El relato de mi hermanito

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Allá,
dónde se unen las paredes,
la claridad no llega,
se mueven las manchas,
manchas que parecen sombras
con ojos sin luminosidad,
hechos de humo oscuro,
me dice que me acerque,
pero mi respuesta siempre es
«no»
cuándo cierro mis ojos
escucho lo que nadie debe
me toca lo intangible
siento escalofríos
sí los abro
vislumbro la tiniebla humanoide
de casaca negra y sombrero alto
sin piel en sus manos
carente de lengua en su boca
admiro al destino de todos
allí, tan cerca cómo lejos
con aromas a flores de averno
y voz de ejército
un tacto sutil
tan sublime su llegada.
Sin respiración aparente
cual toro enfurecido
denota el silencio
y con mirada callada
gira si rostro hacia la noche
con voz de mando
le dicta a los susurrantes
e igual que se apaga la llama tierna de una vela
desaparecieron
se esfumaron
la luna ya no me supo a insomnio.

Mil Y Veintiún Poemas Sin Leer ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora