor división entre una Sara soltera y una Sara casada, volvió a suspirar y se prometió a sí misma no perder el control, ni exaltarse demasiado, este sería su día, y nada ni nadie, le haría sentir otra cosa que no fuera felicidad por el paso que estaba a punto de dar.

2 horas más tarde:

-          ¿Dónde está Rebeca? ¿Por qué no está aquí todavía? — preguntó desesperada, su amiga le había pedido que la dejara acompañarla en la limusina que la llevaría hasta el parque donde se llevaría a cabo la ceremonia, y Sara estaba a 30 minutos de dejarla, Celia terminaba con su cabello y su madre le había avisado que todo estaba listo y que Anthony ya se encontraba en el parque.

-          Hay perdón ella me mandó un mensaje avisándome que Matías pasaría por ella — Sara se llevó las manos a su rostro lamentándose, su amiga de seguro, a lo mucho, llegaría para escuchar el sí acepto.

-          ¿Y hasta ahora es cuando me avisas?

-          Nadie estaba disponible y a la hora que te lo dijera te pondrías histérica, así que, que más da — Sara tomo su móvil y marco el número de Matías.

-          ¿Dónde estás? — le preguntó a este atender.

-          Llegando a tu edificio — le respondió de lo más relajado.

-          ¿Qué tan llegando?

-          A unas 10 cuadras — la nerviosa novia negó con la cabeza, si bien reconocía que estaba muy ansiosa, Matías podía llegar a ser una verdadera piedra en el zapato con respecto a la puntualidad, aun y cuando se tratase de una boda.

-          ¿Cuánto te tomara llegar?

-          Allí está el problema.

-          Te escucho.

-          Hay una cola tremenda.

-          Pues entonces dile a Rebeca que si quiere irse conmigo tendrá que correr hasta aquí.

-          ¿Con esos tacones? — le preguntó su amigo queriendo parecer preocupado, Sara tenía claro que el no apreciaba la importancia del asunto, en fin, cosa de hombres, en especial los de la sub especie de Matías, era su amigo y lo quería, pero a veces podía ser tan exasperante, salvo por el recién adquirido conocimiento de la situación con Celia, siempre había hecho gala de su apatía por lo serio y la responsabilidad más allá de los aspectos laborales a los que se dedicaba en cuerpo y alma, pero una vez afuera de las puertas de su empleo, seguía siendo un niño sin deseos de crecer.