Entre los pasillos se oían las horas pasar, se podían oler los segundos negros y podridos.
Miradas sin retorno columpiaban el miedo, voces sin boca dormitaban los sentidos.
Sí que lastiman, los lamentos sin llanto y el sollozar conscripto sin lágrimas ni sonido.
Huyen, las palabras que debieron ser dichas, no había razón para guardarlas.
Herida, el ave que no puede volar, chirría, su canto hermoso y no será más, no.
El aire sin alas revoloteando se quedó, un corazón sin emociones despertó.
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Mil Y Veintiún Poemas Sin Leer ©
PoésieCuarto poemario que escribo, todos los poemas aquí expresados son los que tenía bajo mi cama, en una libreta roja, en la oscuridad, nunca antes han sido leídos en voz alta, esto poemario es el otro yo.